Cuando Norma Castillo conoció a Ramona “Cachita” Arévalo tenían 37 años y no pensaban, ni lejos, que algún día podrían casarse. Esa primera vez fue hace 38 años, en un viaje a Colombia, y desde entonces siguieron su vida juntas. En 2010 se convirtieron en la primera pareja de mujeres reconocida por el Estado en Latinoamérica, una de las nueve uniones civiles que se dieron antes de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina. En octubre de 2018, a los 75 años, Cachita murió de una enfermedad cardíaca.
El documental Juntas se estrenó el 7 de marzo del año pasado, Día de la Visibilidad lésbica en memoria del asesinato de la Pepa Gaitán, en el cine Gaumont. Juntas es una coproducción entre Colombia y Argentina que retrata a Norma y Cachita en su último viaje al lugar donde se enamoraron. Cosecha Roja habló con Laura Martínez Duque y Nadina Marquisio, directoras del documental.
¿Cómo conocieron a Norma y Cachita?
Nadina: Un domingo cualquiera, por allá en 2010, Laura y yo hacíamos zapping y nos encontramos con una nota de Crónica que anunciaba la inauguración en Argentina del primer centro de jubilados gay de Latinoamérica. Nos pareció maravillosa la sola idea de pensar un espacio que reuniera a hombres y mujeres, adultos mayores, que también forman parte de la comunidad LGBTIQ. Lo primero que pensamos en ese momento fue cuán invisibilizada está la homosexualidad en la vejez y quisimos ir a ver lo que sucedía en este lugar llamado Puerta Abierta.
Una vez allí, nos pasaron el contacto de Norma Castillo, la presidenta del lugar. Cuando Laura llamó a Norma para concertar una cita, Normita lo primero que le dijo al escuchar su voz y su acento del otro lado del teléfono fue: “¿Vos sos colombiana? Nosotras vivimos 20 años en Colombia”. Ahí mismo organizamos nuestro primer encuentro. Norma y Cachita nos recibieron en su casa con buñuelos y café colombiano. Estuvimos toda la tarde hablando de Colombia, el país que yo había conocido con Laura y el lugar en el que Norma y Cachita habían pasado los mejores años de sus vidas. Ahí comenzó un vínculo muy especial entre nosotras cuatro. En ese momento Laura y yo éramos pareja y nuestra relación apenas comenzaba mientras que Norma y Cachita llevaban más de treinta años juntas. Nuestras charlas, nuestros encuentros y nuestra dinámica era como un juego de dobles o de espejos enfrentados. Todo giraba alrededor de Colombia… un año después de habernos conocido, ellas se convirtieron en la primera pareja de mujeres casadas por ley en Argentina y Latinoamérica ahí comenzó el fenómeno mediático que protagonizaron y en contraposición la idea de un documental que contara lo que los medios dejaban por fuera.
La película habla mucho con texturas y colores ¿Por qué decidieron narrarla de esta manera?
Laura: Cuando Norma y Cachita se convirtieron en la cara visible de la ley de matrimonio igualitario y se vieron envueltas en un gran fenómeno mediático, comenzamos a cuestionar lo que estaba representándose ahí, de qué forma y para qué. Porque los periodistas se referían a ellas como dos abuelitas, desexualizadas; porque se habilitaban cierto tipo de preguntas que, tal vez, no le harían a la primera pareja de hombres casados por ley, porque pretendían mostrar que Norma y Cachita eran un pareja como “cualquier otra” y, finalmente, entendimos el riesgo que entraña el querer “normalizar” una historia, una pareja, una vida. En fin: eran preguntas que cuestionaban el lugar desde el cual nos íbamos a parar nosotras para elaborar esta película. Para nosotras el desafío era ético y estético: cada plano suponía una responsabilidad enorme sobre aquello que íbamos a mostrar y cómo lo íbamos a mostrar. Nosotras no pretendíamos condensar una vida, mucho menos dos, en un par de horas, cerrando todo en un “Esta es la historia de Norma y Cachita, esto fue lo que hicieron y lo que son”. Lo que queríamos era capturar un pedazo de la vida de ellas, en tiempo presente, siendo, en toda su potencia y en toda su verdad. Por eso decidimos viajar a Colombia con ellas y hacer que ese movimiento nos transformara involucrándonos a las cuatro. El lugar hubiera podido ser otro, pero era el caribe colombiano. Selva húmeda y mágica, paisaje complejo lleno de contrastes, contradicciones, texturas, y colores. En Colombia hay otra luz y son otras las aguas. El verde es otro.
¿Y para vos Nadina?
Nadina: La película implicó hacer ese viaje y gracias a eso encontramos su forma: los viajes no se recuerdan tal y como fueron. Los viajes son las imágenes mentales de los viajes, los relatos sueltos, las anécdotas carprichosas. Los viajes se recuerdan como destellos de la memoria y el recuerdo, como barridos de agua. Hubo, además de colores y texturas, muchísima agua en nuestro viaje y por eso, a veces, el paisaje representaba buena parte de la carga emocional que estábamos enfrentando. El agua, la tierra, muchas veces tradujeron lo que Norma y Cachita estaban sintiendo o lo que nosotras queríamos decir. Finalmente queríamos hacer una película sobre el deseo y la pulsión de vivir, queríamos hacer una película sobre dos mujeres valientes que insisten una y otra vez en lo mismo: hay que salir a vivir de verdad, siendo quien se es. JUNTAS es una película sobre la libertad y por eso lo primero que decidimos fue hacerla con toda la libertad.
¿Cómo fue el proceso de realización? ¿Contaron con la ayuda de Norma y Cachita para seleccionar la edición?
Laura: El montaje de la película fue un segundo viaje. Ahí regresamos a Colombia en imágenes y encontramos conexiones, relaciones que no habíamos planteado ni previsto en el rodaje. Fue un trabajo mediado por la música y el sonido, pues no podemos concebir la imagen sin el sonido. A Norma y a Cachita les mostramos la película terminada sabiendo que estaba llena de guiños que nadie más que ellas pueden entender como un homenaje a sus vidas y a su amor. Sin ellas, esta película no existiría.
Juntas se puede ver gratis en la plataforma Cine.ar