Esta mañana llegó una brigada de la policía Metropolitana a Liniers para allanar 18 domicilios con mercadería. Los 500 trabajadores que venden todos los días alrededor de la estación de tren exigieron la orden judicial y se resistieron al decomiso. Los oficiales de Infantería respondieron a los golpes, con palos y balas de goma: en medio de las corridas, un niño terminó con una herida en la mano.
Cuando llegó la policía llegó a Rivadavia 11.599, los manteros le dijeron a los oficiales: “Si saben que venimos todos los días, que somos trabajadores, por qué nos roban nuestros productos”. El avance se concretó igual y ahora deciden si van a cortar la avenida. Mientras, al niño lo llevaron al hospital.
Hace unas semanas la policía había desalojado a la fuerza a los manteros de Acoyte y Rivadavia y de Nazca. Esta vez la apuesta fue mayor. “Nadie presentó un orden judicial. Y ahora subieron el nivel de represión”, dijo a Cosecha Roja Gabriela Olguín, referente de los trabajadores públicos de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular).
Ayer la CTEP estuvo en la marcha en la Plaza de Mayo. Aunque todos esperaban que fuera la primera experiencia del Protocolo de Actuación de las Fuerzas de Seguridad en Manifestaciones, las órdenes nunca llegaron. Hoy la represión fue en Liniers. Los dirigentes y asesores legales de la Confederación acompañan ahora a los trabajadores para tomar decisiones sobre cómo enfrentar la represión.
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