Beca Cosecha Roja: la red de periodistas que sacude al patriarcado de América Latina

Beca Cosecha Roja: la red de periodistas que sacude al patriarcado de América Latina

Por Cosecha Roja
23/08/2019

Hay un ingrediente que marca la diferencia. El foco del periodista puede hacer que una cobertura replique prejuicios o incorpore una perspectiva que aporte a la sensibilidad de la audiencia. ¿Trucos? No. El foco sensible se consigue a través de hábitos y prácticas presentes en los detalles de cada decisión de las redacciones. La Beca Cosecha Roja se dedica el entrenamiento de nuevos modos de ver que acompañen a los periodistas y editores de los principales medios de América Latina en un camino de transformación. Ya tuvimos 94 participantes y en la nueva edición, para la que recibimos más de 200 postulaciones, trabajaremos junto a 17 periodistas (9 redactores y 8 editores) de 13 países de Latinoamérica: Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Venezuela, Colombia, México, El Salvador, Costa Rica, Puerto Rico, Perú, Panamá y Guatemala.

Los femicidios, los abusos, las violaciones muchas veces son narradas de forma revictimizante o condenatoria hacia la víctima. Que era una fanática de los boliches, que tenía la pollera muy corta, que por qué estaba ahí si no quería. Esas notas a veces están firmadas y a veces no. Aún firmadas -sobre todo en multimedios- pasan por los ojos de por lo menos una persona más: el editor. Y en el mejor de los casos, un jefe de sección.

Un año después del primer #NiUnaMenos, Agostina Parisí llegó a la Beca Cosecha Roja siendo la única periodista mujer de la redacción cordobesa donde imperaba la cultura del ‘crimen pasional’. Su única par era una colega que por las mañanas actualizaba la sección espectáculos. Las clases con Ileana Arduino, en el seminario de violencias de género y crímenes de odio, le permitieron acceder a otras lecturas y cambiar el punto de vista de su trabajo. “Solo por poner un ejemplo”, dice, “creo que es importante que entendamos que la fuente judicial que usualmente utilizamos tiene un poder de verdad muy fuerte, pero que en la mayoría de los casos está plagada de estereotipos. Entonces si presentamos a la sociedad ese relato oficial casi sin mediaciones, búsquedas, ni testimonios o reflexiones que pongan la lupa en la perspectiva de género, estamos recreando una mirada sobre las mujeres que las violenta y revictimiza”.

La transformación después de pasar por la beca se puede palpar no sólo en ellos, sino en sus lugares de trabajo. La Beca Cosecha Roja, que tuvo su primera edición en 2016, es un laboratorio online de periodismo narrativo y femicidios, crímenes de odio, juventud y violencias, que permite a los periodistas fortalecer su labor con perspectiva de género y derechos humanos sin moverse de sus territorios y en contacto con las fuentes. Es una manera de introducir en algunos casos y profundizar en otros la perspectiva de género y derechos humanos en las redacciones de los medios donde los becarios se desempeñan. 

En la primera camada participó Bárbara García Crespo. “En minutouno.com hubo un cambio muy importante sobre cómo cubrir con perspectiva de género”, cuenta. “Cada vez que se titula o se hace una nota respecto a temas sensibles se debate y se acuerda cómo hacerlo. Pasa mucho en notas sobre espectáculos. Se siguen leyendo mucho las notas que cosifican a la mujer pero intentamos poner el foco en otro lado. También consideramos que es importante trabajar las notas que hablen sobre la desigualdad de género en los distintos ámbitos sociales, económicos y políticos. Cada vez se le está dando más lugar en el portal”.

Para la editora de la sección Feminismos de La Diaria (Uruguay), Denisse Legrand –becaria en 2018-, la incorporación de la perspectiva de género en las redacciones es ineludible. “Es también, mal que les pese a algunas hegemonías, una evolución natural. Las redacciones retrógradas atrasan, los relatos deshumanizantes que promueven la desigualdad de género -y por ende la violencia y el odio- también”.

La sexta edición está en marcha

En esta sexta edición trabajamos junto a 17 periodistas (9 redactores y 8 editores) que se anotaron para formarse y discutir el futuro del periodismo con pares de otras redacciones. ¿Qué necesidades tenemos en común en el continente?¿Cuánto nos aportan las diferencias?

Vanessa Catarina Valverde Santos tiene 33 años, es una mujer transgénero y activista por los DDHH. Trabaja en comunicación desde enero de 2012, cuando ingresó como periodista al diario elpaís.cr. En todas sus producciones hay un sello que la distingue y es la reivindicación de su identidad de género: “Decir con orgullo que he pasado muchas cosas, algunas más dolorosas que otras, pero que sigo de pie. Que a pesar de todo, estoy viva. Y soy feliz de ser quien soy. Trans y rebelde”. Trabajó coordinando campañas comunicacionales para organizaciones sociales y sindicales de Costa Rica y fue jefa de edición para el periódico digital socialismohoy.com del Partido de los Trabajadores de Costa Rica. Fundó y coordina la Revista Prisma LGBTI, un proyecto independiente y sin fines de lucro que hace foco en las voces de la disidencia sexual. Actualmente vive en Brasil.

El área de cobertura de Santiago Valenzuela es diferente pero se conecta con Vanessa en tener un foco especial. Hace dos años que cubre la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC EP. En esa labor su trabajo se destaca por la trama sensible que encuentra en temas relacionados con pobreza, desigualdad, ausencia estatal, asesinatos a líderes sociales y resistencias en zonas rurales.

“Considero que esta beca me puede otorgar herramientas para profundizar en el cubrimiento de todos los temas que surgen en una etapa de posacuerdo. Donde se necesitan, además, las voces de los jóvenes y de las movilizaciones sociales”, dijo sobre la Beca Cosecha Roja. Santiago es Magíster en Antropología de la Universidad de Antioquia. Trabajó como redactor en El Espectador, El Colombiano y la Revista Semana. Actualmente es subeditor de Pacifista.tv, un medio enfocado en contenidos sobre los derechos humanos y la construcción de paz en Colombia. 

Otro de los motores que hacen que los periodistas de América Latina postulen a la Beca Cosecha Roja es la necesidad de extirpar al machismo de sus ámbitos de trabajo. De chica Sol Lauría soñaba con ser médica, asistente social o maestra. No estaba segura, sólo sabía que quería transformar el mundo. El periodismo -pensó- podía ser un buen camino. Hoy está convencida de que es una herramienta para transformar. “Entrega mucho y exige poco: honestidad y esfuerzo”, dice. Hace unos meses se anotó en la Beca Cosecha Roja. ¿Por qué? Porque a pesar de toda su formación, de haber leído sobre teoría queer y de buscar las huellas del machismo en los medios y en la vida cotidiana, sabe que no es suficiente. “Esta beca es una oportunidad para llenar ese vacío. Sobretodo, porque soy líder de una iniciativa periodística en Panamá y necesito tener más fundamentos, teóricos y prácticos, y más solidez para empapar al resto de los concoloneros de una perspectiva política de géneros”, dice. 

También en busca de alianzas feministas fue que Cristina del Mar Quiles decidió postular a la beca. Cristina se crió en un barrio de clase trabajadora de Caguas, un pueblo a media hora de San Juan de Puerto Rico. No sabe con claridad por qué eligió el periodismo, el oficio que ejerce desde hace más de una década. Hizo radio y trabajó como redactora en diferentes medios de Puerto Rico, donde cubrió temas policiales, de política, economía y espectáculos. Como subeditora de los periódicos El Nuevo Día y Primera Hora le tocó editar a viejos periodistas que tenían una redacción sexista y estereotipada. En diciembre de 2016 renunció al puesto y viajó durante varios meses con su esposo. A su regreso tenía planeado crear un nuevo medio con un grupo de colegas. El huracán María, que azotó la isla en 2017, pospuso los planes. Cristina marchó con su esposo a Montreal. Con un pie en Canadá y otro en Puerto Rico participó de la creación del periódico digital feminista Todas, al que define como “un proyecto de periodismo solidario, feminista, una alternativa a las voces conservadoras que dominan la prensa en mi país”. También trabaja a tiempo parcial para el Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico, desde donde fiscalizan el uso del dinero destinado a la recuperación de la Isla tras el paso del huracán. 

Nadie puede negar que la visibilidad de los temas de géneros en los medios ya es un hecho. Lo que hoy nos preguntamos los periodistas es cuál es el precio que debemos pagar por imprimir en nuestros trabajos una perspectiva que no estigmatice ni revictimice.  ¿Existe una transformación cultural? ¿Hay deseos de que la haya? ¿Los periodistas tienen formación en género? ¿Con qué herramientas cuentan a la hora de encarar estos temas? 

Christopher Jerez Pinto creció en la comuna de San Pedro, en la pequeña localidad de Loica: un pueblo agrícola, huraño y conservador de Chile. A los 17 arribó al Gran Santiago con ganas de encontrarse conmigo mismo, escapando lo más posible de esos orígenes que lo oprimieron. En esa ciudad salió del clóset, protestó en las calles por primera vez, conoció el amor, se convirtió en periodista y firmó un compromiso con la búsqueda de justicia para los suyos. Tiene 23 años y trabaja como redactor en El Desconcierto. “Un medio que en comunidad día a día levantamos con responsabilidad social y conciencia, de género y de clase”, dice. Su objetivo en la beca es ir a fondo con su búsqueda, para reforzar y afinar sus formas de abordar temáticas y crímenes de odio de la comunidad  LGBTIQ+. 

Estas son solo algunas de las historias de vida de quienes integrarán la beca este año. Te invitamos a que conozcas a todos los seleccionados: https://www.cosecharoja.org/beca-cosecha-roja-estxs-son-lxs-nuevxs-becarixs/

Acá una selección de las más de 200 producciones que realizaron becarios de ediciones anteriores: https://www.cosecharoja.org/labecacr/#publicaciones

“El periodismo ha muerto” ya es un lugar común que funciona muy bien para evidenciar la pérdida de credibilidad y de espacios de poder del oficio tradicional. Las más de 1300 postulaciones a la Beca Cosecha Roja en estos tres años y la evidente transformación en casi 100 periodistas demuestran que el periodismo no ha muerto: está mutando en una identidad latinoamericana que visibiliza otras realidades.