incidentes5_14660Cosecha Roja.-

Siempre rompemos todo. En el 86, cuando Argentina fue campeón del mundo. O cuando en Italia 90 no. También si Boca se convierte en Rey de copas o si es el día del Hincha de tal o cual club. La Policía Federal detuvo alrededor de cien personas y hubo 25 oficiales con heridas leves, según el Ministerio de Seguridad de la Nación. “El bardo, la lógica aguantadora, la violencia están naturalizados como parte de la cultura: si hay fútbol, hay quilombo”, dijo a Cosecha Roja Pablo Alabarces, sociólogo especializado en cultura popular.

El Obelisco era “alegría, bandera, bocina, euforia transparente y contagiosa”. A medianoche, había vidrios esparcidos, rastros de batalla, olor a gases lacrimógenos y heridos. No es una crónica de anoche: es de 1986, cuando Argentina salió campeón del mundo en México. Aunque la selección le hubiera ganado a Alemania y Diego Maradona tuviera el balón de oro, igual rompimos todo.

1986

“No todo fenómeno de masas implica vandalismo: el festejo del Bicentenario fue ejemplo de que puede no haber incidentes. Pero ayer no fue ni el día de la Independencia ni una victoria política ni el aniversario de la muerte de Videla: fue fútbol, dijo Alabarces. “Era una situación de masas en la que se festejaba la derrota”, agregó.

En 1998 el mundial fue en Francia y Argentina perdió en cuartos de final contra Holanda. Dos a uno. La noche terminó con 60 heridos y 127 detenidos sólo en Capital Federal.

1998

“No quiero entrar en teorías conspirativas -como que fueron barras de Independiente y Chacarita- ni en las que culpan de todo a la toma indiscriminada de alcohol ni a la versión de los lectores de La Nación que dijeron cosas como que hace falta un ´rifle sanitario´ o la respuesta rápida de ´¿qué querés con estos negros de mierda´”, dijo Alabarces. Para él, el bardo aparece sistemáticamente cuando se trata de fútbol.

En 2005 Boca se convirtió en Rey de Copas y en “uno de los clubes más ganadores del mundo con 15 títulos internacionales”. ¿Y? Incidentes.

2005

Lo mismo el día del hincha en 2012, en el Obelisco.

2012

El año siguiente, en un nuevo aniversario, terminó con cinco policías heridos.

2013

Alabarces explicó: “Cuando aparece la cana,desaparece cualquier tipo de razonamiento y se organiza todo en torno a quién la tiene más larga”. Para el sociólogo, en ese momento todo se trata de demostrar quién tiene más huevo. Entonces, ya no hay ni fútbol como mercancía ni nada: queda la cultura del aguante.

Lo de ayer empezó pasado el mediodía. El Obelisco se llenó antes del partido. Aunque no hubiera pantallas se juntaron a hacer el aguante. Había familias, grandes, chicos, amigos, compañeros, bombos, murgas, bengalas. Alabarces contó que durante el partido explotó en las redes sociales la idea de que “como los alemanes no saben festejar, mejor nos dejan a nosotros que podemos demostrar que somos grandes hinchas”.

Entre la multitud aparece un pibe que agita con las manos en alto un trofeo. Es una antena de DirectTv arrancada de raíz de algún lado.

– Pasásela al pollo

– Dame, boludo, dame

El pollo se la pasa a otro. El otro a otro. Y el último no sale corriendo para su casa con el botín: el último convierte la antena en un bombo y Brasil decime qué se siente otra vez. “El equipo iba paso a paso, humildemente, y había 200 mil tipos repitiendo un cántico básico de pedantería y soberbia”, dijo el especialista en cultura popular.

Y, mientras tanto, los que fueron a Brasil. “El fenómeno de migración que se da exclusivamente por selección económica fue de clases medias altas. Esto demuestra que el fútbol dejó de ser un territorio puramente plebeyo, que atravesó todas las clases sociales”, dijo.

“Hace rato marcamos el narcisismo de la hinchada argentina: creemos que somos el pueblo elegido, el mejor público del mundo”, dijo Alabarces. La noche terminó con un pibe sentado en una butaca que acababan de robar del Teatro Broadway en medio de la 9 de julio mirando a los patrulleros. Cuando la policía avanzaba él pibe corría. Metros más adelante se volvía a sentar y miraba a las cámaras. Del otro lado, abajo del Metrobús, seguían los festejos.

 

Colaboró José Chuncano
Foto: Télam