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Cosecha Roja.-

Ayer a las 18.20, Maximiliano Rodríguez, el Quemadito, de 25 años, entró al banco Macro de la esquina de Avenida Pellegrini y Corrientes, en el centro de Rosario. Caminaba lento y con dificultad, apoyándose en las muletas, por un disparo que había recibido en una de las piernas nueve días antes. Afuera del cajero lo esperaba su novia, Sofía Laffatigue, de 19.

Un hombre en una moto blanca tipo Tornado lo vigilaba desde la vereda de enfrente. Más acá, a unos metros de la entrada de los cajeros, dos jóvenes. Uno vestía ropa de obrero y el otro jean y remera. Cada uno llevaba un arma en la cintura.

El Quemadito salió del banco y vio que el tipo de la moto llevó la mano a la cintura como para sacar un arma. No alcanzó a reaccionar. Uno de los dos que esperaban en la puerta del banco se acercó por la espalda, le arrimó una pistola 9mm a la cabeza y gatilló. La bala le atravesó el cráneo.

El joven de la moto fue hasta la esquina. Los otros dos se subieron y escaparon en contramano por calle Corrientes. La avenida Pellegrini es una de las calles más transitadas de la ciudad. A los pocos segundos, un centenar de personas rodeaban al Quemadito y a Sofía, que no paraba de gritar. Al Quemadito lo cargaron en una ambulancia que pasaba por Pellegrini y frenó al ver el tumulto. Un rato más tarde llegó la policía. El joven murió camino al hospital.

“La imagen de los que lo mataron la tengo grabada”, contó una testigo a Cosecha Roja. La joven estaba a unos seis metros del Quemadito cuando le gatillaron en la cabeza. Ella se tiró detrás de un auto. Cuando el lugar se llenó de gente se subió a un taxi y se fue.

Una vecina que salía a tomarse el colectivo vio cuando se llevaban al herido. “Acá nunca pasan estas cosas –contó-. La policía se fue y quedó la gorra y el charco de sangre en el piso. Como era en la esquina del banco, algunos pensaron que era una salidera. Mañana (por hoy) le tocará al empleado de limpieza del banco Macro encargarse  de este desastre”.

El Quemadito heredó el oficio y el apodo de su padre: Sergio El Quemado Rodríguez, un ex barrabrava de Newell’s líder de una banda narco de la zona sur de Rosario que está preso acusado de asesinar –junto a varios de súbditos- a tres militantes del Frente Popular Darío Santillán.

En lo últimos cuarenta días en los que el Quemadito estuvo en libertad fue atacado a tiros tres veces. La primera fue la madrugada del 1º de enero del año pasado. Dos jóvenes en una moto buscaban vengarse de un hecho ocurrido tres días antes, cuando el Quemadito y dos compañeros atacaron a tiros a Facundo Osuna, miembro de una banda rival. Ese día, tres balas impactaron directamente sobre el Quemadito causándole heridas en la mano, en la parrilla costal y en el hombro. Una cuarta le rozó la nuca.

Unas horas después, su padre juntó a la banda y fue a buscar a los atacantes a la canchita de fútbol del club Oroño, en la villa Moreno. Los que estaban ahí eran cuatro militantes del Frente Darío Santillán. Claudio “Mono” Suárez, Jeremías “Jere” Trasante y Adrián “Patom” Rodríguez, fueron acribillados a balazos con una ametralladora FMK3. El Moki Suárez logró escapar ileso.

El Quemadito estuvo algunos días internados en el Heca. Cuando le dieron el alta fue trasladado al penal de Piñero, acusado de intentar matar a Facundo Osuna. El 28 de diciembre de 2012, después de pasar casi un año preso, la Justicia lo liberó: la Cámara Penal consideró que con los 17 balazos que le tiraron a Osuna –cinco de ellos le pegaron en las piernas y el hombro- no tenían la intención de matarlo.

El 27 de enero de este año, casi un mes después de haber salido de la cárcel, El Quemadito recibió un tiro en la pierna. La única información que tuvo la Justicia fue la declaración de la víctima, que contó que estaba con su novia en la puerta de la casa de la familia de ella cuando fue atacado por dos jóvenes que pasaron caminando.

Ayer, una bala disparada a corta distancia alcanzó para matarlo. La tercera fue la vencida.

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