Maximiliano Montenegro en Diario Popular
Cintia Spaltro anota hace cinco años la cantidad de días desde que su ex pareja se llevó a la hija de ambos de su casa de la localidad bonaerense de Tortuguitas en una de sus visitas tras la separación y ya no la devolvió. Sin contacto con su pequeña, instalada a la fuerza con su progenitor en la ciudad de Salto, a más de 200 kilómetros, todo es una pesadilla para la joven madre. “Ya son 1.774 días que estamos separadas, con la ayuda de la justicia machista”, dijo la mujer, que ahora llevó su reclamo desesperado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“Quiero a mi hija, que respeten sus derechos. No soy una delincuenta, soy una persona que trabaja y es honesta. Soy madre de otros dos hijos, de una pareja anterior, que me aman y están conmigo. Necesito a mi hija, que cumplirá siete años el próximo 4 de marzo. El padre biológico se la llevó el 8 de marzo de 2013, y yo la vi algunas veces hasta 2015, que se cortó completamente el contacto. El tenía todo premeditado. El día que la llevó me dijo que me iba a arruinar la vida. Lo está cumpliendo”, dijo Cintia, en declaraciones a Diario Popular.
La situación de Cintia y su hija fue publicada por el portal “Diario Digital Femenino”, explicando que recientemente la mujer hizo una presentación formal ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “El padre de mi hija se la llevó y no la devolvió jamás, con total impunidad. Tenía dos años la gordita, aún amamantaba. Tenía todo planeado al detalle, porque cambió el teléfono y presentó una denuncia por abandono de persona contra mí. Desde ahí todo es luchar para verla un ratito o hablar con ella por teléfono. Desde 2015, ni siquiera eso. Fui muchísimas veces a Salto, respetando las medidas judiciales de revinculación, aunque sea injusto que me la dejen ver en un cuarto y sólo por una hora, pero siempre aposté por el diálogo. Sin embargo, no alcanza”, señaló la mujer.
En el escrito ante la CIDH, Cintia indicó que fue violentada una y otra vez por la Justicia. “Solo recibí del servicio local de Salto, del Juzgado y de todos los lugares a los cuales recurrí malos tratos, denigraciones por ser pobre y de otro pueblo”, escribió la madre.
La historia de lucha de Cintia incluye audiencias en las que se presentó pero el padre de la niña no concurrió y otras en las que no fue notificada y la declararon ausente. “La justicia es machista y es un desastre. Hacen todo lo posible por destruirte. La propia abogada que me designaron me decía de todo, incluso que tenía muchos problemas como para resolver los míos. Cuando renunció, fui notificada a los seis meses. Todo es tiempo perdido. A veces, lograba ver a la nena un ratito, otras la familia del padre me dejaba hablar con ella, o que salude a sus hermanos, que la extrañan, y sufren mucho también por estar separados”, dijo Cintia.
Actualmente, la joven madre, que cumplió ayer 34 años, cuenta con el patrocinio legal del abogado Gabriel Migliazza. “Desde hace algunos meses, con el respaldo del doctor Migliazza, la causa comenzó a visibilizarse. Lo que ocurre es que el expediente está radicado en Salto, cuando debería estar bajo la órbita de la justicia de San Martín. No es algo menor, porque hay más de 200 kilómetros de distancia”, explicó la madre de la pequeña.
En la previa del corte absoluto de contacto entre la mujer y su hija, se registró un acuerdo de tenencia compartida, pero jamás se cumplió y del cual tampoco se le notifico de la suspensión del convenio. Por otra parte, relata en la presentación que “nunca me llamaron para decirme que mi hija no iba a estar conmigo para cumplir con la tenencia compartida, la cual estuve en contra siempre ya que vivimos a una distancia en la que es imposible que mi hija vaya a dos colegios”.
“El 27 de enero de 2015 fue la última visita a mi hija Samira. Me dijeron ese día que la justicia era lenta, que tenía que esperar los informes de la jueza Estela Alonzo. Nunca llega esa decisión, se ampara la ilegalidad cometida por el progenitor y no se respetan los derechos de una niña. Sólo puedo verla por fotos, cada tanto, o cuando el padre me responde un mensaje de voz. Siempre escribo preguntando cómo está, qué hace. Pero no me responde. Mi hija necesita estar conmigo y sus hermanos. Ya fui a todos lados para que ayuden. La Corte Suprema bonaerense, el Instituto Nacional de las Mujeres, diversas organizaciones civiles. En todos lados me dicen que no pueden ayudarme”, cerró la mujer.
“La causa debería estar en la Justicia de San Martín”
El abogado Gabriel Migliazza, que representa a Cintia, explicó que “hay infinidad de irregularidades en la justicia de Salto, donde está radicada la causa, y lo que necesitamos es que el expediente pase al Departamento Judicial de San Martín, porque el hecho inicial, es decir la sustracción de la menor, ocurrió en el domicilio de Tortuguitas, por lo tanto es insostenible la situación”.
“Consideramos que hay un delito ilícito primigenio. Se discutió la radicación, y terminó en la justicia de Salto. Pero el caso debería estar en San Martín. Con Cintia me encuentro hace cuatro meses. Como pasaron varios años, el centro de vida de la nena está en Salto, pero sostenemos que todo comienza con un hecho ilícito gravísimo. Esto debería seguir con la restitución del vínculo, y en caso de que San Martín no asuma la competencia, iremos a Mercedes. Lo concreto es no puede continuar en Salto”, dijo el letrado. Para Migliazza, “hay cuestiones que pasaron en Salto, que son realmente
muy graves, porque Cintia concurre y le dicen que no puede ver a la hija,
o incluso que no puede ver el expediente, lo cual es una locura”.
“Se debe mencionar, también, que Cintia es una madre soltera, con dos hijos, a quienes cría muy bien, con quienes tiene una excelente relación. El hecho de que tuviera que
viajar desde el hecho traumático le quitó posibilidades económicas, laborales y la afectó emocionalmente. En 2013, concurrió a la justicia de San Martín para denunciar que en salto no la estaban escuchando, que la maltrataban, pero fue ignorada. Realmente, el sistema judicial es muy arcaico, repleto de prejuicios”, dijo el abogado.
“Me pegaba y casi me dejó ciega”
“No tengo derecho a ir a Salto y traerme a mi hija, así como hizo él, porque me dijeron que voy presa. Estoy amenazada, entre la espada y la pared. No puedo decir lo que pienso y siento. No me dejan defenderme, ni decir nada. No puedo hacer nada. El es un golpeador manipulador, con antecedentes penales. Es malo, lo denuncié por violencia de género, me pegaba y casi me deja ciega”, contó Cintia en su escrito ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Asimismo, indicó que “la jueza de Salto, Estela Alonzo, y todo el cuerpo judicial lo defienden al padre biológico de mi hija Fernando Javier Capaldi, porque arrancaron mal de principio, cuando él fue y dijo que yo abandoné a mi hija”.
“Lo que debieron hacer era venir e verme, llamarme y corroborar que era así como él decía. O al menos saber si yo estaba viva. Yo tengo otros dos hijos, ¿por qué razón querría abandonar a mi hijita más chiquita? Presenté testigos que nunca llamaron. No me hicieron pericias psicológicas jamás. Nunca investigaron”, dijo la mujer.