Cosecha Roja.-

Nilo Batista y Vera Malaguti son dos de los pioneros de la criminología crítica en Brasil. El 10 de agosto, llegaron a Buenos Aires para participar en el Seminario Internacional de Criminología Latinoamericana que organizó la Universidad Nacional de San Martín.

Desde el Instituto Carioca de Criminología hacen un seguimiento al aumento de la violencia en las barriadas populares de Río de Janeiro. Están convencidos de que la “guerra contra las drogas” y las políticas de “pacificación” persiguen, criminalizan y encarcelan a personas vulnerables. “Tenemos una evaluación totalmente negativa de la ocupación bélica de las favelas. Es una estrategia para hacer una higienización de la ciudad para los grandes negocios transnacionales, olímpicos y futbolísticos”, dice Vera Malaguti, profesora de Criminología de la Universidad Cándido Mendes y doctora en Salud Colectiva.

Para Nilo Batita, abogado, jurista y gobernador del estado de Río de Janeiro entre 1994 y 1995, “la criminología es la ciencia del desorden y el concepto de seguridad perdió su sentido”.

Cosecha Roja habló con esta pareja de criminólogos que ha denunciado la brutalidad de las intervenciones policiales  y la negligencia estatal en Río de Janeiro.

-¿Qué es el Instituto Carioca de Criminología?
-Nilo Batista: Nosotros abrimos el Instituto Carioca de Criminología en 1995 con el objetivo de contribuir en una formación menos positivista o menos funcionalista de la juventud de nuestra ciudad. Desde el instituto, hacemos investigaciones sobre temas relacionados con el derecho pero también con el arte. Publicamos una revista que se llama Discursos sediciosos, crímenes, derecho y sociedad.

-¿Por qué estudiar la criminalidad en Río de Janeiro?
Vera Malaguti: Nos interesamos por la criminología porque la cuestión criminal es el eje de la cuestión política. En Brasil, en cada periodo electoral, la gente empieza a discutir seguridad pública y a trabajar con miedos colectivos.

-¿Qué es la sensación de inseguridad?
-Nilo Batista: Esa sensación está vinculada a los miedos colectivos. El miedo es el protagonista de esta criminalización que está acosando a nuestras ciudades, a nuestros países. El miedo es el fiador, el avalista de este problema. También sirve para ocultar el debate político. En Brasil, nadie discute si la reforma agraria fue la gran tragedia de nuestro país. Se discute si hubo robo, hurto, homicidio. Entonces, los conflictos sociales son sustituidos por el discurso del miedo. Esa es la trampa.

¿Los medios de comunicación son responsables de la percepción de inseguridad?
Vera Malaguti: Mi tesis doctoral fue sobre el miedo en la ciudad de Río de Janeiro. Los medios de comunicación trabajan con los miedos presentes, pero también actualizan los miedos que tenemos arraigados en nuestra memoria colectiva.

-¿Cómo opera la policía pacificadora en Río de Janeiro y qué relación tiene con el mundial de fútbol que se realizará en esa ciudad?
Vera Malaguti: La Unidad de Policía Pacificadora es un proyecto que se aplicó en Medellín, Colombia. Hace parte del modelo norteamericano de contrainsurgencia que Estados Unidos e Israel usan bajo el concepto de ocupación de territorio. En Río de Janeiro, aparece dentro de una perspectiva de remilitarización de la seguridad pública que viene ocurriendo desde los años 90. Este es un fenómeno paradójico porque estamos en un proceso de de redemocratización y, al mismo tiempo, tenemos un incremento de la industria del control del crimen.

Este proyecto tiene que ver con un cinturón higienista y de seguridad alrededor de las áreas que cubren los grandes eventos deportivos del capital trasnacional. En las zonas turísticas más ricas se ha creado un verdadero estado de excepción. Uno ya no ve en la zona sur de Río de Janeiro niños pobres caminando, pidiendo, limpiando carros. Estamos viviendo una ocupación de las favelas y un control muy rígido de movilidad en la ciudad. Siempre hay un esfuerzo de las estructuras de control social por no perder espacio. Estamos viviendo tiempos difíciles en ese asunto.

¿Fracasó la guerra en contra las drogas?
-Nilo Batista: La guerra contra las drogas no solo fracasó en sus objetivos. Además, creó altos niveles de corrupción porque existe una economía del prohibicionismo. En Brasil, de las miles de personas que la policía de Río de Janeiro mata en un año, la mitad es asesinada por  venderle marihuana a los jóvenes de clase media. Conozco mucha gente que murió por estar vendiendo marihuana. Esa política es un gran equívoco.

Vera Malaguti: Fracaso en sus objetivos explícitos que siempre fueron mentirosos. Por detrás de eso, lo que hay es un intento geopolítico de eternizar la ocupación, la guerra en contra de la insurgencia y la guerra en contra las drogas. Yo creo que Uruguay y Argentina han tenido un protagonismo en revertir esa guerra. Espero que América Latina pueda derrumbar la política criminal norteamericana y hacer una política soberana. Salir del discurso moral mentiroso y trabajar a partir de la realidad de nuestros países.

¿Hay algún país dentro de Latinoamérica que sirva de ejemplo en cuanto a políticas públicas sociales que enfrenten la violencia?
Vera Malaguti: Yo creo que es Argentina. El tiempo de los kirchner instaló en este país un proceso social que conjuga una agenda popular con una agenda de vanguardia libertaria: se discuten temas como el matrimonio igualitario y la despealización de las drogas. Además, hay una mirada renovada hacia la cuestión criminal. Argentina va más adelante que Brasil en esas cuestiones.

En los países de América Latina, ¿se puede revertir la relación que existe entre adolescencia, pobreza, marginalidad y delito?
Lo que asusta de la juventud es su potencia transgresora. Lo que podemos hacer es tratar de darle sustancia a esa potencia trasgresora porque solo la juventud puede cambiar un país y una historia.

 

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