EmbarazadasLucíaVelaCubaCosecha Roja.-

Julieta se dejó llevar por la situación y gritó. Estaba en pleno trabajo de parto en una clínica privada porteña. Una enfermera escuchó desde el pasillo, abrió la puerta y preguntó:

– ¿Qué está pasando? ¿Por qué grita?

Le dolía, tenía contracciones, estaba asustada, no tenía información, nadie le decía lo que le estaban haciendo. Lo único que pasaba era que estaba a punto de tener a su hijo. “¿Cómo puede ser que a alguien le resuene que una parturienta grite?”, dijo a Cosecha Roja Julieta Saulo, fundadora de Las Casildas.

La obstétrica es un tipo de violencia de género y está naturalizada. Tanto que a veces las mujeres demoran en ser conscientes de que el padecimiento que sufrieron durante el parto no era necesario ni culpa suya. Al maltrato que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, la ley 26.485 -de protección integral a las mujeres- lo cataloga del mismo modo que especifica la física, sexual, psicológica, económica y laboral.

“Se trata de alguien que, en una situación de poder -desde la administrativa hasta la enfermera y el médico-, abusa de una mujer que está en un estado de vulnerabilidad emocional”, dijo a Cosecha Roja la psicoanalista Miriam Maidana. La violencia aparece en forma de trato deshumanizado, de abuso de medicamentos, de patologización de la mujer y su bebé. Según Graciela Vargas – partera especialista en género-, “han logrado ir alterando algo que fisiológicamente el cuerpo sabe hacer”.

A Lorena le dieron oxitocina aún sabiendo que iba al quirófano y su bebé nació dormido. “Si te movés, te vamos a tener que atar”, le dijeron dulcemente a Romina cuando esperaba que le hicieran una cesárea. B era primeriza y la retaron porque no estaba “dando bien la teta”. Como castigo, le llevaron al niño a neonatología. A Thalía la obligaron a amamantar aunque todavía no podía ni conectarse con su hijo. El de Lara nació un viernes y le dieron el alta el domingo junto con todos los bebés que habían nacido ese fin de semana: el martes siguiente estaban todos internados otra vez.

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La Ley 25.929 de protección del embarazo y del recién nacido -que acaba de ser reglamentada por el Ministerio de Salud-, establece que como mujer tenés derechos antes, durante y después del parto:

[Derecho a que te informen sobre cada intervención médica para que puedas elegir libremente entre las alternativas]

¿Va a ser parto natural o cesárea? ¿Por qué? ¿Qué es la peridural y qué consecuencias tiene? ¿Cuál es el próximo paso? ¿Qué te ponen en la sonda? Es un momento en el que es muy difícil preguntar y, cuando se animan, o no reciben respuesta o las maltratan. “La peor forma de violencia obstétrica es el silencio”, explicó Maidana.

[Derecho a que te traten con respeto, de forma personalizada y considerando tus pautas culturales]

La licenciada en Obstetricia Vargas contó que, en el Hospital de Clínicas, atendió a una paciente china. La mujer iba a todas las consultas con su hija de 12 años, que le traducía: ningún trabajador de la salud la ayudó con el idioma. “Son todos atropellos tan comunes que estamos acostumbrados y no los cuestionamos”, dijo. Cuando las mujeres quieren parir en cuclillas como es costumbre en algunas culturas, el sistema médico no siempre accede niega.

[Derecho a ser considerada como persona sana y ser protagonista de tu propio parto.]

La patologización implica medicar aquello que es sano. “Decimos ºno a las prácticas rutinarias -episiotomía, goteos, enemas, anestesia- porque sí”, dijo la partera Vargas. A Lorena le dieron oxitocina aún sabiendo que el bebé iba a nacer por cesárea. Cuando cuenta que el niño nació dormido, todavía se le quiebra la voz.

[Derecho a tener un parto natural, respetando los tiempos biológicos y psicológicos evitando prácticas invasivas y medicaciones que no sean necesarias.]

A Paula no la esperaron y la forzaron a tener una cesárea porque el médico había viajado 100 kilómetros y no se hacía responsable de lo que pasara después si ella no aceptaba. Desde 1985 la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una tasa ideal de cesáreas de entre el 10 y el 15 por ciento. Son eficaces para salvar las vidas de los bebés y las madres solamente cuando se hacen por razones médicas.

Según Vargas, las mujeres producen oxitocina naturalmente. Cuando los médicos aplican la técnica de goteo, aumenta el volúmen de la sangre y disminuye la proporción de oxitocina natural. Entonces, inyectan la sintética para acelerar el parto. “Otro de los problemas es que si a una mujer la estresan, le gritan, le piden papeles, le hablan de a muchos, la hormona se inhibe”, dijo Vargas. Y agregó: “El eje no es parto particular o institucional, se trata de humanizar el parto institucional porque es al que acceden la mayoría de las mujeres”.

[Derecho a que te informen sobre la evolución de tu parto y el estado de tu hijo o hija.]

B. tiene arañazos en los brazos y golpes en las piernas que aparecieron con el embarazo.

– ¿Usted sabe si se me van a ir? – le preguntó a la psicóloga.

– No, no lo sé. Puedo preguntarle al médico

– No, por favor no. Ya me gritó porque no doy bien la teta.

[Derecho a que te acompañe una persona de tu confianza durante el trabajo de parto, el parto y el posparto.]

“No es casual que los trabajadores de la salud impidan que un acompañante esté dentro de la sala: esa persona es testigo de lo que pasará en el parto”, explicó Saulo.

[Derecho a que tu hijo -a menos que requiera cuidados especiales- esté siempre a tu lado.]

Muchas veces las mujeres quedan solas en las camillas mientras los bebés van a neonatología y a ellas no se les informa qué está pasando: “Se lo llevaron a neo sin siquiera dejarme verlo ni decirme si estaba vivo”, contó Laura. Para Vargas, esa separación es grave: “Es un momento en el que tiene que estar cerca de su mamá, en su pecho, oliéndola, conociéndola. Si no, después es más difícil instalar la lactancia. Todo eso es violencia: complican cosas que deberían ser más sencillas”.

A que desde el embarazo te informen sobre los beneficios de la lactancia materna y te ayuden a amamantar.

Una señora de chaqueta con flores agarra la teta de B. con ambas manos y le dice: “¡Lo hacés mal, muy mal! No estás sosteniendo bien al bebé. ¿Qué te dije? Sentate bien, no ves que el bebé no está cómodo?”. La mujer hace muecas de dolor. “Ya te dijimos que eso pasa siempre, te va a doler unos días, pero no hay mayor felicidad que amamantar a un hijo”, le dice la voluntaria.

“La instalación de la lactancia y el puerperio son todo un tema, un momento difícil y complicado”, dijo Vargas.

[Derecho a que te den información sobre tus cuidados y los del niño o niña.]

Esto es un clásico hospitalario: como los parámetros de alta son puramente médicos, no hay tiempo para construir el vínculo entre el equipo psicológico y la madre y entre ella y su bebé, especialmente  cuando hay dificultades. A las mujeres se les exige ser TODAMADRE desde el momento del nacimiento.

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Si pariste esta encuesta te va a ayudar a saber si fuiste víctima de violencia obstétrica

Como la obstétrica es un tipo de violencia naturalizada, es difícil reconocerla y denunciarla. No hay cifras oficiales de cuántas mujeres la sufren. Las Casildas -una agrupación que difunde información en torno a la gestación, parto, nacimiento y crianza de niños y niñas- lanza el martes 6 de octubre un observatorio que pretende comenzar el registro. Para eso armaron una encuesta que podés responder acá:

Fotos: Lucía Vela
Las imágenes son parte de un ensayo en el hogar materno de Baracoa (Cuba), en donde el Estado cuida la salud y la nutrición de las mujeres de zonas rurales del departamento Guantánamo.

[Nota publicada el 30/9/2015]