ocloyaUna de las comunidades del pueblo Ocloya vive a veinte kilómetros de San Salvador de Jujuy. Son unas cien personas que desde hace varios años soportan intentos de invasión de su territorio. En los últimos dos años, las amenazas, el alambrado compulsivo, el cierre de caminos comunitarios y hasta los tiroteos se acrecentaron.

El viernes pasado, los dueños de Empresa Papelera NOA, con quienes los Ocloya mantienen una disputa legal, se cruzaron con Nestor Jerez, el cacique de la comunidad. “Te vamos a matar y te vamos hacer desaparecer como a Maldonado, indio mechudo hijo de puta”. Acto seguido le tiraron una camioneta encima e hicieron varios disparos.

Jeréz narró así el intento de asesinato:

“En el día de la fecha a 8:45 hs aproximadamente en mi regreso al territorio por nuestro camino ancestral, en el puesto que tiene Verzini Daniel Enrique una vez más sale al cruce Ariel Amaranto (por el que pesan varias denuncias por amenaza con arma de fuego, contra miembros de la comunidad, incluso a escribana y abogada) diciendome en voz alta “por acá no pasas indio mechudo hijo de puta, te voy a cagar matando” a lo que respondo que es nuestro camino ancestral y vamos a pasar las veces que sea necesario”.”

“En ese momento llega en camioneta verde oscura Dodge con cúpula y vidrios polarizados Verzini Daniel Enrique, quien también me increpa diciéndome en voz alta, “te voy a cagar matando indio mechudo hijo de puta” a lo que le respondo que lo haga y en ese momento acelera y me tira la camioneta encima a lo que atino a esquivarla y a salir corriendo, mientras Ariel Amaranto me hacía tiros y decía en voz alta “yo te voy a cagar matando indio hijo de puta, y te vamos a hacer desaparecer como a Maldonado”.

El jueves 24 de agosto llegó a la comunidad el ayudante fiscal Fernandez acompañado de varios peritos y funcionarios del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), la Secretaria de Pueblos Indígenas representada y miembros de lac comunidad. En una recorrida por el lugar, encontraron varias vainas servidas, plomos, un polígono de tiro con un cartel que decía ‘no tomar’, portones con candado y alambres electrificados.

Desde la comunidad pidieron protección y que la justicia atienda la denuncias por los atentados. Y dieron un aviso: “resistiremos en el territorio del cual somos poseedores ancestrales y del que solo muerto nos desalojaran”.

Fuente: La Voz del Cerro / RedComSur