Cosecha Roja-. Río Piedras ya no existe. Fue un pueblo puertorriqueño fundado en 1714 que en 1951 pasó a formar parte del municipio de San Juan. Hoy -y en 1935 también- es sede de la Universidad de Puerto Rico. En el país, el pueblo es conocido por la llamada Masacre de Río Piedras.
Ocurrió el 24 de octubre de 1935. Por un lado, la Policía de Puerto Rico al servicio del gobierno de Estados Unidos. Por el otro, el Partido Nacionalista, fundado hacía apenas 13 años y con un objetivo claro: lograr la reinstauración de la República de Puerto Rico. Hacía cinco que el partido de había convertido en una ideología de lucha armada y en un movimiento de liberación nacional.
En esos años, las Fuerzas Armadas estadounidenses junto al Partido Liberal gobernaban el país. Ese día, a las once de la mañana, la Policía insular mató a cuatro nacionalistas y un civil.
El Presidente del Partido Nacionalista, Pedro Albizu Campos, venía de dirigir una huelga de los trabajadores de la caña de Fajardo. La huelga se había extendido por todo el país. Unos días antes, el Partido había dado a conocer una carta. Era del doctor Cornelius Rhoads -miembro del Instituto Rockefeller en San Juan- a una amigo suyo de nombre Ferdie. Su objetivo: limpiar al país de puertorriqueños.
“Ellos son, fuera de duda, la raza de hombres más sucia, más holgazana, más degenerada y más ratera que jamás haya habitado la tierra. Enferma habitar la misma isla con ellos. Son aun inferiores a los italianos. Lo que la isla necesita no es trabajo de sanidad pública sino una ola que marca o algo para exterminar totalmente la población. Podría ser entonces habitable. Yo he hecho lo mejor posible para acelerar el proceso de exterminio, matando a 8 y transplantando cáncer a varios más. Esto último no ha producido muerte todavía. Aquí no juega papel alguno aquello de considerar el bienestar de los pacientes. De hecho, todos los médicos se deleitan en el abuso y tortura de los desgraciados sujetos”.
El 10 de octubre, Albizu Campos había dado un mensaje en Maunabo donde pedía a los estudiantes que distinguieran dentro de la educación universitaria el intento de convertirlos en unos cobardes y traidores de la Patria. Les dijo que debían ser valientes y viriles para defender los intereses patrios. Cuatro estudiantes, avalados por la alta jerarquía universitaria, quisieron hacer una asamblea el 24 de octubre para declarar a Pedro Albizu Campos “enemigo número uno de los estudiantes universitarios”.
En las afueras de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras estaban apostados una gran cantidad de policías. En un momento, uno de los oficiales identificó el auto que manejaba el líder nacionalista Ramón S. Pagán. Iba con tres personas más de su partido. El agente hizo detener el vehículo de Pagán, hablaron, gritaron, y empezó la balacera. El primero en caer fue Pagán. Después los otros tres. En el tiroteo también murió un hombre que compraba billetes de la lotería en un puesto cercano.
Al ver la matanza, el joven nacionalista José Santiago Barea desenfundó su arma contra los policías en la escena. Cuando se le terminaron las balas, Barea se entregó y la Policía lo acribilló a tiros.
Según la Policía, la razón de los asesinatos era impedir que se interrumpiera la asamblea estudiantil. Finalmente no se reunieron, y lo pasaron para días después.
En el duelo de los cuatro nacionalistas, Albizu dijo:
“Aquí se repite la historia de todos los tiempos. La libertad de la Patria se amansa con nuestra sangre y se amansa también con la sangre yanqui. Venid aquí a prestar un juramento para que este asesinato no quede impune. Juramos todos los que crean libres. Juramos todos que el asesinato no perdurará en Puerto Rico”.
Varios de los policías señalados como responsables de los disparos fueron ascendidos. Después se vino la ola: el 22 de febrero de 1936 dos jóvenes nacionalistas tomaron venganza matando al jefe de la Policía Francis Elisha Riggs. En un cuartel en la calle San Francisco en San Juan, por órdenes del coronel Cole, a ellos también los mataron.
Riggs era un agente de la inteligencia de Estados Unidos. Se había destacado en su servicio en Rusia como militar. Fue quien sacó de Rusia a Kerensky, principal opositor de Lenin y de los bolcheviques, y el que dirigió el asesinato de Sandino en Nicaragua.
La Masacre de Río Piedras fue el primer acto abierto de represión física violenta desde la invasión del 1898, cometido por el gobierno colonial contra el nacionalismo que nacía, liderado por Pedro Albizu Campos. El asesinato de esos jóvenes movilizó muchas conciencias, abrió muchos ojos y dividió al país en dos partes irreconciliables: o yanquis o puertorriqueños.
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