La imagen fue una de las más repetidas del primero de enero: la policía dispersó con balas de goma y gases a los últimos concurrentes a una fiesta de playa en Villa Gesell. Por aquella represión, desplazaron al comisario Sergio Urrutia, jefe de la seccional primera.

Ahora se conoció que desde unos días antes de ese episodio, el comisario y otros tres policías están siendo investigados por ser cómplices de trata de personas.

La historia la contó el periodista Fernando Soriano en Infobae. El 30, un vecino encontró en la terminal de ómnibus a una chica que lloraba y pedía ayuda para volver a Salta. La chica decía que la habían golpeado y maltratado en su trabajo y que le tenían retenido el DNI.

El hombre decidió ayudarla: la llevó a la comisaría. Estando allí escuchó cómo uno de los policías hablaba por teléfono. “Ya la encontramos, ahora la llevamos”, dijo el agente. Del otro lado de la línea estaba la captora.

El hombre decidió hacer la denuncia en la la Fiscalía de Instrucción de Villa Gesell. La fiscal Verónica Zamboni encontró el domicilio -un complejo de departamentos en el centro de la ciudad- y logró rescatar a la chica.

“Al principio la mujer fue reticente, pero luego hizo salir a la chica. Después se resistió a entregar el DNI aunque lo conseguimos y pusimos en resguardo a la joven”, dijo una fuente judicial citada por Infobae.

La dueña del complejo está siendo investigada por trata de personas. Los policías, por encubrimiento agravado y privación ilegítima de la libertad.

La chica había sido contratada como empleada doméstica en Salta. El 22 de diciembre su empleadora la llevó a la Gesell y le retuvo el DNI. Allí comenzaron los maltratos y la falta de pago.

Para dejarla ir, le dijeron, tenía que trabajar hasta el 9 de enero. La chica logró escapar en una distracción: fue hasta la terminal y pidió ayuda.

Lo demás es historia conocida.