Facundo Nívolo

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Por Lula González y Juan Manuel Castro/Fotos: Facundo Nívolo

Los 12 integrantes del jurado encontraron culpable al subteniente de la Bonaerense Hugo Daniel Pos, de 44 años, por fusilar de un tiro en la nuca a Rodrigo Alejandro Correa, de 14 años, y herir a otros dos adolescentes en julio de 2017 en Billinghurst, partido de San Martín. Ayer el Tribunal Oral Criminal Número 4 de San Martín definió la pena: 16 años de cárcel por ser responsable del delito de “homicidio simple y doble tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.

El juicio se realizó los días 16, 17 y 18 de octubre. El policía fue indagado e imputado por el fiscal del Fuero Penal Juvenil de San Martín, Marcelo Brocca.

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“Este señor se ensañó con mi hijo y me lo mató”, dijo Julio Correa, padre del adolescente. “Con la madre contamos los días desde que no lo tenemos más, era mi único hijo varón, el más chico entre cinco. Era alegre y bueno, apasionado de las bicicletas, se daba maña, las arreglaba y las hacía nuevas. Era de Chacarita, iba siempre con los amigos a la cancha. Después de su crimen, los jugadores salieron con una bandera que decía ‘Justicia por Rodrigo. Siempre presente’”.

En la fría noche del lunes 17 de julio, pasadas las 22, Rodrigo caminaba con unos amigos por su barrio. Fue la primera vez que se cruzó con Hugo Daniel Pos. Eran vecinos, pero no tenían trato. El efectivo salía de su casa, en el cruce de José Hernández y Ocampo. Estaba con su ex pareja. Vestía de civil, pero llevaba su arma Bersa reglamentaria.

“Flasheó que le queríamos hacer algo”, dijo uno de los chicos baleados al fiscal. “Vimos videos y en base a testigos, ellos charlaban y caminaban a pasos atrás de él, cuando los siente se vuelta y arranca a los tiros”, dijo Julio.

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Los jóvenes se asustaron y corrieron. Las balas los alcanzaron igual. A una distancia de 35 metros, Pos vació su cargador. Las pericias de Gendarmería Nacional luego determinaron que había 15 vainas servidas. Todas eran suyas. Hirió a Rodrigo en la nuca, quien murió en el acto. Los otros dos chicos, de 14 y 16 años, fueron heridos en el abdomen y en la pierna. Fueron atendidos en el Hospital Castex de San Martín, único con neurocirugía de la zona.

“Desde el principio, la estrategia del policía fue hacer pasar el hecho como una legítima defensa. Si bien en el proceso no hubo problemas, su abogado nos miraba como provocando, incriminando. La estrategia fue hacerlo pasar como que los chicos querían robarle la billetera o el celular”, detalló Julio.  De hecho, Pos dijo que se le acercaron cinco jóvenes y que uno tenía un arma. Dijo que en un supuesto descuido él se defendió con su Bersa reglamentaria. En lo técnico se adujo “robo calificado por el uso de arma –no secuestrada– y en poblado y en banda”.

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El padre de Rodrigo dijo que en las pericias balísticas no se encontraron casquillos de otro calibre y ni siquiera había restos de pólvora que den cuenta de otra arma en el lugar de los hechos.

El caso de Pos es parte de una tendencia que creció en los últimos años. Según datos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano los policías cometieron más asesinatos fuera de servicio que vistiendo uniforme. Por ejemplo, en 2017 fueron asesinados 104 civiles. De ese número, 69 ocurrieron en hechos donde los efectivos involucrados estaban de civil. Hasta mayo de este año habían muerto 42 personas en hechos vinculados a policías de civil frente a 14 en hechos con uniformados.