Decir que hay muchos motivos para parar no nos parece suficiente. Queremos saber cada una de las razones por las que este 8 de marzo todas paramos y salimos a la calle a luchar por nuestros derechos y a exigir que se cumplan. Esto nos contaron algunas de ellas.
*Fotos: Facundo Nívolo

Yanina González

Yanina tiene 28 años es plomera y ayudante albañil.

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“Paro el 8 de marzo porque quiero que a los trabajos dejen de asignarle un género. Paro para que empiecen a entender que no hay trabajos de mujeres y hombres. Paro porque los trabajos pueden ser para cualquier persona que quiera desarrollar la capacidad”.

Fernanda Francos

Tiene 52 años. Fundó la cooperativa “MF Mensajería”, que ya tiene más de 20 años.

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“Paro por los derechos de todas las mujeres. Paro porque yo soy una mujer independiente, pero hay muchas otras que la pasan muy mal. Paro por la igualdad en todos los órdenes de la vida”.

Anahí Pozas Ducid

Es una mujer trans de 32 años. Trabaja hace dos años en el Congreso de la Nación, como secretaria del diputado Leonardo Grosso. Nació en Pihue, provincia de Buenos Aires y ahora vive en el partido de San Martín.

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“Yo paro porque a pesar de haber avanzado en la adquisición de derechos y haber alcanzado un nivel de conciencia que las organizaciones sociales forjaron-gracias al cual he tenido la posibilidad de tener un trabajo formal-, la población trans en Argentina sigue viviendo en un grado de marginalidad e inequidad. Un claro ejemplo de eso son las compañeras que se ven forzadas a ejercer trabajos no registrados y que no pueden decir “hoy paro”, porque un día de no trabajo es un día sin comida.

Paro porque mi población es brutalmente asesinada a diario, lo que es invisibilizado por los medios de comunicación. Y si se habla, se hace de manera despectiva, dejando a la víctima como causante de su asesinato.

Paro porque, a cinco años de la sanción de la Ley de Identidad de Género, aún no se reglamentaron artículos como el 11, que habilitaría a tratamientos hormonales, colocaciones de prótesis o cirugías para adecuar el cuerpo auto percibido. Su no reglamentación favorece, además, al mercado ilegal.

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Paro por las compañeras que no pueden parar, por la falta de un trabajo digno o por la ausencia de un estado equitativo de derechos, que hace que las integrantes de la población trans mueran asesinadas, privadas de su libertad, recluidas en su habitación u olvidadas en un cuarto de hospital”.

Eli Luna

Eli tiene 24 años, es trabajadora sexual.

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“Paramos contra la precarización laboral de mujeres, lesbianas y trans y la desigualdad de género en el mercado de trabajo. Paramos por los derechos laborales de trabajadoras de la economía popular, especialmente de las trabajadores sexuales. Paramos por el reconocimiento del trabajo invisibilizado de las mujeres, lesbianas y trans como las tareas domésticas y de cuidado. Paramos contra el sistema heterocapitalista que nos explota”.

Inés Hayes

Inés tiene 38 años es periodista y docente universitaria.

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“Paro contra todas las violencias que nos atraviesan. Paro para que se termine con la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos. Para poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas las horas. Para que Ni una menos sea una realidad. Para que se reconozca y se retribuya el trabajo doméstico y de cuidados. Paro contra los techos salariales, por paritarias libres, por iguales condiciones de trabajo que los hombres. Paro por licencias materno-paternales de, por lo menos, un año y por jardines materno-paternales en los lugares de trabajo.

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Paro por tener trabajos que nos permitan desarrollar nuestros proyectos de vida con dignidad y autonomía. Paro contra el capitalismo que está destrozando nuestro planeta y nuestras vidas, por la biodiversidad y la soberanía alimentaria de nuestros pueblos. Paro por nuestro derecho a gozar de una educación pública, laica y feminista, libre de valores heteropatriarcales desde los primeros años hasta la universidad”.

Lide Uranga

Es actriz, docente y psicóloga social. Tiene 63 años.

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“Paro para que se visibilice la necesidad en las mujeres de respeto a la vida sus derechos y para que la Iglesia no interfiera en nuestros derechos y decisiones. Paro para que la justicia cambie y garantice sus mecanismos y acceder a ella ante demandas en temas de discriminación, diversidad sexual y violencia de género. Paro para que las mujeres que sufren violencia de género tengan el apoyo legal cuando piden ayuda y para que se creen las condiciones legales para que la sociedad pueda colaborar activamente con las que no pueden hacerlo. Paro para que haya igualdad de oportunidades, pero concretas: para estudiar, para tener un trabajo, acceder a un buen sistema de salud y seguridad social. Para poder competir en organizaciones y partidos políticos; libertad para elegir pareja, conformar una familia o no y participar en las decisiones de nuestras comunidades. Paro para que los medios de comunicación se hagan eco. Para que se haga ley el aborto legal. Para que se reconozca la libertad  de las mujeres en las decisiones que refieren a su cuerpo y o su reproducción”. 

Gisela Volá

Gisela es fotógrafa
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“Porque tardé en entender lo que le había pasado a mi amiga Carla cuando la subieron en aquel auto a los 12 años. Porque comprendí que mi madre no debía ser la única que debía mantener la casa. Por el hombre que seguía a mi hermana hasta la puerta de casa las primeras noches de salidas sola. Por las amigas que tuvieron a sus hijes sin ayuda. Por mi prima Natalia, muerta por los golpes de su marido celoso. Por que el primer jefe, me tiró un piropo y se lo tuve que permitir. Por que me gritan gorda como un insulto por no respetar el modelo de cuerpo que quieren ellos. Por descalificar en un trabajo por tener dos hijxs. Por que tuve que silenciar un aborto y callar que esa decisión fue una reivindicación de mi derecho a decidir sobre mi cuerpo.
A todas las mujeres que llamaron a la línea “más información menos riesgo” para pedir ayuda; a las obreras de Brukman, a las piqueteras, a las putas, a las poetas, a las maestras, a las brujas, a las libres pensadoras, las locas, las militantes, a las compañeras que rompen el silencio. Gracias por la inspiración, por ayudarme a descubrirme, descubrirnos juntes. Gracias al feminismo”.