ingreso-ruta-E55-a-la-caleraPor Cosecha Roja. –

María Cristina Bustos tenía 41 años, era enfermera, era mujer. Hacía varios meses que se había separado de Luis Eduardo Toledo. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, su ex esposo, de 49 años, fue a visitarla al dispensario de Calamuchita, provincia de Córdoba, donde trabajaba. Se sospecha que discutieron. Él no tenía antecedentes de violencia de género. Al menos María no había llegado a denunciarlo. La discusión subió de tono. Y Toledo la degolló. María Cristina murió desangrada en piso del lugar donde trabajaba.

La violencia del crimen sorprendió a la localidad de Las Caleras, ubicada entre Embalse y Berrotarán, un pueblo tranquilo que por tranquilo que fuera tampoco escapa a la violencia de género. Toledo, una vez que tenía las manos manchadas de sangre, viajó hasta La Cruz, fue hasta la comisaria de la localidad y no demoró en entregarse y confesar su autoría.

“Se trataría de un hecho en el contexto de discusiones que se dan en una pareja”, dijo Alejandro Carballo, fiscal de Río Tercero, que intentó explicar racionalmente el hecho y le confirmó a La Voz del Interior que Toledo no tenía antecedentes de violencia familiar. Para explicación, suena a poco.