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Cosecha Roja.-

Estaban en el boliche “El Amparo”, frente a la estación de Burzaco. Lucas Pastor y Nazareno Lavalle eran punk. El cuñado de Lucas, Alex Mauricio Vega, era skinhead. La discusión entre ellos empezó a las 5 de la mañana. Una pelea entre punks y skins que lleva casi cuatro décadas, y que se repite generación tras generación. Esta vez hubo piñas y una amenaza de Alex: resolver la cuestión a tiros.

– Ni oi ni nunca –gritaron los punk.

– Oi siempre –contestó Alex, en referencia a la música que escuchan los skinheads.

Lucas y Nazareno no estaban solos. Había más punks en la calle. Antes de volver a su casa y agarrar el arma, Alex había amenazado los demás. Dijo que él tenía muchas armas y balas, que ya verían lo que iba a pasar. No le creyeron: nadie se movió del lugar de la pelea cuando desapareció por media hora. Volvió y les disparó dos tiros en la sien a Lucas y Nazareno. Los chicos murieron en el acto.

La bronca entre Lucas y Alex no era solo una cuestión de identidad. “Hace años tenían problemas”, cuentan sus amigos, “porque Alex le pegaba a la novia cuando estaba embarazada del segundo hijo”.

La justicia cree que la pelea empezó por esa bronca personal. “No se incluye el agravante de odio racial o religioso”, dijo a Cosecha Roja la fiscal Laura Alfaro de la UFI 3 de Lomas de Zamora. “El homicidio se da porque se va enojado porque le pegaron. Cuando vuelve, mata sólo a ellos dos, a los que le habían pegado”.

Después de la madrugada del 2 de marzo Alex, de 22 años, estuvo prófugo dos días, hasta que se presentó en la fiscalía. Los policías de la comisaría 2ª de Almirante Brown hicieron un procedimiento en la casa de Alex. Encontraron una carabina 22 y municiones calibres 22, 32 y 38. El arma no está registrada a su nombre y todavía no hay información sobre el titular. Por esto se le imputaría, además del doble homicidio en ocasión de riña, la tenencia ilegal de arma de fuego.

“Hubo testigos presenciales así que está bastante claro”, dijo la fiscal, y explicó que está trabajando para pedir la prisión preventiva. Todavía faltan las autopsias y otras medidas de prueba.

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El 2 de marzo Lucas Pastor escribió en su muro: “sale cirkuito a la tarde a pasarla afuera a ver ke onda?? O me pa ke me voy pa burzako a ver si se cruza a alguien a tomar un par d chelas!” Tenía ocho me gusta y dos comentarios. Fue lo último que escribió.

Le gustaba Pink Floyd y otras bandas menos conocidas para los que no escuchan punk: Crass, Los Arritmia, Pantera, The Restarts. Era tatuador a domicilio. El momento en que se sentía más libre era cuando agarraba un papel y un lápiz: amaba dibujar. Uno de sus dibujos muestra a un hombre con cresta en toda la cabeza y los ojos con las pupilas celestes, como inyectadas. Al costado dice Anti Oi y Punk Vive.

Lucas tenía 19 años y un tatuaje que le cubría todo el hombro: una esvástica tachada. Estaba de novio y tenía un bebé de siete meses.

A Nazareno le decían el Kosme. Lo mataron frente a su novia. Con ella soñaba pequeñas y grandes cosas: montar una huerta y vivir de forma independiente. Tener una casa chiquita escrachada con aerosol, hacer su ropa, sus muebles. Tenía 22 años.

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Los punk más viejos dicen que el chico que mató a Lucas y a Nazareno es un skinhead sharp:, que significa “skinhead against racial prejudice”. Uno de los skinhead no nazis.  Otros se oponen: en realidad, dicen, es un skinhead nazi. Se basan en los comentarios de Facebook.

Originalmente, los skinhead eran un movimiento antifascista. Los punks son luchadores libertarios, anarquistas, contra el sistema. Podrían coincidir en algunos puntos. Pero no. Los punks más viejos ya están acostumbrados a ver a un “cabeza rapada” y pelear.

“El movimiento skinhead en Argentina entra tergiversado” dice Martín, un skin rash que supo ser punk. “Entra vía Brasil cuando lo trae la banda argentina Comando Suicida y lo define con un carácter de nacionalismo y homofobia en paralelo a sus pares Los Carecas Brasileros, que son nacionalistas y anticomunistas”.

En los años 80 mucha gente que estaba en la movida punk vio esa imagen y catalogó a los skin como nazis. Y no era mentira. En su momento fue cierto, pero con el tiempo aparecieron los skinheads “tradicionales”, que mantenían el culto al ska y cerveza. Algunos punk tienen amigos skin porque aceptaron que el inicio de ese grupo no fue fascista. Pero muchos otro no. Sobre todo los “obelos”, los más radicales, abiertamente anti Sharp, anti oi!.

La zona sur del conurbano, donde es común y poco conocida la pelea entre “subculturas”, es territorio histórico de los punks obelos, llamados así porque antes solían reunirse en el obelisco porteño.

La pelea de los skinhead no es sólo con los punk. También con los que los nuevos skin llaman “fachos”, fascistas. “Un tipo racista no puede ser parte de una movida multiracial”, explica Martín. “Yo me identifico más con el rash, tengo una posición tomada bien de izquierda”.

Algunos dicen que los gustos musicales de Alex Vegas son ambiguos: le gusta Non Servium (usaba cresta en honor al guitarrista), una banda pilar del sharp español, y también escucha Comando Suicida. Dicen también que Comando Suicida toma elementos fascistas en sus letras. Pero sobre eso la discusión sigue abierta. También dicen que cuando uno es ambiguo, siempre le tira más la derecha.

Después del tiroteo del 2 de marzo, los skinheads de la zona empezaron a buscar a Alex Vegas en las redes sociales. Ninguno, dicen ellos, lo conocía.

En los medios se habló de un asesinato por gustos musicales. En la justicia se inclinan por la hipótesis de la bronca personal. En las redes sociales y en las calles se dice otra cosa. Que allá afuera hay una guerra entre jóvenes. Una que empezó hace muchos años y que cada tanto, cuando la sangre llega al río, sale en los diarios.