Standup villero

Lola Melendi – Cosecha Roja.-

Mañana hay que trabajar, hace frío y está por llover, pero en Loqras Bar de Pacheco no para de entrar gente. Dentro de poco las sillas no van a alcanzar y los curiosos se van a amuchar en la barra para ver el escenario: cuatro cómicos vienen desde lejos especialmente para actuar acá. Así lo anunció Damián Quilici en Facebook y, aunque hoy le toque ser solo el presentador, se va a lucir entre monólogo y monólogo.

Cuando termina el show el bar queda vacío. Damián come algo, conversa un rato y toma el bondi para volver a su casa. Vive cerca, en Palestina, su forma de graficar que Las Tunas quedó del otro lado del muro de Nordelta. Un territorio inundable, calles de barro, techos de chapa. Mucho frío en invierno, mucho calor en verano, poco de “iluminación, barrido y limpieza”. Olvidados cuando se habla del Tigre-Miami, siempre evocados si se trata de robos, crímenes y jóvenes en conflicto con la ley.

Él vive del stand up, ese estilo de comedia que se popularizó con la llegada del cable y de la serie Seinfeld. Y desde hace diez años crece sin parar en la Argentina. Los comediantes se burlan de sus propias miserias y el público se ríe -con ellos, de ellos y de sí mismo. Es un circuito al que cualquiera puede acceder a través de ‘micrófonos abiertos’ que se organizan todas las semanas en distintos lugares, pero en el que se mantienen sólo los que logran arrancar carcajadas a una audiencia de desconocidos. Así de fácil. Así de difícil.

 

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Que se crucen de vereda al verte. Que te sospechen ladrón. Sufrir un accidente laboral. Vivir atrás del muro. Convivir con las drogas, los pibes chorros, la policía corrupta y los prejuicios de propios y ajenos. Se burlan de eso y más. Si un judío hace chistes con el Holocausto ¿por qué un pobre no habría de hacerlos con su miseria?

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Yo veo que la gente de Capital tiene mucha paranoia, vive en estado de inseguridad. El otro día me acerqué a un hombre mayor y le dije ‘¡Eh, amigo! Sabé’ dónde ‘é la parada del 60?’ . Me dijo ‘tomá la billetera y no me hagas nada’. Pará… ahora por eso, dame el celular también.

El público estalla. Cuando la tentación afloja, sobreviene una gran incomodidad. Uno se ríe y no puede evitar mirar a los costados, como si necesitara confirmar que no es un pecado, que efectivamente causa gracia. Y sí, causa. Damián piensa chistes como estos desde hace dos años. Harto de sentirse explotado por una fábrica de papas fritas consiguió que le dieran una licencia y se la gastó mirando videos de Sebastián Wainraich en Youtube. Lo que se dice una pérdida de tiempo, si no fuera porque se le ocurrió que él también podía hacer eso, si tan sólo encontrara un tema del que hablar… Averiguó. Germán Batallán, uno de los primeros standaperos del país, daba un curso para gente sin experiencia. En cuatro meses le enseñó todo lo necesario para escribir y actuar su propio monólogo, y ya no hubo vuelta atrás.

– Arreglé con la fábrica y hoy vivo de esto. No me preguntes cómo hago, pero vivo de esto. La respuesta incluye presentaciones lunes y martes en Absinth, a una cuadra del Congreso; jueves en Loqras Bar, miércoles y viernes en el Paseo La Plaza y un largo etcétera que se actualiza minuto a minuto.

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Mi nombre es Germán, soy de San Martín… no se asusten, no les va a pasar nada, todo tranquilo: dejen los celulares, las carteras, las billeteras.

Vecino del barrio El Tropezón, Germán Matías dejó la metalúrgica en la que aprendió el oficio para probar suerte en el taller de cromados que abrió un ex compañero de la fábrica: laburar ahí le permite dedicarse al humor.

– Busco tratar un tema delicado de una forma graciosa. Es una manera muy especial de contar las cosas, de hablar de la pobreza y la inseguridad.

Hace dos años vio en el programa Bendita TV un monólogo que le partió la cabeza y empezó a tomar clases con Nancy Gay, standapera, monologuista y actriz que en 2012 fue nominada como Revelación en los premios Martín Fierro por su trabajo en ‘La Pelu’ de Flor de la V. Germán se inspiró -como todos- en sus padecimientos cotidianos. “Cada vez que digo que soy de San Martín me dicen ‘ahhh, ahí son todos chorros’”.

Ahora se presenta en ‘Tentativa de risa. Humor excarcelable’, integra el grupo Stand Pirados y produce un show en Villa Bosch. Promete que pronto vuelve ‘Reite o disparo’, el espectáculo que en montó junto con Damián Quilici y Carlos Balmaceda en el Paseo La Plaza hace dos años.

Cuando el humor funciona las puertas se abren. Ahora es columnista en Efecto Decadente, un programa de la FM 105.7 de San Martín.

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Seba Ruiz los admira. Tiene 19 años y una habilidad innata para imitar. Pero hasta el año pasado no tenía idea de que existiese este mundo: vio un video y le encantó. Cuando supo que el stand up se estudia, se anotó en un curso. Se presenta cada vez que puede: en Absinth, el Paseo La Plaza, cualquier lugar al que lo inviten.

– Es así, te tenés que presentar todo el tiempo y te van conociendo, siempre surgen nuevas oportunidades, si no, no te llama nadie.

Hace un esfuerzo sobrehumano. Vive en Lomas del Mirador y las presentaciones son en Capital: tres horas de viaje, una de espera, cinco minutos de micrófono. Al otro día se levanta a la madrugada para trabajar con inyección de plásticos en Villa Madero, y vuelve a Capital para estudiar. Desde que se dió cuenta de que esto era lo suyo se anotó en la carrera de Producción y dirección de radio y televisión.

En el colectivo estudia, prepara chistes, come, duerme.

Reite o Disparo

Narrar la violencia con humor

Los monólogos de Damián, Germán y Sebastián permiten asomarse a una de las tantas formas de la violencia que diariamente sufren miles y miles de jóvenes cada vez que alguien les dice “¿ahí vivís?” o los mira con miedo. Desde que ser joven y pobre se convirtió en delito.

Acá no cobramos entrada. Para los que quieran contribuir con el arte, van a ver que arriba de las mesas hay un sobre. No pasamos la gorra… porque con la gorra está todo mal.

Damián actúa con remeras de Luciano Arruga, el adolescente desaparecido en 2009 tras haber sido hostigado y torturado por policías de Lomas del Mirador que se presume querían que robara para ellos. Mientras tanto, la respuesta del gobierno provincial a la “emergencia en seguridad” es un aumento de la cantidad de efectivos. Basta echar un vistazo a las cifras para tener una idea de cuánto colabora con la reducción del delito el aumento de la presencia policial.

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Carlos Balmaceda empezó a hacer monólogos hace diez años. En 2009 dejó de dar clases de Lengua y Literatura para dedicarse ciento por ciento al stand up. Hoy es un referente dentro de la escena porteña y aunque diversificó su propuesta de temas, “Monólogo del Conurbano” sigue siendo un clásico. Hay quien lo señala como “el padre de todo esto”.

Él se desmarca pero baja línea. “De lo único que me puedo adjudicar cierta paternidad es de la defensa acérrima de que el stand up diga algo que importe y modifique, que provoque y lleve a la reflexión”.

Quizá sea forzado hablar de stand up villero. Para Balmaceda, es un riesgo encasillar. “Me parece mucho más valioso que exista un comediante de stand up que habla de distintos temas desde una perspectiva radical, desmitificadora. El humor siempre suaviza, lo que no significa que trivialice”. Damián define lo que hace como stand up marginal de denuncia.

Germán prefiere hablar de ‘humor’ a secas: “Yo digo que es mejor que vengan y lo vean en escena a que lean una noticia, porque muchos reaccionan como que es una vergüenza, o cuestionan, critican y nunca lo vieron. Vení que vas a ver humor, te vas a reír”.

“Se ríen porque es como que les mostrás algo que ellos se imaginan pero no saben bien cómo es: laburar todo el día, viajar como el orto, no tener auto”, dice Sebastián. Quilici es tajante: “en Capital les gusta porque es como ver a un pobre en 3D”. Más allá de discusiones conceptuales, está convencido:

– Nos estigmatizan. Que vivas en una villa no quiere decir que seas chorro. Yo siempre digo ¿Y los Shoklender? ¿Vivían en una villa? ¿Y Robledo Puch? ¿Y la banda de las chetas de Belgrano? En la villa hay chorros y también hay otros que no. Yo no soy chorro, yo hago stand up. Y otros hacen otras cosas. Como en todos lados.

Video: Bombaiii Films