Por Julie López | Plaza Pública. Guatemala
Gloria Torres y sus hijas, María Marta y Christa Castañeda Torres (hermana y sobrinas de la ex primera dama, Sandra Torres), están en un atolladero: acusadas de estafa y de lavar cerca de Q1.5 millones de fondos municipales; las dos primeras, prófugas, y la tercera, detenida. Esto, sin contar que un documento de la Dirección de Aeronáutica Civil vincula a las dos primeras al contrabando de dinero en efectivo hacia Panamá. Mientras tanto, Sandra Torres y el partido oficial intentan marcar distancias con el caso.
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La suerte de Gloria Torres comenzó a cambiar a mediados de 2010, cuando la hermana de la entonces primera dama (Sandra Torres) no se imaginaba en tan estrepitosa caída: perseguida por policías con una orden de captura en mano, acusada de lavar cerca de Q1.5 millones de recursos municipales entre 2004 y 2006. La acusación (que incluye el delito de estafa) también incluye a sus hijas Christa Eugenia y María Marta Castañeda Torres, la primera de las cuales ya fue detenida.
En este proceso, el Ministerio Público (MP) también se sustentó en informes de la Contraloría General de Cuentas, que además le permitió identificar una red con al menos 17 personas más involucradas con la estructura de lavado de dinero. El Fiscal Contra Lavado de Dinero, Rolando Rodenas, se refirió al “desvío de fondos” por medio de contratos falsos.
Los recursos monetarios del Estado, obtenidos corruptamente, son la primera fuente del lavado de dinero en instituciones bancarias, según Eduardo Stein, ex vicepresidente de Guatemala (administración de Óscar Berger 2004-2008, lapso durante el cual ocurrió el caso). Stein divulgó el dato como parte de un estudio sobre lavado de dinero en Centroamérica, que realiza la organización LaRed, de la cual el vicemandatario es miembro. El caso de Torres abarca al menos dos comunas: una de Huehuetenango, y otra, en Quiché.
Señales de alarma
Hace casi un año y medio, Gloria Torres ya era vista por su hermana como un riesgo político, por los negocios ilícitos que se le atribuían—desde el cobro de comisiones para tramitar préstamos para las municipalidades (en el caso de Huehuetenango se registra el cobro de Q600 mil por gestionar un préstamo de Q6 millones), hasta casos de estafa. Eso no lo decía cualquiera. Eran quejas repetidas por algunos de los asesores más cercanos de Sandra Torres. Uno comentaba que no era extraño oírle decir a la primera dama: “¡Esa mi hermana!”. Él sabía que había otros procesos iniciados durante el actual gobierno, aun no salidos a luz, que también preocupaban a Sandra Torres.
Los presuntos pecadillos de Gloria Torres no se reflejaban nada bien en las aspiraciones políticas de la primera dama a casi un año de las elecciones. Pero Sandra Torres no era la única que creía cuidar de los pasos de su hermana. En alguna ocasión, también lo hizo el mismo presidente Álvaro Colom.
La historia, escuchada por un asesor de boca de Gloria Torres, la situaba emprendiendo un viaje en un yate de Obdulio Solórzano, entonces director del Fondo Nacional para la Paz (Fonapaz) —antes que fuera separado del cargo a mediados de 2009 en medio de anomalías en el manejo de al menos Q1 millardo—. Los acompañaba otro funcionario.
Después de una reunión “Gobernando con la Gente” en el nororiente, Solórzano les había invitado a su finca, una propiedad cercana a las orillas del Lago de Izabal, y sólo accesible en bote. Pasaron la noche en la finca, y amanecieron con una extravagancia. Torres dijo que escuchó el ríspido sonido de las aspas de un helicóptero en pleno vuelo, saliendo y alejándose de la propiedad. Solórzano no aparecía por ninguna parte. Cerca de una hora después, escuchó las aspas de nuevo. Esta vez, acercándose, aterrizando en la finca. Cuando salió a averiguar de qué se trataba, observó a Solórzano acercándose a la casa principal. Había ido —en helicóptero— a traer queso y crema frescos a Cobán, Alta Verapaz, para el desayuno.
La estupefacción no le duró mucho a Gloria Torres. Esa mañana recibió una llamada de su cuñado, el mandatario, exigiendo saber dónde estaban ella y el otro funcionario. Según la fuente, ella relató que al responderle a Colom, éste le dijo: “¡Te salís ya de ahí!”. La angustia de Torres era mayor porque no podía salir de ahí más que nadando. El resto del relato no incluía cómo cumplió la orden presidencial, pero la fuente asegura que salió de la finca lo más rápido que pudo.
Tras bambalinas, de Solórzano se rumoraba que era narcotraficante, que incluso se hacía llamar “Don Yuyo”, que era cercano a los Lorenzana en Zacapa y al grupo de Walter Overdick en Alta Verapaz. Pero nada estaba probado ni escrito en una acusación formal. En julio de 2010, murió acribillado mientras conducía una Range Rover del año, en lo que pareció una narco ejecución. Luego, en octubre, Colom admitió en una entrevista con el Woodrow Wilson Center que Solórzano era un “excelente ejecutivo”, pero que se sospechaba que algunas personas que trabajaban con él estaban involucradas en narcotráfico. Eso explicaría su urgencia para que alguien tan cercano a su entorno personal-familiar, como su cuñada Gloria, saliera de la finca de Solórzano.
Contrabando de dinero
Dos meses antes de que el ex director de Fonapaz muriera acribillado, Gloria Torres seguía dando preocupaciones a su cuñado, el mandatario. Se trataba de la presunta vinculación de ésta en el envío irregular de dinero en efectivo afuera del país en una aerolínea comercial —motivo por el cual, sólo entre enero y julio 6 de 2010, la Policía Nacional Civil había incautado cerca de US$2 millones (unos Q16 millones) y capturado a 16 personas en el Aeropuerto Internacional La Aurora, que luego fueron acusadas de lavado de dinero—.
Sin embargo, el caso de Torres, revelado por el matutino El Periódico en agosto de 2011, no generó ninguna captura. La publicación cita a Colom diciendo que “el caso tiene varios meses de investigación, desde febrero”. Agrega que el mandatario dijo que Gloria Torres le dijo que “hubo un problema con la seguridad de ellas [ella y su hija], que había utilizado el protocolo (sic) que utilizaba su hija”, que los habían despedido, y temía que le quitaran la visa a EE.UU. a ella y sus hijas. Colom agregó que había una investigación seria, mientras que su ex esposa, de quien se divorció en marzo pasado, aseguraba desconocer a las personas que transportaron el dinero.
Algunos documentos parecían decir algo distinto.
El Periódico divulgó una nota no fechada y sin membrete dirigida al gerente de seguridad de la Dirección de Aeronáutica Civil, el coronel Marco Antonio Pascual Luna, en la que es notificado que el 23 de mayo de 2010, seis personas que viajarían rumbo a Panamá llevaban dinero oculto en su equipaje. Los fajos de billetes fueron detectados con el scanner utilizado para “empleados y funcionarios”. Los viajeros eran, según explica la nota, invitados de la primera dama, su hermana Gloria Torres y la hija de esta, María Marta. Aunque varios supervisores de seguridad fueron notificados, los pasajeros llegaron hasta la sala de abordaje y salieron del país.
El documento hace alusión a una nota no publicada entonces, y que fue extendida por la Dirección de Protocolo, del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Salón de Protocolo del Aeropuerto La Aurora. El documento solicita autorizar el ingreso de Ramiro Salas, miembro de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad (SAAS), mencionado entre los seis viajeros de la nota dirigida a Pascual Luna. Esta vez, la nota era dirigida al gerente de seguridad del Aeropuerto La Aurora, Jorge Roberto Perusina (ex ministro de Defensa de Jorge Serrano 1991-1993) y está fechada el 23 de mayo de 2010. Tiene un sello de la Jefatura de Seguridad de Aeronáutica, una firma ilegible y la fecha del día anterior escrita a mano.
Ramiro Salas es identificado como el piloto del vehículo con placas “P-412CRK”, en el que habría llevado a las otras cinco personas: Joel Salas, Erika López, José Ángel Fuentes, Sergio López, y Ricardo Cuevas (sin cargo público alguno). Sin embargo, Ramiro Salas también aparece enumerado entre ellos, como una de las “personas a viajar”, en otro documento fechado el 23 de mayo de 2010. Este tampoco tiene membrete, pero está calzado con una anotación escrita a mano en la que se lee, “lo vinieron a dejar de parte de María Marta Torres” (hija de Gloria Torres y sobrina de la ex primera dama).
Caída libre
Para agosto de 2011, el uso del salón de protocolo estaba restringido para familiares de funcionarios, y en esa categoría entraba Gloria Torres. Estos hechos no pasaron desapercibidos por las autoridades estadounidenses desde un año antes. La verdadera luz de alarma se encendió cuando les llegó el dato de que Gloria Torres viajaría el 5 de junio de 2010, en el vuelo 320 de TACA (que ese año cubría la ruta Guatemala-Miami, Florida; EE.UU.).
Se había coordinado que, a la confirmación definitiva de que había abordado el avión en Guatemala, se montaría un operativo en el aeropuerto de llegada. “La iban a detener y revisarle todo el equipaje”, dijo una fuente. “Si le encontraban algo, cualquier cosa, la iban capturar”. Pero el ardid no funcionó; ella nunca abordó el avión.
“Ella estaba en la lista de pasajeros confirmados”, dijo una fuente que conoce el caso. “Nunca canceló su viaje con la aerolínea, o lo cambió de fecha; creemos que alguien le avisó y decidió no llegar”. Los datos de este viaje constan en un oficio con membrete de la Dirección de Protocolo del Congreso de la República, sellado y firmado por Rudy L. Rosales M., “Asistente de Protocolo, Coordinador de Aeropuerto, Congreso de la República”. La nota también está dirigida a Perusina, a quien se pide el ingreso de Gloria Castañeda Torres, “solicitado por Sra. Gloria Torres”. La fuente asegura que se trata de la misma persona, aunque “Castañeda” habría sido su apellido de casada y el primer apellido de sus hijas.
El personal de protocolo, del Ministerio de Relaciones Exteriores, como Walter Estrada, dijo a Aeronáutica que sólo recibió instrucciones de facilitar el ingreso de los invitados de las hermanas Torres por el área de protocolo—obviando el ingreso regular de pasajeros, antes de llegar a la puerta de abordaje. No supo nada más. El mismo caso ocurrió con Juan Pablo García, el asistente de protocolo que habría asistido a Torres de haber llegado al aeropuerto el 5 de junio de 2010.
El Periódico documentó que varios de los viajeros realizaron unos 17 viajes a Panamá. No existen datos sobre la detección de dinero en estos casos, y el MP no ha vinculado este caso al de las municipalidades.
Conflictos públicos
No se había cumplido un año desde la fallida captura de Gloria Torres, cuando su salida del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) fue noticia en 2011. Ocurrió a raíz de su queja por haber sido incluida en una asamblea que proclamaba a Sandra Torres como precandidata presidencial. La hermana de la precandidata aseguraba que nunca participó en la asamblea y renunció al partido en marzo pasado. Según la UNE, intentó impugnar la asamblea, y presentó recursos contra varios afiliados al partido. El exabrupto no detuvo la carrera de la ex primera dama por la presidencia, como sí lo hizo luego la Corte de Constitucionalidad, cuando la descalificó como candidata oficial. Sin embargo, develó los anticuerpos que se cocinaban a fuego lento entre las hermanas Torres.
Cuando corrió la noticia de la captura de la sobrina de la ex primera dama este 30 de noviembre, el enrarecido aire entre Sandra y Gloria Torres había dejado de ser un secreto. Antes de esfumarse, la segunda no había dudado en acusar a la primera por la persecución judicial en su contra. La UNE, en un escueto comunicado de prensa, rechazó la acusación y desligó al partido y a Sandra Torres de “cualquier responsabilidad” en los hechos entre 2004 y 2006. Ahora, mientras que la ex primera dama permanece inmune al proceso, su sobrina Christa despierta por vez primera en la cárcel, y su otra sobrina María Marta y su hermana cumplen 24 horas como fugitivas, muy lejos de sus días de gloria.
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