Más información: Cómo cayó Mi Sangre + La investigación que podría haber dado con él mucho antes.

Cosecha Roja.-

El narco que hasta antenoche era el “más buscado del mundo” había pedido asilo político en Argentina. El pedido de Henry de Jesús López Londoño estaba por resolverse. No tenía antecedentes penales en el país ni había sido vinculado a alguna causa de narcotráfico. Si no hubiera sido por el pedido internacional de captura, emitido por Interpol, hoy continuaría con una vida de lujos en el norte bonaerense.

El general José León Riaño, comandante dela Policía colombiana, dijo ayer en conferencia de prensa que la captura del jefe de Los Urabeños se había logrado gracias a “la instalación de equipos de rastreo satelital en los autos de alias Mi Sangre”. En Argentina, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, aclaró que la Secretaríade Inteligencia (SI), dependiente de Presidencia dela Nación, dispuso de todos los recursos para la detención y que las leyes argentinas impiden una interferencia operativa de otra fuerza de seguridad extranjera.

Se conoció que hace tres meses vinieron a Argentina miembros de la Dirección de Investigación dela Policía colombiana –Dijín– para concentrar esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico. Los delegados se reunieron con la ministra Nilda Garré y le informaron que había narcos colombianos residiendo en Buenos Aires. De alias Mi Sangre contaron que lo habían ubicado en Nordelta, Tigre.

Un investigador de la Dijín le dijo al diario El Tiempo: “Comenzamos a detectar que el dinero llegaba a Medellín procedente de Centroamérica, especialmente de Panamá, y luego era consignado en cuentas de testaferros y de supuestas empresas de bienes raíces en el Cono Sur”. Alias Mi Sangre estaba en Argentina desde hace más o menos dos años, haciéndose pasar por empresario venezolano. Su último ingreso con esa identidad fue en diciembre del 2011. “No era un pasaporte falso, sino con datos alterados”, dijo un funcionario argentino para explicar por qué no se le había negado la entrada al país.

En los medios colombianos trascendió que López Londoño había sido capturado en Argentina en mayo de este año pero que lo habían dejado en libertad porque no tenía antecedentes. Fuentes del Ministerio de Seguridad dela Nación negaron ese rumor y agregaron que no existía constancia de alguna detención. La alerta de buscarlo llegó con la delegación dela Policía colombiana y la orden de captura era de la Interpol, que la emitió porque una corte de Florida, Estados Unidos, lo requería por narcotráfico.

En ese punto, el juez federal Norberto Oyarbide tomó intervención como subrogante y asignó a la Secretaría de Inteligencia (SI) la búsqueda y captura de López Londoño. La investigación arrojó que vivía en un country de Pilar y que tenía negocios de fachada como compra y venta de autos. El secretario Berni dijo que alias Mi Sangre “era habitué del restaurante donde fue capturado y se estableció que había ido con reserva”. Ahora, y desde hace tres semanas, el juez encargado de la causa es Sebastián Ramos, quien deberá resolver el pedido de extradición hacia Colombia o Estados Unidos.

¿Mi Sangre era el capo de capos? 

Desde que se conoció la captura de Henry de Jesús López Londoño, tanto las autoridades colombianas como las argentinas han insistido en la alta peligrosidad del paramilitar y narcotraficante, y de su importancia como el supuesto jefe máximo de una de las estructuras criminales con más poder en campos y ciudades de Colombia. A alias “Mi Sangre” lo han mencionado como el primer proveedor de “Los Zetas” y se ha llegado a decir que su detención es el principio del fin de “Los Urabeños”.

Para conocer quién es y qué representa Henry de Jesús López Londoño en el mapa de la criminalidad  colombiana, Cosecha Roja habló con Fernando Quijano, analista de temas de violencia y director dela Corporación para el Desarrollo Social y la Paz, de Medellín.

-¿Quién es alias “Mi Sangre”?

-Es conocido en el bajo mundo del Valle de Aburrá, y lo conocen por varias razones: porque participó activamente en procesos de convivencia, en pactos entre bandas, a lo largo de los noventa. Se crió en el barrio Boston y allí hizo sus primeros pinitos delincuenciales, pero ascendió no esa zona sino en la comuna noroccidental, en los barrios Castilla, 12 de Octubre y Picacho. Henry López es un hombre inteligente, con don de mando, muy respetado por personas del bajo mundo y con voz en esos grupos.

Se inició a comienzos de los noventa, muy cerca del Cartel de Medellín. Cuando era más joven estuvo involucrado en delincuencia común, pero no aún como parte de una estructura. Al parecer, hizo parte del grupo “Los Pepes” –Perseguidos por Pablo Escobar–, donde conoció a Diego Murillo Bejarano, alias “Berna”, y todo su movida paramilitar. Allí se fortaleció junto a él y está hoy dentro de la denominada “tercera generación” de los “jefes gatilleros” de Medellín, que hoy se llama “La Oficina” (antes llamada de Envigado, pero mucho más amplia, con bandas criminales como “Los Urabeños”, y con otros anclajes). Figura en esta generación al lado de hombres como “Kener”, “Duglas”, “Valenciano” y “Sebastián”, quienes también estuvieron al lado de “Berna”.

Cuando el Cartel de Medellín funcionaba, existían oficinas: la de los Champús,la Terraza,la Arboleda, bandas muy estructuradas que estaban conectadas con Pablo Escobar. Había también bandas medianas y pequeñas. Todo el mundo soñaba con “conectarse” con el Patrón o con un lugarteniente. Henry tuvo la suerte de conectarse muy bien. Conoció a Don Berna. Le hizo trabajos y mostró su trayectoria, en esa medida le fueron entregando cargos, y fue dándose a conocer en distintos espacios de la vida política de la ciudad.

Henry López se vinculó al proyecto paramilitar. Ingresó, a fines de los noventa, a la construcción del Bloque Centauros, en los Llanos Orientales, con Miguel Arroyave y alias “Don Mario”. Ya afianzado ahí, Berna le puso la tarea de organizar el Bloque Capital, en Bogotá, con un primo de Miguel Arroyave, que fue asesinado y ya él quedó con ese poder. En esa época de su relación con “Berna” –hoy extraditado a Estados Unidos–, tuvo discrepancias con miembros de “La Oficina”, al parecer con Sebastián.

En el proceso de desmovilización parcial de los paramilitares, él estaba en el Bloque Capital, pero se desmovilizó con el Bloque Central Bolívar. Ahí, Henry López se vinculó a “Los Urabeños”, la estructura criminal de Daniel Rendón Herrera, a quien él conoció en la época del Bloque Centauros.

-¿Y llegó a ser el jefe de “Los Urabeños”?

-“Mi Sangre” hace parte de la primera línea de mando de “Los Urabeños”, junto a personas como los hermanos Úsuga, “Marcos Gavilán” y el “Negro Sarley”. Ellos también venían de otros bloques paramilitares. Él está en esa primera línea, pero no significa que sea el que manda a todos o que tras él no haya nadie.

Hoy “La Oficina”, con “Los Urabeños” como una de sus principales bandas, es la fachada que cubre el antiguo Cartel de Medellín. Pero ver a un “Valenciano” o a un “Mi Sangre” no es ver a los que son los verdaderos patrones del negocio. Hay empresarios de alto nivel y mucha trayectoria, que parecen muy limpios en negocios legales pero que están tras todas las mafias que concentra “La Oficina”.

Henry López es un jefe gatillero. Aquí se ha hablado de que los Rendón Herrera siguen siendo los reyes del negocio.

-Usted no usa la palabra narcotráfico o narcotraficante. ¿No es ese el negocio de hombres como “Mi Sangre”?

-En el caso de “La Oficina”, ellos tienen una línea de mando para cada parte que manejan: ejército-armas, drogas, política, etc. Pero dentro de “La Oficina” hay una junta directiva, de hombres que representan clases mafiosas en alianzas con el paramilitarismo.  Es una estructura para-mafiosa que la han denominado bacrim (bandas criminales). Esto no es un negocio solo de narcotráfico. Sus tentáculos están desde el oro hasta el presupuesto público. Incluyen trata de personas, tráfico de armas, apuestas, y una larga lista de rubros, sobre todo ilegales.

-¿A quién capturaron el martes en Argentina?

-Capturaron a un hombre de alta trayectoria en el crimen, de mucha experiencia militar y política, con relaciones importantes en sectores de la clase política. Pero no capturaron al patrón de “Los Urabeños”. El negocio de ellos y de toda “La Oficina” funciona con capturas y sin capturas, con guerras o sin guerras, y funciona con la precisión de un reloj nuclear. Han caído “Don Mario”, “El Alemán”, “El Loco Barrera”, “Cuchillo”, “Don Berna”, a otros más, y el negocio continúa.

“Mi Sangre” estaba siendo mostrado como el jefe que iba a recoger todas las bandas que estaban en “La Oficina”, unas 350 bandas en Medellín sin contar el área metropolitana. Pero justo cuando empezó a aparecer muy públicamente, los jefes lo retiraron y lo mandaron a cumplir otras labores.

-¿Vino a Argentina para refugiarse?

Argentina es lugar de tránsito, de descanso, de colonización de las bandas. Allí se ha sentido la presencia de organizaciones como “La Cordillera” de Pereira, “Los Rastrojos”, “Los Urabeños” y otros grupos del viejo cartel de Medellín. Creo, es una opinión mía, que él estaba en Buenos Aires empeñado en negociar con los Estados Unidos. Lo extraño es que a los jefes de bandas que han buscado o han empezado a hacer negociaciones para que los extraditen, los están capturando.