Feminismo y disidencia para disputar agenda en Chile y Centroamérica

Revista Impronta y La Otra Diaria llegaron al universo mediático digital para romper con los estereotipos y los discursos normativos.

Feminismo y disidencia para disputar agenda en Chile y Centroamérica

Por Cosecha Roja
12/03/2021

En un contexto latinoamericano en el que las narrativas transfeministas y LGBT disputan espacios históricamente ocupados por masculinidades blancas, cis y heterosexuales, emergieron dos nuevos medios de comunicación digitales que vienen a romper con los estereotipos y los discursos normativos.

Desde el corazón de Centroamérica, la Revista Impronta apuesta a visibilizar la producción cultural LGBT de la región a través de las visiones de lxs propixs creadorxs. En Chile, nació La Otra Diaria, un medio con perspectiva de género, hecho íntegramente por mujeres, que publica crónicas y reportajes de investigación con foco en mujeres, disidencias, Derechos Humanos, infancia y comunidades indígenas.

Ambos medios tienen algo más en común: están dirigidos por dos periodistas que forman parte de la red de Cosecha Roja y Revista Anfibia. Daniel Villatoro, cofundador y director de Impronta, fue alumno de Periodismo Futuro, programa de formación de Cosecha-Anfibia durante el 2020. Carolina Rojas, directora general de La Otra Diaria, fue becaria de la primera cohorte de la Beca Cosecha Roja, en 2016, y además es colaboradora de Cosecha Roja y Revista Anfibia.

Revista Impronta: lo cultural no quita lo político

“Muchas veces, en los medios mainstream, las personas LGBT+ sólo salimos asesinadas o burladas”, dice Villatoro. “Impronta no busca ignorar que existen esas burlas y asesinatos, pero también que podemos estar de esta otra manera: conceptualizadas como narrativas de vida, narrativas de creación. Y esa profundidad la permite la cultura”, explica y aclara que no significa que sean apolíticos: “Que sea cultural no le quita lo político. Todas estas narrativas son totalmente políticas”.

Impronta viene a llenar los vacíos en la producción cultural LGBT centroamericana. Porque, como asegura Villatoro, no es que esas creaciones no existan, sino que “a veces son ignoradas o disimuladas”.

“Hay un closet en la producción en las instituciones culturales. Algunos periodistas hemos sorteado eso en algunos medios y en otros espacios, pero también se nota en cierta producción cultural más amplia”, dice.

Por todo esto, el nombre Impronta no es casual y tiene una fuerte relación con lo identitario, no sólo de las personas LGBT, sino de lo centroamericano. “En muchos países de Centroamérica mucha de nuestra industria o consumo cultural se hace a través del idioma inglés. Entonces también queremos rescatar el español como idioma”.

“No siempre tenemos que pensar que ser LGBT es ser Ru Paul. El drag local tiene expresiones que va en diversas líneas pero que también tiene sus particularidades”, dice Villatoro. “Queremos ir viendo y mostrando esa visión transversal de las personas LGBT como creadoras”.

En su manifiesto, Impronta se propone dejar huella. ¿Cuál es la marca que quiere dejar? Villatoro lo explica así: “Hay un montón de personas LGBT que fueron dejando algún tipo de legado en producción cultural, pero que tuvieron que sortear el closet social. Esto es muy latente en algunas figuras literarias que son bastante famosas por el quiebre que representaron pero, a la vez, ese quiebre no fue amplio: fueron la excepción”. “Más que de instituciones, Impronta quiere hablar de personas que van dejando huellas en la sociedad, precisamente por el rol que tienen de crear. Apuntamos a que no sean la excepción, sino que puedan influir en lo amplio”.

La Otra Diaria: “Cuando las mujeres nos agrupamos podemos ser bastante power”.

Carolina Rojas dice que hay muchas personas, lectores y comunidades que no están contentas con lo que ven en los medios convencionales. Y que esa distancia o desconexión se expandió durante el estallido social en Chile.

“Mi escuela es lo que he aprendido mirando lo que pasa afuera, el trabajo que hacen ustedes en Cosecha Roja, Cerosetenta y Anfibia, entre otros medios. He sido becaria de la Fundación Gabo donde atesoré un montón de conocimiento. Hoy trabajo mayoritariamente con mujeres y ha sido una de las experiencias más reveladoras que he tenido. Creo que cuando las mujeres nos agrupamos podemos ser bastante power”, cuenta.

“Me gusta disputar los espacios masculinizados y en ese sentido, pese a que hay grandes mujeres periodistas, siguen siendo invisibilizadas. Hay periodistas jóvenes que son tremendas investigando y su editor anterior les dijo que no servían o no eran buenas”, dice Rojas. Para ella, el desafío es “no sólo aspirar a contenidos con perspectiva de género, sino crear esos espacios para las mujeres y disidencias” y “también reconocer, visibilizar y nombrar eso que siempre se ha pensado como una otredad”.

Este nuevo medio digital viene a contribuir con los cambios importantes que se vienen desde el feminismo en todo Latinoamérica, pero también a aportar al proceso constituyente en Chile.

“Hay que poner énfasis en lo político de las violencias en general: contra la mujer, contra las comunidades mapuche, contra la infancia. Y eso no se puede despolitizar”, dice y sentencia: “Chile aún es un fundo. Acá los poderosos se siguen relacionando con los trabajadores, trabajadoras y los pobres desde el patronazgo. En un fundo siempre hay abuso de poder y esas historias son las que me tocan. En mi país hay maltrato y sumisión porque hay miedo”.

“Queremos echar un poquito de luz a tanta invisibilización. Las nuevas generaciones -y especialmente mujeres- han llegado a los medios, específicamente a los medios independientes, a poner y pelear pautas comprometidas con el feminismo y la comunidad LGBTI. El periodismo ya es feminista y estamos comprometidas a seguir dando la pelea”, cierra.