Cosecha Roja.-

A Magdalena Torres Contreras la sentenciaron a diez años de prisión por matar a dos de sus hijos recién nacidos, en 2008 y 2010. Según el Tribunal Oral en lo Penal N.º 5 de Santiago de Chile, la mujer ocultó los cuerpos en un tarro de pintura.

Las muertes de los bebés se descubrieron en abril del año pasado, cuando la mujer confesó cómo y por qué lo había hecho. Magdalena Torres le había contado a un sobrino que tenía los restos de tres de sus hijos ocultos en la casa, en la comuna Cerrillos, y que quería deshacerse de ellos. Fue entonces cuando su familiar se negó a ayudarla y la convenció de que se entregara a las autoridades.

Las investigaciones por el crimen comenzaron de inmediato. Aunque se hallaron restos de tres bebés en un bote de pintura, la mujer fue condenada por la comisión de dos infanticidios, pues no se pudo probar que el otro cuerpo fuera el de un niño nacido vivo.

En la legislación chilena, cuando el bebé tiene menos de 48 horas de vida, se considera que la muerte es “infanticidio” y no “parricidio”, una categoría de penas mayores que se imputa usualmente en el asesinato de los hijos.

Magdalena Torres declaró en el juicio que las muertes ocurrieron tan pronto dio a luz. “En el 2008, oculté el embarazo a mis hijos mayores, al papá de mi hijo chico, y a toda mi familia. En junio, julio, no recuerdo bien, esa guagua nació. Antes de eso, yo traté de hacerme un aborto tomando hierbas, haciendo mucho ejercicio”.

Según su relato, uno de los niños nació en el baño: “Al primer grito agarré una bolsa plástica y lo metí a una mochila. Fui hasta un tambor que tenía puras cosas viejas, lo tiré al fondo y lo tapé con unas alfombras”.

El siguiente parto, en 2010, fue de mellizos: “Seguí haciendo mi vida normal e intenté abortar. Al final los tuve en un lavatorio, pero ahí no escuché llorar ni gritar a los bebés, nada. Sólo los escuché caer y después procedí a taparlos con una sabana. Luego de eso, con el mismo balde, los tiré dentro del mismo tarro y los tapé con unas alfombras”-

Ni los amigos ni los familiares de la mujer supieron que estaba embarazada. Ella les había ocultado su estado: fingía que sufría del colon y usaba fajas y ropas anchas. Lo hacía porque, explicó, no contaba con el apoyo de un hombre y no tenía recursos para mantener a los bebés.

De acuerdo con Alejandra Castillo Ara, abogada de la Defensoría Penal Pública de Chile, “En más del 80% de los casos de infanticidio, en Chile, las mujeres que los cometen ocultan su embarazo, ya que temen a la reacción que podrían tener sus padres y sus familiares en caso de que se enteren de su estado”.

Por su parte, María Celeste Jiménez, defensora de la sentenciada, dijo que en casos como este hay que considerar la trayectoria de vida de quien cometió el infanticidio, así como el contexto familiar y social que la rodea. En este caso, “ella enfrentaba viudez, violencia intrafamiliar y no tenía apoyo para criar a sus hijos”, dijo la abogada.

A los 37 años, Magdalena Torres tiene cuatro hijos, de 11, 15, 18 y 20 años. Los dos mayores nacieron como producto de su primera unión, cuando vivía en Biobío, con un hombre que era alcohólico y le pegaba constantemente. Durante el juicio por infanticidio, trascendió que la mujer había sido investigada por la muerte de su marido, pero luego se comprobó que él mismo se colgó de una viga. Después de quedar viuda, Magdalena Torres tuvo los otros dos hijos con diferentes parejas.

El Ministerio Público había pedido 15 años de prisión para la acusada, lo que en diferentes sectores de la sociedad chilena fue considerado como una pena menor. El fiscal Tufit Bufadel, a cargo del caso, había dicho: “Ella atenta en este delito contra lo más relevante que es la vida, pero no contra cualquier vida, contra la vida de su propio hijo. Por lo tanto el desprecio que existe en ella es lo que la hace ser un peligro para la seguridad de la sociedad toda vez que repite esta conducta a lo menos en tres veces”.

Sin embargo, basada en la legislación vigente, la defensora Jiménez aportó atenuantes objetivos a la causa: que fue la mujer quien denunció los delitos, que se entregó voluntariamente, que colaboró en las investigaciones y que no tenía antecedentes penales.

Según la opinión de la experta Castillo Ara, “El infanticidio, así como el aborto, más que delitos que deban ser regulados por la vía del Derecho Penal, son actos que en vez de ser considerados delictivos, debieran ser regulados a través de políticas públicas: prevención de natalidad, regulación del aborto y tutela efectiva de las madres que tienen a sus hijos en especial situación de vulnerabilidad”.