Cosecha Roja.-
César Alejandro tiene 29 años y es estudiante de Derecho. El jueves 23 de agosto estaba esperando el colectivo en el barrio Madariaga, en Corrientes. Iba a tomar clases a la universidad, en Santa Ana, cuando cuatro hombres lo subieron a la fuerza al auto en el que venían. Durante el recorrido hacia alguna parte, los hombres lo golpeaban sin parar.
Uno de ellos le gritaba: “Decinos qué hiciste”. El joven no entendía por qué lo llevaban pero tenía miedo. En un momento escuchó a uno de ellos decir: “Este está muerto”. César Alejandro se dio cuenta de que los hombres que lo llevaban eran policías y de que el auto en el que viajaba era un patrullero, sin identificación, cuando llegaron a destino: la Comisaría N.º 11.
Al llegar a la dependencia policial, lo esposaron contra una columna de una escalera de la cocina. Le sacaron la remera y lo golpearon en la cabeza, en el estómago y en las piernas. Eran entre 8 y 10 policías. Al menos dos de ellos eran mujeres. César escuchó que una sugería: “Llamalo al cuñado para que le pegue”.
-Yo no hice nada. ¿Por qué estoy acá? -preguntaba César mientras lo golpeaban.
-Porque nos mentís y nos viste la cara -le respondían los policías.
La detención y tortura del joven se extendió por más de 12 horas. Llegada la noche, César Alejandro fue trasladado a la Comisaría N.º 5. Allí, los efectivos le permitieron hacer una llamada. El joven llamó a su mamá, Alicia Landola, que se acercó a la delegación policial y se encontró con su hijo golpeado en todo el cuerpo. Allí los agentes le pedían que pagara una contravención de 500 pesos para que a su hijo lo dejaran en libertad. La mujer pagó y se llevó al joven a un hospital.
“Lo llevaron por merodear en la vía pública. Acá en Corrientes sigue existiendo la contravención. Esto es inconstitucional pero les da facultad a los agentes de detener a las personas o cobrar una multa y excusarse en la contravención”, dijo a Cosecha Roja el abogado del joven, Hermindo González, de la organización Red de Derechos Humanos Corrientes.
La madre del chico no se quedó quieta y decidió denunciar el hecho. La denuncia por apremios ilegales fue radicada en la Fiscalía N.º 1, a cargo del fiscal Passeto, quien ahora interviene en la investigación.
“Después de la denuncia, la familia recibió amenazas de parte de los efectivos, por lo que vamos a presentar un amparo. Esperemos que el fiscal actúe rápido, porque estos casos suelen quedar en la nada”, dijo el abogado del joven.
César Alejandro permanece en reposo e inmovilizado por los golpes. Su estado de salud es preocupante, porque hace doce años tuvo un accidente de tránsito y sufrió traumatismo de cráneo con graves secuelas: estuvo internado en estado de coma, grado cuatro, y desde entonces debe seguir un estricto tratamiento psicológico y llevar una vida tranquila.
“Este tipo de detenciones clandestinas son comunes en Corrientes. Los detenidos carecen de defensa técnica y cuando la persona entra a la comisaria no se le avisa a ningún fuero fiscal. En este caso es aun más preocupante, porque al momento de la detención no se identificaron como personal policial”, concluyó Hermindo González.
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