poblacion carcelaria

Cosecha Roja.-

Las cárceles argentinas están sobrepobladas. En los 258 establecimientos del Servicio Penitenciario Federal y otras fuerzas de seguridad hay 69.060 presos. La cifra de 2014 representa un aumento del 103 por ciento en los últimos 15 años y una tasa de encarcelamiento que alcanza a 161 cada cien mil habitantes. Más personas privadas de la libertad en Argentina no significan más seguridad y sí consecuencias graves para quienes viven en las prisiones: hacinamiento, torturas y malos tratos, falta de acceso a la educación, trabajo y salud. La Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) analizó los datos y armó un video que lo explica.

 

La población detenida en el Servicio Penitenciario Federal creció el 46% entre 2000 y 2015. Como la capacidad de alojamiento no siempre está definida en detalle, suele ocurrir que se equipara el espacio mínimo de una cama a una persona. Si llegan más presos, se agregan más camas. El resto de las estrategias paliativas de la sobrepoblación incluyen el alojamiento permanente en comisarías –prohibido por la Corte Suprema de Justicia-, pasillos, oficinas, salas de espera y sectores de aislamiento; transformación de espacios destinados a otros fines para armar celdas; agrupamiento de colectivos diversos.

Las consecuencias de la sobrepoblación afectan la vida de las personas privadas de la libertad y sus  derechos. Lo sabe Brian Nuñez, víctima de una golpiza de los penitenciarios que lo dejó 40 días en sillas de ruedas. Patricio Barros Cisneros no sobrevivió: las piñas y patadas fueron letales. En 2014, el Registro Nacional de la Comisión Provincial por la Memoria documentó casi 7 mil casos de tortura y malos tratos en cárceles y comisarías de la provincia de Buenos Aires.

La tortura y los malos tratos y la violencia intracarcelaria son los peores resultados. Pero alojar más personas de las que se puede también provoca hacinamiento; ausencia de trabajo, educación y recreación; mala alimentación; deficiente atención de la salud y contagio de enfermedades; y degradación de las condiciones higiénico-sanitarias.

Construir más cárceles no es la única ni la mejor solución. “La PPN viene advirtiendo con preocupación el sostenido incremento de la población penal en los establecimientos penitenciarios federales y sus consecuencias en términos de vulneración de todos los derechos no restringidos por la privación de la libertad ambulatoria como el derecho a la salud; a la educación, al trabajo y a la recreación; a la vinculación familiar y social, es decir, a condiciones dignas de detención”, escribieron en un comunicado de la PPN.

En 2013 presentaron un proyecto en el Congreso. La “Ley para la acreditación funcional de establecimientos para la privación de la libertad y control de la sobrepoblación” busca desnaturalizar la sobrepoblación y caracterizarla como una situación “excepcional y grave”.

 Nota publicada el 12/2/2016