Maximiliano Montenegro. Diario Popular.-

Se trata de una historia triste, dolorosa y macabra. Una anciana desapareció en enero de 2011 en Villa Gesell, un cuerpo apareció al tiempo con su ropa y desde hace una semana lo retiró la hija y lo tiene en su casa.

María Nélida Avalos tenía 76 años, y en enero de 2011 viajó a la localidad balnearia de Villa Gesell junto a su hija Fabiola a descansar por cuatro días. Meses antes había fallecido su marido. Pero las vacaciones se transformaron en una pesadilla. Es que la anciana desapareció, y no había manera de hallarla.

Durante toda la temporada veraniega, familia, policía y vecinos recorrieron la ciudad y sus alrededores de punta a punta, sin resultado. En marzo, un cadáver con su ropa fue encontrado en Cariló. A más de un año, por deficiencias gravísimas en la investigación, no se sabe cómo murió, y tampoco por qué apareció en ese lugar.

En rigor, tampoco está probado que sea la mujer, porque los resultados de ADN no se terminaron de realizar. A pesar de todo esto, la hija debió retirar el cuerpo de la morgue, y desde hace una semana lo tiene en su vivienda, sin poder darle sepultura por falta de certificado de defunción. Los restos permanecen en una caja de cartón.

En diálogo con Diario Popular, Fabiola Merele comentó en detalle las espeluznantes características del hecho que la tiene, junto a su hermana, bajo un dolor permanente y que parece no tener fin. “Lo cuento todo el tiempo, y la gente me dice que es increíble. De verdad es insólito, pero al mismo tiempo muy doloroso. Nunca pensé que íbamos a pasar por algo así. Es una vergüenza la manera de investigar, aunque la realidad es que no se hizo nada. A un año y medio, no sabemos si los restos son efectivamente de mi madre, y si así fueran, no se sabe cómo falleció, si fue asesinada o pasó otra cosa, y por qué fue hallada a 60 kilómetros del lugar donde estábamos de vacaciones”, explicó la mujer.

La pesadilla comenzó el 24 de enero del año pasado. Esa jornada la temperatura fue elevadísima en la costa. “Nosotras nos alojamos en una casa que había alquilado una familia amiga, a unas 15 cuadras de la playa. Ese día, por el calor, mi mamá decidió no ir al balneario, pero horas después cambió de parecer y salió de la vivienda rumbo a la playa. Nunca más volvimos a verla”, dijo Fabiola.

Por esos días, Villa Gesell estaba conmocionada por otra extraña desaparición, la de la adolescente Agostina Sorich, de 14 años, y oriunda del lugar. “En plena temporada, con la ciudad repleta de turistas, se hizo todo lo posible para que los casos no tuvieran la trascendencia que merecían.

Ninguno está esclarecido, lo cual dice mucho”, señaló la hija de la anciana. “Mi mamá llegó a decirle a la gente que estaba en la casa que saldría, y después hay vecinos que la vieron salir y caminar. Pero no hay nada más. No se hizo nada. Lo poco que se averiguó corrió por nuestra cuenta. Pedimos las filmaciones de las cámaras de seguridad, y de las 15 que hay instaladas, sólo funcionaban tres. Pero nada”, agregó.

La búsqueda, a pesar del trabas, fue intensa. “La policía se portó bien, se hizo lo mejor posible. Pero ellos no investigan, es el fiscal Benci el que tenía la investide Morón, con Lucas Ghi a la cabeza, y Alicia Angiono, de la asociación Mafavi, igual que Ana del Registro Civil de Gesell. Hay muchos más, que aportaron su corazón y solidaridad para que este dolor no sea más profundo”, indicó.

Fabiola permaneció en la localidad balnearia todo lo posible. “Cuando terminó la temporada, ya habíamos hecho incontables rastrillajes. Por todos lados. Decidí volver a Morón, ya que mi hijo comenzaba el ciclo escolar. A los dos días de arribar, se comunican conmigo de la policía para avisarme que habían encontrado un cadáver en Cariló. Es raro, porque ese lugar había sido rastrillado. Pero allá fui, y lo que encontré fue increíble. La escena no estaba protegida, de hecho yo misma encontré restos dispersos, como cabello y huesos que no habían sido recogidos por peritos. Le digo a un policía, y me responde: ¿viste que no te mentimos, que acá encontramos elcuerpo? Yo quedé anonadada. Esas pruebas las tengo en mi poder. No miento”, relató la mujer.

Los restos fueron “reconocidos parcialmente por Fabiola y su hermana. “Es que la ropa era de mi mamá. Pero el cadáver estaba irreconocible. La autopsia no arrojó nada contundente.

Simplemente se limitaron a descartar. Por ejemplo, concluyeron que no tenía lesiones en el cráneo, y que no había huesos fracturados. Tampoco había sido baleada. Pero nada más. No se puede saber, nos dijeron, si fue asfixiada. Los restos estuvieron unos días en la comisaría de Gesell y luego pasaron a Mar de Ajó. De allí, fueron derivados a La Plata, donde estuvieron más de un año”, dijo.

En ese marco, pasados varios meses y sin que la pesquisa lograse avances, la familia de María Nélida solicitó la entrega de los restos para darle sepultura. “El problema es que nadie se hace cargo de confeccionar el certificado de defunción, porque no saben de qué murió y tampoco si realmente es mi mamá. Pero el fiscal firmó la entrega igual. Así que fui a La Plata y me entregaron una caja de cartón con los restos. No podemos hacer nada con ellos, porque en el cementerio piden el certificado, que no tenemos. La caja desde ese momento la tenemos en casa”, cerró Fabiola.

Un encuentro más que macabro

Una muestra de la deficiente investigación penal es que al ser convocada al lugar donde encontraron el cadáver presumiblemente de su madre, Fabiola comprobó que la escena no había sido debidamente protegida. “Encontré pelos y huesos en todo el lugar. Tengo falanges y una vértebra que conecta el cráneo con la espina dorsal. Todo eso lo tengo en mi poder. Ahora, además, tengo una caja con los restos de quien sería mi mamá. Pero no lo puedo afirmar, porque el resultado del ADN no lo tienen. La realidad es que no les importa nada. Así investigan, con absoluta indiferencia”, dijo la mujer.