Fotos: Facundo Nivolo
Luna Ortiz salió de su casa para ir a una entrevista de trabajo y nunca volvió. Al día siguiente la policía encontró el cuerpo de la chica de 19 años en la casa de un familiar de Isaías Villarreal, un joven ocho años mayor que ella con el que había estado la noche anterior. No está claro qué pasó esa madrugada: a lo largo del debate oral quedó demostrado que Luna estuvo con él y dos amigos. Tomaron alcohol y cocaína. Luna quedó casi inconsciente y uno de los varones abusó de ella.
Hoy se conoció la sentencia: Villarreal, el único imputado, fue condenado a 14 años de prisión por los delitos de “abandono de persona seguido de muerte” y “suministro de estupefacientes a título gratuito”. Además, los jueces ordenaron que se abra una nueva causa contra los dos amigos de Villlarreal: uno de ellos está acusado por abuso sexual con acceso carnal y el otro por falso testimonio.
“Es una sentencia inédita en cuanto a la calificación”, explicó a Cosecha Roja la abogada Nvard Nazaryán, representante de la familia. A lo largo del juicio varios de los hombres que estuvieron con Luna el día que murió dijeron que se habían ido de “gira” y que no tenían responsabilidad en la muerte de Luna. “El mensaje de esta sentencia es que en estos casos cada uno de asumir las responsabilidades”.
Marisa Rodríguez, la mamá de Luna, estuvo presente en las tres audiencias del juicio. En la primera jornada como testigo. No fue mucho lo que pudo contar. Contó que el día que desapareció su hija se fue de su casa alrededor de las 17.30. “Ese día era mi cumple”, dijo a Cosecha Roja. Luna planeaba volver a la tarde para ayudar a su mamá a amasar las pizzas para la noche. Esa fue la última vez que se vieron.
Al día siguiente la policía le avisó a Marisa que habían encontrado el cuerpo en una casa de Benavídez. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Según contó Villarreal, el 2 de junio de 2017 cerca de las 18 se encontró con Luna y fueron hasta Tigre. Pasaron por un supermercado chino, compraron unas cervezas y se quedaron tomando en la calle. Después fueron al Casino de Tigre y de ahí hasta la casa de Matías Della Roca, un amigo de Villarreal, donde tomaron unas cervezas y consumieron cocaína.
Villarreal y Luna volvieron al Casino. Las cámaras de seguridad registraron el momento en que salían, cerca de las 22: Luna no podía caminar, estaba casi inconsciente. De ahí fueron caminando a la villa El Garrote a comprar más cocaína.
El recorrido siguió por Benavídez, donde vive otra amigo de Villarreal, Agustín Paz. Él les pagó el remís y les convidó Fernet y cocaína. “Todo ello nos podría parecer un gesto de amistad, si tanto Paz como el imputado no hubieran reconocido que tuvieron relaciones sexuales con ella”, dijo en su alegato la representante de la familia.
Al salir de la casa de Paz, cerca de las cuatro de la mañana, Luna se tropezó y se dio la cara contra el piso. “A partir de ese momento Isaías debería haberse dado cuenta que no podía seguir consumiendo y necesitaba ayuda”, dijo a Cosecha Roja la abogada. Pero Villarreal la llevó a la casa de una tía, a unas cuatro cuadras de ahí, donde siguieron tomando. Llevaban más de once horas consumiendo alcohol y cocaína.
Luna quedó tirada en un sillón. “A las ocho de la mañana llegó un amigo de la tía y con Villarreal la trasladaron a otro sillón”, explicó la abogada. “Isaías dormía, su tía tomaba mate y su prima con su marido iban a hacer un trámite mientras Luna se encontraba agonizando en una casa ajena, desprotegida y sola”, dijo Nazaryán. No se sabe con exactitud a qué hora murió. Según contó el médico forense durante el juicio puede haber estado agonizando durante tres o cuatro horas. A media mañana, Villarreal salió a pedirle ayuda a una vecina. Llamaron a una ambulancia y al 911.
A partir de las contradicciones en sus declaraciones el fiscal ordenó que se abriera una nueva investigación contra Della Roca por falso testimonio y contra Paz por abuso sexual con acceso carnal.
“Nos encontramos ante un pacto de silencio entre hombres”, planteó Nazaryán. “Luna se encontraba alcoholizada, drogada, en el domicilio de un extraño a quien no había visto nunca en su vida, totalmente vulnerable, con un sujeto que hacía ocho horas, desde las seis de la tarde, la había llevado de un lugar a otro a consumir, comprar y compartir drogas y alcohol con diferentes hombres en situaciones confusas, por lo cual, su consentimiento para mantener relaciones sexuales claramente se veía viciado, condicionando de esta manera, su propia voluntad”, agregó.
Marcelo Fuenzalida, a cargo de la Fiscalía de Violencia de Género descentralizada de Tigre, y la abogada querellante pidieron una condena 18 años para Villarreal, quien ya lleva casi dos años preso: 15 por abandono de persona seguido de muerte y tres por suministro de estupefacientes. Hoy los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Isidro dieron a conocer la sentencia. Ahora la familia apunta a las responsabilidades de los demás varones.