massar ba
Desde que el cuerpo herido de Massar Ba llegó al hospital Ramos Mejía hasta este mediodía que las organizaciones de senegaleses y de Derechos Humanos estuvieron en la fiscalía de Justo Rovira, la justicia no tomó ninguna medida que ayude a resolver el asesinato del activista senegalés. La Asociación de Senegaleses en Argentina se presentará como querellante con patrocinio del Ministerio Público de la Defensa para exigir que se sepa qué pasó con el dirigente.

Massar Ba era uno de los referentes más conocidos de la comunidad senegalesa en Argentina. El martes murió en el hospital porteño de Ramos Mejia: unas horas antes, una ambulancia lo había recogido en México y San José, donde apareció tirado con múltiples golpes. La investigación quedó en manos de la comisaría del hospital. Las organizaciones, que se reunieron con el secretario de la fiscalía, esperan ser aceptadas como querellantes para acceder al expediente.

“Fuimos a pedir informes, más elementos y a exigir que se revuelva el caso. Era un dirigente de la comunidad que defendía a los compatriotas. Por ahora nadie pudo aportar nada para armar una hipótesis”, dijo a Cosecha Roja Aba Gouyabi de la Asociación de Residentes Senegaleses en Argentina.

Christian Gruenberg, coordinador del programa Contra la Violencia Institucional del Ministerio Público de la Defensa, dijo a Cosecha Roja: “Reclamamos una investigación profunda porque Massar Ba era un referente y un activista antiracista. Su muerte se da en el marco del recrudecimiento de la violencia contra migrantes y vendedores ambulantes por parte de la policía. Queremos que no se descarte la hipótesis principal: violencia institucional”. 

Según Gruenberg, “es importante el estudio de las cámaras, tanto las gestionadas por la Ciudad como las privadas. Una ambulancia lo levantó directamente en la calle con heridas tremendas. Ningún vecino vio ni escuchó nada, hay muy pocas pruebas”.

“La fiscalía no está actuando tomando los recaudos del contexto de una sociedad discriminadora y racista. Este no es un homicidio simple, es un crimen en ese contexto y no se están tomando las medidas necesarias como para enmarcar esto dentro un posible caso de violencia institucional contra un líder de la comunidad senegalesa”, dijo a Cosecha Roja Florencia Mazzadi de Cine Migrante, una de las organizaciones que se reunió este mediodía con el secretario de la fiscalía y que forma parte de la mesa de Cumplimiento efectivo de los DDHH de los migrantes. Ahora la mesa está dialogando con la Procuraduría General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, para tener una entrevista con ella y trabajar en consonancia.

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Massar fue uno de los primeros senegaleses que llegó a la Argentina en los 90. Participó de casi todas la organizaciones de senegaleses en el país, entre ellas la Asociación de Residentes en la Argentina, Todos por Mandela y últimamente de Xangó. No era vendedor ambulante, pero fue uno de los primeros en salir a defenderlos: en la redes sociales se lo ve en varios videos, incluso haciéndole frente a la policía. Cuando algún senegalés llegaba al país, él era al primero que conocían. Él los ayuda a conseguir un lugar e integrarse.

El 4 de febrero la policía lo había desalojado. Era una casa colectiva y habían aumentado el alquiler al doble: de 14 mil a 30 mil pesos. Massar tuvo que batallar para que lo dejaran sacar sus cosas. Sus amigos más cercanos, con los que estaba organizando un concierto de música africana, en las últimas dos semanas no supieron casi nada de él. “Hace quince días que queríamos encontrarnos con él y no podíamos. De algo se estaba escondiendo. No sabemos que dé”, dijo uno de ellos.

El domingo, uno de sus amigos lo llamó. Massar estaba mirando un partido de fútbol. Unas horas más tarde apareció tirado en la calle. Cuando falleció -un día y medio después de haber entrado al hospital- alguien revisó su billetera y llamó al primer número que encontró en una tarjeta.  La noticia corrió por las redes sociales: Massar Ba estaba muerto.

La primera versión es que el lunes a las 4 AM lo recogió una ambulancia en México y San José. Tenía politraumatismos en la cabeza y la cadera, sobre todo en la parte del bajo vientre. En el hospital lo operaron dos veces. Murió en la segunda, por la cantidad de sangre que había perdido.

Foto: Imagen de Agrupación Xango