Mitos sobre la marihuana: si fumás salís a robar

No existen evidencias que demuestre que el consumo de sustancias psicoactivas lleve a las personas a cometer delitos. Los casos de violencia que “involucran drogas” tienen más que ver con disputas vinculadas al comercio que con el consumo. Te compartimos una nueva entrega de nuestra serie de notas -en alianza con Reset, Política de Drogas y Derechos Humanos- sobre mitos y zonceras sobre la regulación legal del cannabis.

Mitos sobre la marihuana: si fumás salís a robar

Por Cosecha Roja
04/03/2020

La relación entre hechos delictivos violentos (incluidos asesinatos) y consumo de sustancias con propiedades psicoactivas es baja. Según una encuesta realizada en 8 países de Latinoamérica a mujeres y varones en contextos de encierro un 33% dijo haber consumido alcohol o alguna otra sustancia durante las 6 horas previas al delito por el cual fue detenida (en Argentina desciende al 32% en la última encuesta de 2019).

Un 53% de las personas confirma haber probado cannabis alguna vez en su vida;  esto deja entrever que el consumo social de algunas sustancias tiene escasa influencia en la motivación para cometer un delito.

Los homicidios en Argentina no son cometidos por personas bajo la influencia de sustancias de consumo legal o ilegal. En los casos en que confirman haber consumido alguna sustancia que pudo haber influenciado su conducta en la gran mayoría se trata de alcohol (disponible en las góndolas de cualquier supermercado).

En el caso de los delitos violentos, como el homicidio, los móviles suelen ser distintos al consumo de sustancias, tal como lo explica el estudio del Instituto de Investigaciones del Consejo de la Magistratura de la Nación: el 39% de los homicidios se producen en circunstancias de discusión y/o venganza personal o grupal; el 11% se corresponden a conflictos interfamiliares.

Los casos que “involucran drogas” están principalmente relacionados a la prohibición y la disputa territorial por su comercio ilegal entre bandas y fuerzas policiales, no a su consumo. En algunos “barrios de emergencia” ese móvil significa –según el estudio– el 25 por ciento de los homicidios.

Tal vez sea hora de reconocer el fracaso de la prohibición y evaluar coherentemente nuevos abordajes regulatorios de sustancias para sacarlas de manos del crimen organizado y las disputas violentas.

No existe evidencia estadística sólida que demuestre que el consumo de sustancias lleve a las personas a cometer crímenes. Menos aún del cannabis. La publicación de la Sedronar “Consumo de drogas, prácticas delictivas y vulnerabilidad social” (2017) establece que “la relación entre drogas y delincuencia no es sencilla ni lineal. Tampoco es generalizable: muchos delincuentes reincidentes no consumen drogas y muchos drogadependientes no cometen delitos”.  El consumo es sólo un dato más entre un grupo de variables que podrían explicar el comportamiento delictivo –como los factores fisiológicos, psicológicos y conductuales, familiares, culturales, sociales, económicos y situacionales–.

Señalar al consumo de sustancias psicoactivas como la principal causa de hechos delictivos puede resultar tranquilizador para muchos y de enorme conveniencia política para otros, pero a ciencia cierta configura una imputación estigmatizante para las personas que consumen sustancias prohibidas –que son expulsadas del sistema de salud pública y perseguidas por el sistema penal como potenciales delincuentes–. Esta realidad ha sido reconocida por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) en su antecedente “Arriola” del año 2009.

En ese fallo el máximo tribunal declaró la inconstitucionalidad de la penalización de las personas que consumen drogas prohibidas y dijo que “quien es señalado como ‘delincuente’ –e ignorado en su problemática– no acude al sistema de salud o bien tienden a dilatarse en grado extremo los tiempos de latencia entre el inicio del consumo y la solicitud de atención”.

Es importante profundizar en este tipo de análisis para poder prestar asistencia donde corresponda. Es posible que exista una eventual asociación entre el consumo de drogas y la comisión de delitos, pero esta vinculación no es causal ni directa. Por el contrario, es posible que ambos hechos sean el resultado de otro tipo de factores de desigualdad estructural. Existen múltiples variables –tanto en el hecho delictivo como en el consumo de sustancias– que deben ser explorados previamente a cualquier conjetura apresurada.

 

Fuentes

http://www.observatorio.gob.ar/media/k2/attachments/EstudioZNacionalZenZpoblacinZprivadaZdeZlibertad.pdf

http://www.celiv.untref.edu.ar/contenidos.html

SEDRONAR. Resumen de los resultados del Estudio 2017 de consumo de Sustancias Psicoactivas. 2017. Disponible en http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/INFORMACINZPARAZCOMUNICACINZPRENSA.pdf