El domingo 16 de mayo Jeniffer Mella se levantó temprano y fue a votar al colegio Raúl Silva Henriquez, de la localidad rural de Ovalle. Había pasado el día anterior tomándole el pulso a las elecciones. Tenía un pálpito: “Los ganadores y ganadoras votamos el domingo”.
Cuando llegó a la escuela se asustó por la poca concurrencia de votantes. Pero enseguida entendió: ¿cómo se suponía que lxs habitantes de toda la región de Coquimbo iban a llegar a sus lugares de voto si casi no estaba circulando el transporte público? Una alianza entre los empresarios del transporte y el gobierno de Piñera para bajar la participación.
Los días previos a las elecciones, Jeniffer recibió cientos de mensajes de apoyo. Se sentía confiada pero todavía no sabía que en unas horas más iba a hacer historia nada más y nada menos que en Chile, el país gobernado desde 2018 y por segunda vez por el derechista Sebastián Piñera y que, hasta el despertar de 2019, parecía no poder deshacerse del fantasma del dictador Augusto Pinochet.
Jeniffer hizo historia porque es la única feminista constituyente lesbiana.
¿Qué significa para las lesbianas feministas tener una representante constituyente?. Se hace un silencio del otro lado del teléfono. Jennifer se sorprende. “Nadie me ha preguntado esto en Chile”, dice.
“Es que nuestro país todavía tiene tanto de conservador. Nosotras hemos visto todos los cambios en Latinoamérica. Nos sentíamos casi en la colonia, pensando cuándo íbamos a tener representantes que fueran a poner ahí la igualdad, la visibilidad, el respeto”, detalla. “Hoy en día nos ganamos ese espacio. Y justo hoy, en este día tan especial, le decimos no a la lesbofobia y celebramos este triunfo”.
Jennifer proviene de una familia campesina. Desde 2013 vive en la región de Coquimbo, en la localidad de Sotaquí, donde logró reconectarse con la tierra. Es agricultora y “cada vez más campesina”, dice. Siembra, cosecha y recolecta sus propios alimentos. Cree en una vida sustentable y en un modelo de desarrollo que “ponga a la persona y su entorno en el centro de la prioridades”.
Es abogada, defensora de Derechos Humanos y activista feminista lésbica con un recorrido territorial de casi veinte años. Sus primeros pasos se remontan a 2003 cuando comenzó a participar en la ONG Trabajo y Estudios Lésbicos, una de las primeras entidades que realizó investigación y estudios sobre la realidad lesbiana en Chile. Ese mismo año colaboró con la organización de “La Otra Marcha”, espacio separatista que visibilizó por primera vez a lesbianas y trans en la Marcha del Orgullo.
También fue parte de grandes hitos dentro del movimiento, como el Bloque Lésbico y la Coordinadora general del VII Encuentro Lésbico Feminista de América Latina y el Caribe (ELFLAC) de 2007 en Santiago.
Este año se presentó por primera vez a un cargo electivo como candidata independiente a la Convención Constituyente por el Distrito 5. Y ganó. Desde el domingo es una de las hasta ahora 77 mujeres que escribirán la nueva carta magna, paritaria y plurinacional; es parte del 3.59 por ciento de los escaños que ocuparán seis personas LGBT+. Y es la única feminista lesbiana.
“Me siento profundamente responsable”, dice a Cosecha Roja. “Creo que despues de 18 años de activismo lésbico feminista puedo decir que vamos a estar en la historia y vamos a jugar un rol preponderante”.
Jennifer espera que las demandas del colectivo al que representa queden asentadas desde el preámbulo de la nueva Constitución: “Nos gustaría que hubiera una cláusula donde haya un reconocimiento al valor de la vida sin violencia, una proscripción sobre las conductas de homofobia y un respeto a la diversidad e inclusión”, dice.
“Queremos garantías constitucionales, derechos para nosotros y nosotras. Y que en cada garantía y cada derecho se tomen en cuenta las interseccionalidades”, agrega.
Y también quiere que la inclusión sea efectiva y que toda la representación que existe en la sociedad sea garantizada en espacios públicos y privados. “Esa es la manera de poner en valor la diversidad que decimos respetar. Sino, será solo una declaración formal”.
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Apenas lanzó su candidatura, las primeras que la contactaron fueron organizaciones lésbicas y le compartieron todo el trabajo que vienen haciendo en Chile. “Nos permiten contar siempre con muchas miradas. Esto es un tremendo desafío colectivo. No llego sola, llego con un montón de gente”.
Jennifer está contenta, abrumada, atendiendo las llamadas intermitentes de los medios de comunicación. Entusiasmada y expectante.
“Hasta hace muy poco vivíamos en un país donde éramos marginadas y excluidas. Hoy en día vamos a retratar esto para el futuro, ese futuro donde vamos a estar nosotras también”, dice a Cosecha Roja.
Quienes se quedaron sin representatividad son las personas trans. En realidad, la felicidad les duró poco: si bien la activista feminista trans Constanza Valdes Contreras, candidata de Apruebo Dignidad en el Distrito 7, fue la mujer más votada de esa lista y la tercera de las listas de izquierda, centro izquierda e independientes, no alcanzó un escaño porque, paradójicamente, la paridad la perjudicó. Tuvo que ceder su lugar a un varón.
El caso de Constanza no es el único. Al menos 11 mujeres tendrán que ceder sus escaños a hombres para asegurar la paridad en la Convención Constitucional. Se trata de la corrección de resultados por sexo, promulgada en marzo del año pasado. Este sistema indica que tras el conteo de votos, si en un distrito la paridad entre hombres y mujeres se da “de forma natural”, no se hacen correcciones. Pero si un sexo supera al otro en un distrito, se reemplaza un candidato del sexo sobrerepresentado con menos votos por otro candidato o candidata del sexo subrepresentando con mayor cantidad de votos. En conclusión, el sistema que asegura la paridad terminó perjudicando a las mujeres, que fueron las más votadas, y dejando sin representatividad a las personas trans.
Jeniffer se comprometió a ser su voz en el proceso constituyente. “Vamos a representar a nuestras compañeras trans que no llegaron. Vamos a incluirlas. Porque es la manera de avanzar todas juntas”.
Para ella, si algo evidenció el proceso que vive Chile desde las protestas de 2019 es que han logrado correr los márgenes de lo posible. Y está segura que con la Constituyente podrán seguir avanzando: “Confío en que vamos a tener la valentía, la fuerza y la inventiva para poder llegar con nuestras propuestas y demandas”.