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“Una cosa es hacer un llamado a la conversión y al arrepentimiento, invocando la misericordia de Dios, y otra muy distinta es presentar a un delincuente responsable de muchos crímenes y del gravísimo daño hecho al país, como si fuera ejemplo del hombre bueno”.
La frase es de Monseñor Pedro Rubiano Sáenz, entonces presidente de la Conferencia Episcopal, quien de manera pública dejo constancia de su profunda molestia por las actuaciones del sacerdote eudista Rafael García Herreros en relación con Pablo Emilio Escobar Gaviria.
El jefe del cartel de Medellín recién se había fugado de La Catedral, cuando el Gobierno decidió trasladarlo de sitio de reclusión al constatar que allí seguía cometiendo crímenes. El sacerdote utilizó su programa para decir que era un “hombre bueno”.
Monseñor Rubiano dijo en la misiva que García Herreros estaba “desorientando a la opinión” y “sembrando dudas sobre lo que debe ser el ideal de comportamiento de la vida en comunidad”. “Es lamentable que usted, que ha sido admirado por su severidad y claridad de pensamiento, esté al final de una vida meritoria sembrando desorientación y esparciendo dudas sobre lo que debe ser el ideal del comportamiento y de la responsabilidad en relación con la vida en la comunidad, con el país y con la humanidad”, añadió.
Esta carta es una de las piezas que han recobrado quienes se muestran sorprendidos por la decisión de la Iglesia Católica de buscar su canonización. Aunque alaban las obras del sacerdote -recordado por su obra y, especialmente, por su espacio de tres minutos diarios en el ‘Minuto de Dios’ en horario triple A- se preguntan si será factible que el Vaticano lo eleve a la categoría de Santo.
De hecho, la noticia generó polémica en las redes sociales por este y otros actos que tuvo el padre en la década de los noventa. Uno de ellos fue la mediación que hizo entre Pablo Escobar y el gobierno para que aquel se entregara a la justicia.
Previo a este hecho, el sacerdote apareció varias veces en televisión con la sorpresiva sentencia de que “don Pablo era un hombre bueno”. Esto ocurría en momentos en que el país vivía una delas etapas más dolorosas de su historia por cuenta de los atentados con carro bombas, puestos especialmente en los lugares más concurridos.
Ya durante la estadía del capo en la cárcel La Catedral en Envigado (Antioquia), García-Herreros lo confesaba y oraba con él. Cuando Escobar escapó de la cárcel el 21 de julio de 1992, el padre García le pidió por los medios de comunicación que se entregara de nuevo y le ofreció al gobierno servir otra vez como mediador.
Algunos analistas lo defienden porque consideran que sin su mediación hubiera sido imposible alcanzar hechos positivos. Se recuerda, por ejemplo, que fue pieza fundamental en la liberación del entonces periodista de El Tiempo, Francisco Santos, y de Maruja Pachón (viuda de Luis Carlos Galán) en 1991 por los consejos que le dio al jefe del Cartel de Medellín (ver comunicado de Los Extraditables).
Sobre estos hechos, el cardenal Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, aseguró en el anuncio de la canonización que la supuesta amistad entre García – Herrero y Pablo Escobar tenía como único propósito frenar la ola de sangre que agobiaba al país en esos momentos. Pero la posición de la Conferencia Episcopal fue muy diferente en 1992 (ver la carta completa).
En otros sectores de la iglesia católica se afirma que el sacerdote también es recordado por otras obras que realizó y que son las razones para el inicio de su beatificación.
En 1947, construyó un barrio para los pobres en Cali con el aporte de 100.000 familias adineradas y con la venta de algunos de sus escritos. Años después creó el barrio El Minuto de Dios en Bogotá, después de que le donaran esos terrenos.
También se le recuerda por la creación del Banquete del Millón para recolectar fondos. A este evento, que se realiza desde 1961, asistieron la mayoría de los presidentes de la República, desde Alberto Lleras Camargo hasta Belisario Betancur.
Pero su acción más conocida fue la fundación del programa televisivo Minuto de Dios en 1955.
El colegio Minuto de Dios asegura en la biografía del padre que “sus esfuerzos los encausó hacia la construcción de vivienda, la creación de barrios, la fundación de escuelas, colegios y universidades, la promoción de comunidades cristianas, la generación de fuentes de trabajo, la atención de desastres naturales, la difusión del evangelio y la promoción social por los distintos medios de comunicación”.
Estas diferentes facetas de García–Herreros podrían hacerlo santo. Pero, para ello la Sede Apostólica debe constatar los milagros del padre que se relacionó con Pablo Escobar.
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