Ni un pibe menos - sebastián nicora

Cosecha Roja.-

“Fue una corazonada”, dijo a Cosecha Roja Fernanda Nicora, mamá de Sebastián. No sabe por qué, pero el 15 de febrero de 2013, cuando llegó la policía de Punta Indio para decirle que su hijo lo había matado su amigo Santiago, no les creyó. Enseguida sospechó de la Bonaerense. En diciembre, a casi dos años del crimen, logró obtener los resultados de la autopsia de su hijo: “Me habían dicho que murió de un golpe pero se comprobó que tiene un tiro en la cabeza: está la entrada de la bala, el recorrido, un orificio de salida, parte de la munición adentro y hasta pólvora”, dijo. Hoy, a dos años del crimen, lo homenajearán en el parador donde los encontraron muerto.

Sebastián y Santiago vivían en Verónica, una ciudad de 7 mil habitantes al este de la Provincia de Buenos Aires. El 14 de febrero se tomaron un micro hacia Punta Indio -a 20 kilómetros- y reservaron un hostel para pasar la noche. Fernanda no sabía del viaje. Llegó a la casa después del trabajo y vio que su hijo no estaba, tampoco su morral. A la noche se preocupó porque no volvía pero lo entendió. “Últimamente estaba rebelde, y quizá había salido a la noche, como todo adolescente”, contó. Sebastián tenía 16 años y estaba por retomar el secundario.

A la mañana siguiente se enteró que había “un chico muerto” en la playa, en el balneario El Pericón. Lo supo porque viven en un lugar chico y los vecinos comentaron. A la una y media del mediodía la Policía la fue a buscar a la casa. “Fue extraño: ya habían reconocido el cuerpo y 10:55 se había dado la orden de avisarme. Pero demoraron. Además, antes de que yo llegara ¿ya había un culpable?”, relató Fernanda. En la primera autopsia un médico informó que había muerto de un sólo golpe y que no había marcas de defensa. A Fernanda le pareció imposible que su hijo no hiciera nada para vivir. Aunque el asesino fuera un amigo (que no era), aunque muriera de un golpe consistente (que tampoco fue).

Desde el principio Fernanda estuvo convencida de que el asesino no era el amigo. “Después me enteré de que Santiago ni siquiera estaba en el lugar del hecho a esa hora. “La Policía presionó con testimoniales y logró cambiar los horarios para ubicarlo a él en la escena”, contó. Durante el primer año, la madre peleó sola: “Golpeé puertas, le puse garra, luché por la inocencia del amigo, organicé marchas y me puse a estudiar derechos. Mis pedidos eran desoídos: “Uno tiene que lograr que la Justicia te crea y después, encima, convencerla de que investigue: como en todos los casos de violencia institucional, si la familia no se pone la causa en la espalda, no se investiga”, dijo.

Lo que Fernanda denuncia tiene nombre y apellido: es la fiscal platense Ana Medina. Según el relato de la madre, la magistrada delegó la investigación en la Policía, acusó al amigo sin pruebas, tardó en ir al lugar del hecho y permitió que los oficiales pisotearan pruebas y descuidaran la escena del crimen. A finales de 2013, la Comisión Provincial por la Memoria la apoyó. “Me dieron un acompañamiento desinteresado y me ayudaron a avanzar en la causa”, contó Fernanda. Lo mismo Julián Axat y la Campaña Contra la violencia Institucional. “Me parece aberrante que, desde la misma Justicia, reconozcan que si no hubiese sido por nosotros no hubiesen llegado a nada”, denunció.

A nivel judicial, el pedido es que la fiscalía “baje el pulgar y comience a actuar por el delito de encubrimiento de todos los agentes que estuvieron en la escena”. A 24 meses del asesinato, Fernanda no sabe quién disparó ni con qué disparó. “Hay testigos pero tienen miedo: hay que empezar a romper el círculo de impunidad para que la gente se anime a hablar”, agregó.

Sebastián era un chico dulce, adolescente y rebelde que escuchaba cumbia y le gustaba andar a caballo: así lo recuerda Fernanda. “La policía lo había estigmatizado por hechos menores de hurto: cada vez que salía a la calle estaba perseguido”, contó. El sábado a las 18, a dos años del crimen, inaugurará un sitio de memoria en el mismo lugar donde encontraron el cuerpo. Será un mástil con una bandera para izar, el rostro de Sebastián y el pedido de Justicia. Estará presente la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional y la Comisión Provincial por la Memoria.

Foto: Comisión Provincial por la Memoria