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Todavía sonaban los petardos de los festejos navideños cuando José Matías Luján salió a la vereda de su casa del barrio Alberdi, en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, y prendió fuego un auto con una antorcha. En la otra mano sostenía una escopeta con la que amenazaba a los vecinos.

Había pasado media hora de la madrugada del 25 de diciembre. Los vecinos no pudieron evitar que Luján, un empleado municipal de 60 años, prendiera fuego el auto y llamaron al 911. Al escuchar las sirenas de la policía y los bomberos, el hombre se metió en la casa. Los agentes rodearon la vivienda y convocaron al Equipo de Tácticas Especiales Recomendables (ETER), una fuerza especializada en allanamientos de alto riesgo y tomas de rehenes.

Afuera se escucharon detonaciones. “No sabíamos si eran petardos porque ya era Navidad. Encima todo estaba oscuro. No se entró a la casa y se esperó a los negociadores especiales”, explicaron fuentes policiales al diario La Voz del Interior. Mientras un escuadrón de bomberos apagaba el fuego, Luján volvió a salir. Estaba en cueros y ensangrentado. Avanzó unos pasos y se desplomó en la vereda. Tenía una herida de bala en la zona intercostal izquierda.

Los policías registraron las habitaciones iluminados por la luz de las linternas porque en la casa no había electricidad. Sobre la cama, en uno de los cuartos, encontraron el cuerpo de Susana Beatriz Duarte, de 53 años, con un balazo. El femicida y la víctima vivían juntos desde hacía 30 años y tenían un hijo en común.

Según el Registro Nacional de Femicidios que elabora cada año la agrupación de mujeres Mumalá, Córdoba es la tercera provincia con más femicidios del país, detrás de Buenos Aires y Santa Fe. Las estadísticas oficiales demuestran que las armas de fuego son el medio más utilizado en este tipo de crímenes: casi una de cada cuatro víctimas fueron asesinadas a balazos, según el Registro de Femicidios y Homicidios Agravados por el Género de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Aunque la violencia machista existe con y sin armas de fuego, la presencia de una pistola o un revolver en una casa aumenta cinco veces la posibilidad de que una mujer sea asesinada por su pareja.