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La modelo Gisela Berger contó que el ex candidato presidencial Daniel Scioli le pidió que se hiciera un aborto. “En tres meses hablando del tema nombró todos los sinónimos sobre esa palabra, incluida esa. Lo primero (que dijo):  ‘Hay algo para tomar para hacer que esto baje ¿No existe algo?”

Berger habló después de que Scioli se sentara en el sillón de Jorge Rial en televisión y dijera que será papá a los 60 y que eso le causaba “mucha emoción”.

La contradicción entre el discurso público contra el aborto y la opción de usarlo en la vida privada mostró la doble moral que impera en el país: en Argentina casi medio millón de mujeres vive embarazados no deseados y debe abortar en la clandestinidad.

Berger salió a hablar cuando se enteró de una supuesta infidelidad del ex gobernador con una mujer del ambiente de la farándula. Entonces hizo públicos los detalles de cómo fueron las primeras semanas de su embarazo. Contó que se manejaban en silencio, que estuvo tres meses practicamente encerrrada, y que “Necesitaba hacerme análisis, pero era un tema porque no me los dejaba hacer. Hasta que consiguieron una persona de confianza”.

“Es complejo el tema: suena a él interviniendo en la decisión de ella. Y eso habla de una gran hipocresía y de una falsa moral. Incluso porque después él blanquea la situación de su paternidad. Y no se trata de que sea una figura pública o privada. Son muchos los que tienen esta falsa moral, en especial los profesionales de la salud”, dijo a Cosecha Roja Raquel Vivanco, de la Coordinadora Nacional de Las MuMaLá, Mujeres de la Matria Latinoamericana. Según los cálculos, hoy en la Argentina hay unas 480 mil mujeres al año que tienen embarazos no deseados. “Ante estos números vemos que la falsa moral está creciendo en un tema que desde hace unos años dejó de ser tabú en el país”, agregó.

Varios proyectos de ley a favor de despenalizar el aborto intentaron discutirse sin éxito en el Congreso. Mientras, las mujeres están expuestas a riesgos por recurrir a lugares clandestinos o ser criminalizadas por los profesionales de la salud y la justicia. Según un estudio citado por Amalia Arias Gozurreta, en colaboración con el equipo de Economía Femini(s)ta, se estima que en la Argentina se realizan al menos 460 mil abortos inducidos al año, lo que se traduce en aproximadamente 52 por hora o 0,86 por minuto.

“Las feministas y las que trabajamos temáticas de género estamos lamentablemente acostumbradas a un trato particular de algunas temáticas en algunos medios de comunicación. En lugar de debatir, se rodea la anécdota, como ocurre con este tema”, explicó a Cosecha Roja Micaela Ferraro, senadora provincial por el Frente Renovador. “Me parece significativo, más allá de quién sea, que hay varones que dicen a viva voz que están en contra del aborto, sin embargo puertas adentro, en la intimidad, lo creen una opción. Y eso abre un árbol de significantes: si bien pareciera ser que en lo público es algo que está vedado, la anécdota de ayer hizo que los medios estén a cada rato hablando del aborto como una posibilidad”.

Hace dos meses la justicia liberó a Belén, una joven de Tucumán presa por un aborto espontáneo. En los medios la trataron de asesina y hasta revelaron su identidad. Un mes atrás, Mariana Rodríguez Varela (la hija del ex abogado de Videla) se hizo viral por pedir que, antes de “matarlo”, “colguemos al bebito del balcón” en clara oposición al aborto.

“Si mañana a una mujer que está en los medios le pasa algo con su embarazo, ¿la justicia la va a investigar? ¿La va a poner en tela de juicio?”, dijo Ferraro.

padreDurante la campaña en la que compitió contra el actual presidente, Scioli declaró públicamente contra el aborto: “Estoy en contra de la legalización de la marihuana y en contra de la legalización del aborto”.

Para Julieta Saulo, fundadora de Las Casildas, “hay un doble juego ‘puertas adentro-puertas afuera’. Se muestra cómo accionamos puertas para adentro y lo que decimos puertas para afuera. Y es muy simbólico además que, en este caso, sea un varón y con poder. No es cualquier varón”.

Ferraro es cuidadosa al hablar de la posición del varón en relación al aborto: “Nosotras somos las únicas que podemos decidir sobre nuestro cuerpo de la manera más absoluta. Es el cuerpo de nosotras el que se deforma y que pare, el que sufre cuando nacen. Lo que saca a la luz esta anécdota es que no se puede seguir negando una realidad. Y lo peor de todo es que el segmento de mujeres que tiene recursos no pone en riesgo su vida y sí lo hacen las más pobres. Las estadísticas ofrecen datos de muerte materna pero no de mujeres que tienen complicaciones, que quedan internadas. De este anecdotario, debemos sacar la conclusión de que el aborto es una discusión que nos debemos”.

El affaire Scioli-Berger desató la polémica: un varón poderoso le dice a una mujer que aborte y tres meses después cuenta que será padre en la tele. En su cuenta de Twitter, la periodista Mercedes Funes se preguntó: “¿Se entiende el nivel de violencia machista de un señor que te invita a hacerte un aborto y después sin consultarte cuenta por tele que estás embarazada?”.

Luciana Sánchez, abogada y militante del Colectivo de Lesbianas Feministas por la Descriminalización del Aborto, propuso otra interpretación.

“Se estigmatiza otra vez la situación del aborto. Se pone a la que desea abortar en el lugar de la mala. Se muestra que hablar de aborto es algo que se debe hacerse de manera indirecta. Se sigue hablando del aborto como una mala palabra”, dijo a Cosecha Roja. “Puede ser que Scioli haya ejercido violencia machista al pedirle que aborte, aunque no conozco el detalle de la situación. Pero en cualquier caso sería violencia machista decirle que aborte o que no aborte”.

Saulo cree que es “una muestra más de las situaciones que tienen que pasar, atravesar y transitar un montón de mujeres. Es tristísimo”, dijo. “Es lo de siempre, estigmatizarnos a las mujeres. En este caso con doble discurso: ‘Voy a ser papá y soy un sexagenario’ pero puertas adentro le pido a mi compañera que interrumpa su embarazo”.

“No quiero generalizar acerca de un caso que se hizo público pero si preguntamos en nuestros espacios qué opina cada uno, es difícil que tanto varones como mujeres se reconozcan como militantes en favor del aborto”, dijo Micaela Ferraro. A Luciana Sánchez le preocupa el lugar en el que queda la posibilidad del aborto. “En esta opereta mediática, aborto es igual a maldad, y ése es el estigma que aparece justo cuando comienza la campaña electoral. Ella tiene el rol de usar ese estigma: “él es malo porque me dijo que aborte o él es malo porque está a favor del aborto”.

En todo caso, necesitamos hablar de aborto, de maternidad y de deseo. “Mujeres y varones se oponen al aborto. Desde muy pequeños todos somos formateados en roles, por ejemplo de madre. Creo que nos merecemos una discusión seria porque nos estamos perdiendo de mucho”, dijo Ferraro.