Cosecha Roja.-
Ignacio “Ojito” Actis Caporale tiene 24 años y es uno de los narcos más buscados de Santa Fe. Está acusado de ser el líder de una banda desbaratada el mes pasado. Ese día, el joven se enteró de los allanamientos y se bajó de un avión en Perú. En Buenos Aires lo esperaba la policía para detenerlo. Ahora los abogados del joven, que sigue siendo buscado por la justicia, piden que sea eximido de prisión. Fuentes judiciales anticiparon a Cosecha Roja que el juez rechazaría el pedido, influenciado por el narcoescándalo en la policía santafesina.
El 26 de septiembre, Ojito volvía con su novia en un vuelo desde Bogotá, Colombia. En el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, un grupo de la PSA lo esperaba para detenerlo. Pero el joven nunca bajó del avión. En una escala en Lima, Perú, se había enterado de que varias de sus propiedades habían sido allanadas y nueve miembros de la banda, entre ellos su propio padre, estaban detenidos. Cinco días después, pese a tener pedido de captura internacional, entró legalmente por la frontera brasileña.
A Ojito se lo acusa de ser el jefe de una banda que distribuía marihuana, cocaína y drogas sintéticas en la zona noroeste de Rosario. “Él no está declarado prófugo”, explicó el abogado Carlos Varela a Cosecha Roja, “no tiene la declaración de rebeldía. Solamente tiene pedido de detención”. Varela, junto con su colega Adrián Martínez pidieron al juez Marcelo Bailaque la eximición de prisión de su cliente.
Según explicó el abogado, Ojito “tiene intenciones de presentarse a la Justicia”, pero espera que la justicia garantice su libertad –bajo el pago de fianza- mientras dura el proceso. El juez tiene hasta última hora de hoy para definirse.
Fuentes judiciales adelantaron a Cosecha Roja que en el marco del narcoescándalo que sacude a la policía santafesina sería imposible que el juez acepte un pedido de estar características.
El narco más buscado
Ignacio Mario Actis Caporale se hizo conocido para la justicia el 9 de noviembre del año pasado. Ese día, efectivos de la PSA detuvieron a Norma López, la Tía, una mujer de 60 años que manejaba unos diez kiosquitos de droga en la zona noroeste de Rosario. El distribuidor, se supo, era Ojito: un joven millonario dueño de siete autos de alta gama y varias propiedades en el centro de la ciudad.
Desde la detención de La Tía, Ojito quedó en la mira de los investigadores. Durante varios meses, policías de la PSA lo siguieron y le intervinieron los teléfonos. A partir de esas escuchas se supo que Ojito tenía aceitados vínculos con jefes policiales.
En abril de este año, altos oficiales de la policía santafesina se enteraron que en un departamento del jefe había cocaína grandes cantidades de dinero en efectivo proveniente del narcotráfico. Los policías asaltaron el departamento y se llevaron la plata y la droga. Ojito sospechó que el Pelado, uno de sus amigos, lo había vendido y quiso vengarse.
-Tengo toda la remera llena de sangre mal, boludo- le dijo Ojito a un amigo por teléfono. Lo tenía al Pelado maniatado y golpeado en un galpón.
-¿Le pegaron mal?- preguntó el amigo.
-Sí, le pegamos mal, le pegamos mal.
-Está bien boludo, me parece fantástico boludo.
-Ahora nos vamos a tomar un champancito y después lo vamos a ir a tirar al río- dijo Ojito.
En la siguiente escucha, el Pelado, a través del telefóno, le pide perdón al otro joven..
Otras escuchas, demuestran las negociaciones realizadas por Ojito para recuperar un Audi que le había secuestrado la policía después de un tiroteo. En la comisaría, fraguaron un acta y Ojito y dos amigos pasaron de acusados a víctimas de un intento de secuestro.
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