Una paciente llegó al hospital de Cipolletti con un aborto en curso. Había sido víctima de una violación y tenía derecho a que se le practicara una interrupción legal del embarazo. El jefe del equipo de ginecología, Leandro Javier Rodriguez Lastra, un conocido militante antiabortista, no sólo no acompañó la decisión de la paciente como indica la ley: le dio un medicamento para revertir el aborto y la obligó a continuar con el embarazo. Esta semana un tribunal rionegrino decidió enviarlo a juicio oral por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La paciente había sido derivada desde el hospital Fernández Oro. Una médica y una psicóloga le informaron a Rodríguez Lastra la intención de la paciente de interrumpir el embarazo. Según el equipo de fiscales que conduce Santiago Márquez Gauna, el médico “se negó a practicarlo solicitando un informe psiquiátrico que no es requerido por la legislación vigente”.
El médico no fue imputado por negarse a interrumpir el aborto legal sino “porque una vez iniciado el proceso y consiente que el embarazo era producto de una violación, que la joven víctima había ingerido medicación para interrumpir el proceso de gestación y que cumplía con todos los requisitos para acceder al protocolo de interrupción legal del embarazo, administró la medicación necesaria para detener el proceso”, informaron desde el Ministerio Público de Río Negro.
El médico violó la ley provincial 4.796 y el decreto provincial 182/2016 que garantizan a las víctimas de abusos sexuales el derecho a interrumpir el embarazo y que regulan las causales permitidas en el Código Penal de 1921.
El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), Amnistía Internacional (AI) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentaron un escrito de amicus curiae en la causa en apoyo a la elevación a juicio. “Constituyó un acto de tortura al forzar a la mujer a continuar con un embarazo que no deseaba y que tenía derecho a interrumpir”, plantearon las organizaciones.
Después de obligar a la mujer a continuar con su embarazo, Rodríguez Lastra se convirtió en un paladín de la lucha antiaborto. El médico se definió como “un gladiador” y dijo que el proceso judicial “es un circo”. Recibió el apoyo de la panelista de televisión Amalia Granata, cabeza visible de la campaña “Salvemos las dos vidas” y del pediatra Abel Albino, trístemente célebre por su intervención en el Congreso durante el debate por el aborto legal cuando dijo que “el virus del SIda atraviesa la porcelana”.