B11Cosecha Roja.-

“El jueves quedó clarísimo que no se puede reducir la violencia a los barras, ellos no son los únicos violentos”, dijo a Cosecha Roja el antropólogo José Garriga Zucal. Se refiere a los plateistas y socios de Boca tirando botellas y piedras. A los espectadores que gritaban que los de River son “putos y cagones”. A los jugadores aplaudiendo a la hinchada. A los dirigentes que querían seguir jugando a toda costa. Y a algunos periodistas que decían ‘bestialidades’. “La legitimidad de la violencia cruza a los distintos actores y se naturaliza”, dijo. Anoche se conoció el video y hoy la confesión del ‘Panadero’ que tiró el gas pimienta: “Lo que hice fue sin darme cuenta, se me vino el mundo encima”, le dijo en un mensaje de voz al periodista Gustavo Grabia.

“No pensé que iba a llegar a lo que llegó. Jamás me imaginé, en el momento que me di cuenta me quería morir. Soy un laburante, me levanto a las 4 de la mañana. Nunca estuve en una comisaría. Estoy desesperado”, agregó. Para Garriga, las declaraciones de Adrián ‘Panadero’ Napolitano hacen parecer que el hecho fue ajeno a la interna de la hinchada, pero él desconfía. “Son las facciones de la 12 disputando poder”, dijo.

FOTO: River

Susana Calleja -la fiscal a cargo- ya recibió el video que circula en las redes. En las imágenes se ve que a las 22.04 el ‘Panadero’ se acercó a la zona de la manga, en la tribuna popular Norte. Se encontró con otro hombre, corrió a dos niños que estaban sobre la reja y se agachó para tirar el gas pimienta naranja a través de un hueco que -según la fiscal- está “en la unión de la manga con el techo del túnel de acceso a los vestuarios del equipo visitante”.

Cuando terminó, el otro hombre encendió una bengala que algunos interpretaron como una ‘señal de que el trabajo estaba listo’. Después cada siguió su camino. Ni bien recibió el video, la fiscal llamó a declarar al gerente de Seguridad de Boca, quien reconoció a tres de los involucrados y le dio los nombres. Entre ellos estaba el ‘Panadero’.

Del otro lado de la manga pasó todo lo que transmitió la televisión: los jugadores salieron tapándose los ojos, con ardor en el cuerpo y manchas naranjas en la camiseta. Hinchas, árbitros, jugadores y televidentes lucían desconcertados. Ni los propios afectados entendían qué pasaba. Después hubo una hora de misterio: no suspendían ni reanudaban el partido. Y todos se pasaban la pelota. “El fútbol es una mercancía que mueve millones de dólares: la decisión estaba entre la Conmebol y Fox Sports. Boca y River mueven mucho dinero, lo que había en juego era económicamente enorme”, explicó Garriga Zucal.

“Entraron bengalas, gas pimienta y un drone. Quedó en evidencia la ineficacia de los controles: está funcionando todo mal”, dijo el antropólogo. La hinchada coreaba que eran todos putos y cagones. Los jugadores no podían irse de la cancha: primero porque el partido no estaba suspendido y, cuando lo estuvo, porque no estaban garantizadas las condiciones de seguridad.

Los de River esperaban en un círculo, los de Boca en otro. En Twitter explotaba el hashtag #Supervergüenza y algunos pedían que ambos equipos se unieran para salir de la cancha, algo que no sucedió. “El trabajador del fútbol es difícil que se sienta trabajador: se sienten individualmente estrellas. En todo caso tienen más vínculos con la barra de Boca, con Daniel Angelici y con los espectadores que con sus compañeros”, dijo Garriga Zucal.

Esa misma noche se inició de oficio la investigación. Intervino la Seccional 24ª, secuestraron las camisetas de los jugadores afectados, se tomaron fotografías y se hicieron los primeros peritajes. Un médico legista revisó a Leonardo Ponzio, Matías Kranevitter, Ramiro Funes Mori, Leonel Vangione y Julio Chiarini y dijo que los síntomas (enrojecimiento, lagrimeos e inyección conjuntival) eran compatibles con el gas pimienta. Después, los estudios de los peritos de la Policía Federal confirmaron que la sustancia que arrojaron es ‘capsaicina’ -el principio activo de ese gas.

El episodio del jueves no es una novedad ni una excepción. Para Garriga Zucal se inserta dentro de la lógica de la historia de violencia del fútbol argentino. “Lo distinto e interesante fue que, al ser Boca-River en la Copa Libertadores, tuvo visibilidad mundial”, dijo.