Sube la curva y la derecha aprovecha

Esta semana asistimos a la oposición de la oposición. Mientras los contagios suben de manera exponencial, los fogoneadores de la falta de libertades exigen la total normalidad en nombre de la educación y el trabajo, llaman a la desobediencia y se apretujan sin barbijo en lugares cerrados. Los medios y las redes, les hacen cada vez más lugar.

Sube la curva y la derecha aprovecha

Por Cosecha Roja
09/04/2021

¿Qué tienen en común un tuitero libertario racista, una carta de lectores del diario La Nación y una oposición que el día récord de contagios saca un comunicado exigiendo que no haya restricciones de ningún tipo en nombre de la libertad, la educación y el trabajo?

Mientras la curva sube de manera exponencial en Argentina, la derecha aprovecha para hacer su despliegue de anti-todo. La relajación que nos dejó el verano, las restricciones algo tardías y un poco tímidas, las dudas y el equilibrio del Gobierno nacional para no volver a cerrar la economía ante un 42 por ciento de pobreza, conviven con fogoneadores de la falta de libertades, agoreros de las vacunas con veneno y llamadores a la desobediencia y a la resistencia a no se entiende bien de qué. Una disputa de poder que no sólo se juega en Olivos sino también en los grandes medios y en la tuitósfera.

Oposición como respuesta a todo

¿Podemos decir que el martes 6 de abril fue el “día D”? Al menos, fue la jornada que marcó un récord histórico en el país y en lo que va de la pandemia: se registraron 20.870 contagios. A la misma hora que se conocía la cifra, la Mesa Nacional de Juntos Por el Cambio se reunía en el barrio porteño de Palermo. Horas después, a través de un comunicado rechazaban todo tipo de restricciones para contener la segunda ola de coronavirus. Es decir: antes de que el presidente Alberto Fernández anunciara las nuevas restricciones, ya salían a rechazarlas.

REUNION JUNTOS POR EL CAMBIO

“Estamos convencidos de que debemos defender la mayor normalidad posible”, escribieron en el comunicado firmado por lxs mayores referentes de la alianza: Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, entre otrxs. Lo hicieron en nombre de “la libertad, la educación y el trabajo”, en un país donde las escuelas están abiertas, no había ningún tipo de restricción para circular y el transporte público explota de trabajadores y trabajadoras “esenciales”.

También dedicaron líneas al nuevo motivo de disputa política que poco y nada preocupa a la población: las PASO. El oficialismo había propuesto suspenderlas y Juntos por el Cambio salió de punta con la negativa en defensa de la democracia.

¿Propuestas para frenar los contagios? Ninguna. O si: privatizar las vacunas (ver en Vacunación: entre “que se vacune el que pueda pagar” y la liberación de las patentes)

En declaraciones a la prensa, Bullrich fue más allá: “Si aplican restricciones, vamos a resistir”.

Al día siguiente Mauricio Macri tuvo una reunión con referentes de la agrupación La territorial, de Vicente López. En la foto 15 varones y una mujer posaban sentadxs unx al lado del otrx sin barbijos y a puertas cerradas. Menos de 24 horas después, Macri anunció que estaba aislado por contacto estrecho con el dirigente Alex Campbell, quien había estado en la reunión y resultó positivo de Covid.

MACRI SIN BARBIJO

Después de los anuncios del Presidente, el ex secretario de Cultura, Pablo Avelluto subió la apuesta de la resistencia-Bullrich y tuiteó: “Como muchos, he perdido la confianza en Alberto Fernández. Su palabra, sus medidas y sus políticas carecen de credibilidad para mí. Cumpliré con todos los cuidados como lo hago desde el primer día. Pero no cumpliré con sus órdenes. Llamémoslo desobediencia civil o sentido común”. Y para sorpresa de nadie, el pequeño y potente reino de Twitter hizo tendencia el llamado a la “desobediencia”.

El rol de los medios

El rol de los medios de comunicación en la pandemia en general y en esta nueva ola en particular es un capítulo aparte.

¿Se acuerdan de la tapa de todos los grandes diarios argentinos del 19 de marzo del 2020?

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Más allá de las críticas que tuvo la movida en ese momento porque fue una tapa pautada en los principales medios hegemónicos (dejando afuera a los autogestivos y cooperativos), lejos estamos de la imagen de consenso y cuidados de hace un año.

Al contrario. Los medios de comunicación hegemónicos poco duraron en el rol de garantes del derecho a la información. La polarización a la que estamos acostumbradxs se profundizó. Pasamos de la demonización de las vacunas rusa y china al discurso de privatización para que sólo quienes pagar se vacunen.

¿Y los países vecinos?

Uno de los argumentos preferidos de la oposición política y twittera es la comparación de Argentina con países donde gobierna la derecha.

En el último año vimos cómo Uruguay era levantado como ejemplo de manejo de la pandemia sin restringir las libertades (aunque con fronteras y turismo cerrado). Hoy es el segundo país de Sudamérica en cantidad de muertes por millón de habitantes. En primer lugar está el desastre de Brasil, donde esta semana llegó a haber 4 mil muertes en un solo día. Las medidas en Uruguay: cierre de oficinas públicas, suspensión de clases y toque de queda.

Lo mismo pasó con Chile y su exitosa campaña de vacunación levantada por la oposición como ejemplo. A pesar de que casi el 50 por ciento de lxs chilenxs recibieron la primera dosis de vacuna, el país transandino atraviesa el peor momento de la pandemia: en los últimos días tuvo más de 8 mil contagios diarios y récord de ocupación de camas en terapia intensiva. Especialistas dicen que el triunfalismo de la campaña de vacunación llevó a que las medidas de cuidado se relajaran y empezaran a subir los casos. El gobierno de Piñera dispuso fuertes restricciones: cierre de fronteras, toque de queda, suspensión de clases.

Ni hablar de Europa, que durante todo nuestro verano vimos cómo atraviesa la segunda hora con cuarentenas estrictas.
Mientras el macrismo defiende las libertades, el trabajo y la educación (que durante su gobierno dejó de tener paritarias nacionales) y llama a desobedecer las restricciones, en todo el mundo las medidas para contener el virus son un hecho, gobierne la derecha o la izquierda.

Entonces ¿dónde está la diferencia? ¿Cómo actúan las oposiciones en países como Chile y Uruguay donde gobierna la derecha? ¿Salen los progresismos y las izquierdas de punta contra las restricciones? ¿Ponen en riesgo el sistema de salud de sus países y la vida de quienes representan?

Vacunación: entre “que se vacune el que pueda pagar” y la liberación de las patentes

“¿Por qué señor Presidente no me permite que yo compre la vacuna Pfizer o J&J?” comienza diciendo la propuesta de un tal Guillermo Sandler en su carta de lectores al diario La Nación. Y luego, lo esperable: “Muchos argentinos lo podrían hacer, ya que mi empleada doméstica, que está en blanco, acaba de comprarse un celular de 23 mil pesos y no tendría problema en pagar 1000 o 2000 pesos por una vacuna”.

Nadie quiere pasar por la experiencia de leer las cartas de lectores del diario La Nación. Pero cuando una se hace viral, pum, hay que leerla. Además del clasismo que denota la carta del señor Sandler y del desconocimiento de que un celular decente no cuesta menos de 20 mil pesos, por lo que muchas otras opciones no tenía su empleada doméstica a la cual debemos agradecer que tiene en blanco, sostiene en agenda la intención de la oposición macrista de privatizar las vacunas.

La idea de que la vacuna la pague “el que puede” se venía fogoneando hace tiempo, pero fue Patricia Bullrich quien la coronó el mes pasado en un programa de televisión de A24. “Dejemos que los privados compren vacunas, que las farmacias compren vacunas, que las provincias compren vacunas y hagamos una vacunación no tan soviética y centralizada que al final lleva a un manejo de la vacuna así como quieren. Si todos compraran vacunas y pudiéramos tener todo tipo de vacunas, si la gente pagase la vacuna…”.

La iniciativa no fue inocente ni un exabrupto de Bullrich. Aún hoy se mantiene y tiene su correlato en el proyecto de ley presentado por los radicales Alfredo Cornejo y Luis Petri y curiosamente llamado de “acceso y equidad en la vacunación contra el Covid-19”. Propone habilitar, tanto a las provincias como a los privados, la importación y comercialización de las vacunas.

El comentario de Bullrich y la fogoneada constante a privatizar las vacunas fue criticada y rechazada por expertxs y científicxs. En diálogo con Chequeado, Ignacio Maglio, jefe del Departamento de Riesgo Médico Legal del Hospital Muñiz y coordinador del área de Promoción de Derechos de la Fundación Huésped, consideró que un mercado privado de vacunas produciría una “desigualdad que rompería contra el principio de dignidad, equidad y el derecho a la salud, porque tendrían salud aquellos que puedan pagarla”.

La escasez de vacunas no es nueva ni es local. Como tampoco lo es la inequidad: excepto los países más poderosos que se abastecieron con el 95 por ciento de las dosis, el resto estamos en la misma.

Otro problema que perjudica la vacunación mundial y que hace que unos 30 países aún no hayan recibido ni una sola dosis, es el de las patentes. Aún estando en un contexto de pandemia, las vacunas están protegidas por derechos de propiedad intelectual y eso hace que sólo los laboratorios que las desarrollaron puedan seguir produciéndolas. Las patentes suelen tener una duración de 20 años. Mientras sigan vigentes no se acelerará la producción mundial. La Organización Mundial de la Salud ya pidió su liberación. En Argentina varias organizaciones exigen lo mismo.

La Tuitósfera o la dimensión del odio

Twitter es la red social donde más se intenta sostener la idea de la grieta. O estás de un lado o estás enfrente. No hay lugar para los tibixs.

Eso lo suelen dejar en claro las tendencias. Y esta semana en Argentina asistimos a la mayor esquizofrenia twittera:

twitter

Es Twitter también el lugar donde hace tiempo la derecha se siente a sus anchas. Donde la incorrección política se confunde con el racismo y el fascismo.

https://twitter.com/G4briel_8/status/1379544377261965313

Gabriel tiene más de 17 mil seguidores. Él sigue a más de 10 mil. Su bio y las de las personas con las que más interactúa parecen hechas con copy paste: Anti k, anti peronista, Pro vida, corazón azul, declaraciones de amor por la República y la libertad. Cuentas como éstas hacen que esta semana #AbranTodo y un año atrás #CierrenTodo sean tendencia. Porque la posición de la oposición nunca fue tan fiel a su nombre. Carece de una actitud propositiva y constructiva y es anti-(inserte cualquier identidad).

La culpa siempre es de otrxs. El año pasado eran lxs jóvenes que hacían fiestas y no lxs encargadxs de gestionar el uso del transporte público, donde todos los días se apretujan miles de trabajadorxs sin otra opción para ir a laburar. Ahora son “los braians y las yenys” del conurbano. Nunca los raúles anti cuarentena que viven en Belgrano, que se creen cancheros por usar barbijo y sacan un pasaje a Cancún mientras suben los contagios. Tampoco las famosas que hacen eventos sociales puertas adentro de la casa y del country, porque hay que protegerse de los Braians que no se cuidan. Nunca es la culpa de lxs anticuarentena que se juntan en el obelisco ni de los Gabrieles de Twitter que incitan a la “rebeldía”. Nunca es responsabilidad de la oposición que se resiste a las restricciones impuestas por el gobierno.

La culpa siempre es de los negros. En ese imaginario, la mucama que gasta plata en comprarse un celular es tan frívola como hace unos años lo eran lxs pibes que gastaban en tener altas yantas, o quiénes usan 55 pesos de la IFE para un alfajor. Por suerte estamos nosotrxs, las personas blancas con buenos valores, que sabemos qué es lo mejor para ellxs y se lo hacemos saber. Ejercemos un imperialismo de juicios y valores para luego culpabilizar a quienes no los adopten.

¿Cuántas veces nos reímos automáticamente de un chiste para arrepentirnos un segundo después porque era trans/lesbo/homo/gordo/otros fóbico?

Conclusión: no sólo hay que cuidarse del coronavirus. Cuidémonos también de Twitter. Y tengamos claro que es apenas una red social, una herramienta que a muchxs nos sirve para comunicar e informarnos que a otrxs les viene diez puntos para destilar odio y generar la sensación de que lo que se dice ahí, sucede en la realidad. Afuera hay un mundo real en el cual, sin avatar ni pseudónimo, nadie tiene el coraje de decir las mismas barbaridades que tuitea.

Nos relajamos todes

La derecha aprovecha porque también la legitimidad del Gobierno Nacional no es la misma que hace un año atrás. Esta semana asistimos a la reunión de la reunión de la reunión mientras los casos pasaban de 15 mil a más 22 mil en 48 horas. Epidemiólogxs y personal de salud pedían medidas al mismo tiempo que economistas oficialistas y opositores coincidían en que es imposible una vuelta a Fase 1.

Allá lejos quedó la época en que todxs nos juntábamos frente al televisor para ver las conferencias de prensa de Alberto y sus filminas, salíamos a los balcones o nos asomábamos por la ventana a las nueve de la noche para aplaudir a lxs trabajadorxs de la salud, festejábamos zoompleaños. Y soñábamos con que de la pandemia íbamos a salir mejores.

Pues no sucedió, cielxs. No salimos mejores ni peores. Ni siquiera salimos de la pandemia y bastante nos falta para eso. Pero sí salimos al exterior, primero un poco tímidxs y los últimos meses más relajadxs.

La baja de casos en el verano fue un alivio que nos permitió volver a algo parecido a la normalidad. Nadie quiere volver a la masa madre, los ejercicios en casa y el silencio absoluto de las ciudades. El sexting aburrió, el teletrabajo no está tan bueno y menos policiar a vecinxs. Sabemos también que el año de la pandemia profundizó aún más la crisis económica y social de los últimos años. Hoy hay 42 por ciento de pobreza en la Argentina y no todxs tenemos las mismas posibilidades de quedarnos en casa y cuidarnxs.

Las recetas no pueden ser las mismas pero tampoco pueden ser ninguna. Lo que pasó en marzo de 2020 fue excepcional, único e irrepetible. La nueva ola nos agarra cansadxs y relajadxs. Pero, dicen lxs que saben, las próximas semanas serán clave para que no desbarranquemos y nuestro sistema de salud no colapse.

Un hilo esperanzador:

Y un consejo de Cosecha Roja:

https://twitter.com/cosecharoja/status/1380257497223720963