Cosecha Roja.-
Las víctimas y los victimarios son los mismos: jóvenes, varones y de bajos ingresos que viven en los barrios periféricos. Así lo perciben los habitantes de Villa Elvira, La Rana, Dock Sud, Ciudad Evita, Ingeniero Budge y Villa Fiorito según la investigación que hicieron cinco universidades y la Defensoría del Pueblo bonaerense. El 42 por ciento de los encuestados dijo que los jóvenes son el blanco de las agresiones y el 71 opinó que son los responsables de ejercer la violencia.
“Los mismos que son identificados como víctimas son asociados con quienes la ejercen”, dice el Informe Violencia y homicidios dolosos en la Provincia de Buenos Aires. Perfiles socioeconómicos, experiencias y representaciones de habitantes de barrios con un alto índice de homicidios. Sólo el 8 por ciento identifica a los adultos como quienes ejercen la violencia.
El juez de la Corte Suprema Raúl Eugenio Zaffaroni acompañó la presentación de los resultados en la Universidad Nacional de La Plata y dijo que para “reducir los niveles de presos, muertes y violencia” hay que trabajar sobre el paradigma prohibicionista de las drogas, los medios de comunicación concentrados, la responsabilidad institucional de la policía y la presencia de armas de fuego en la sociedad.
El estudio lo llevaron adelante en agosto de este año equipos de las universidades de San Martín, La Plata, La Matanza y la Fundación Conurbano. Lo hicieron en los barrios de Villa Elvira (La Plata), La Rana (San Martín), Dock Sud (Avellaneda), Ciudad Evita (La Matanza), Ingeniero Budge y Villa Fiorito (Lomas de Zamora). Eligieron las zonas de acuerdo a interrogantes que surgieron del Informe de Homicidios Dolosos que presentó a fin del año pasado el Instituto de Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia.
A los investigadores les había llamado la atención que la mayor cantidad de homicidios se concentraba en zonas de mucha densidad de población y condiciones precarias: villas, asentamientos y monoblocks.En 2012, en La Matanza vivían 1 millón 800 mil habitantes y hubo 166 homicidios. En Lomas de Zamora fueron 176 casos en una población de 2 millones 400 mil. En Avellaneda, 26 entre 342 mil personas. En el partido de San Martín hubo 144 víctimas y viven un millón 600 mil personas. En La Plata fueron 48 de 649 mil personas.
La tendencia general de creer que quienes ejercen la violencia son los jóvenes (71 por ciento) crece en Ciudad Evita: casi el 90 por ciento de los habitantes lo percibe así. En Dock Sud, por el contrario, baja a 48.
¿Varones o mujeres? Según el 68 por ciento, quienes más ejercen la violencia son los hombres. Y respecto a quienes más la sufren está repartido: la mitad dijo “ninguno en particular” y la otra mitad se dividió entre las mujeres (26 por ciento) y los varones (22 por ciento).
Casi la mitad percibe que quienes ejercen la violencia están “dentro del barrio”. La cifra sube cuando el encuestado conoce a una víctima de homicidio en el barrio y baja cuando no. Respecto a la nacionalidad, el 50 por ciento dice que los violentos no son de “ningún lugar en particular”. El siguiente número representa a los argentinos: un 37 por ciento cree que los violentos son locales. Luego les siguen paraguayos y bolivianos. Más de la mitad de los encuestados identifica a los victimarios como “personas de bajos ingresos”.
¿Qué es la violencia?
Una de las principales conclusiones a las que arribaron los investigadores es que “el concepto de violencia no aparece como unívoco, ni homogéneo”. El 24 por ciento de los encuestados lo asocia a la violencia física: “golpes” y “muerte”. Un poco menos de la mitad (40,5 por ciento) lo vincula a la simbólica: lo delictivo, la venta de alcohol y droga, las amenazas, la discriminación, los “afanos”, los asaltos, “los borrachos”. Un quinto dijo que la violencia es la policía, la privación de la libertad, falta de educación, hambre, o “falta de acceso a derechos”.
Quienes no fueron víctimas de violencia la identifican con el robo. Quienes sí, la asocian con peleas entre vecinos. La mayoría vinculan los homicidios dolosos a los ajustes de cuentas, las venganzas, las peleas y discusiones y a las cuestiones emocionales. Eso, concluyen en el informe, “permite poner en cuestión las nociones que explican linealmente la violencia a través de la pobreza”.
Sobre las fuerzas de seguridad, la mayorìa cree que tienen baja presencia en los barrios y casi el 40 por ciento tiene una valoración negativa sobre su accionar.
Otra de las principales observaciones es que los homicidios no son la única expresión de la violencia. También lo son las “condiciones habitacionales precarias, la falta de acceso a servicios públicos y sociales, las condiciones sanitarias inadecuadas y la consolidación de economías de subsistencia y redes de narcotráfico”.
“La mayor parte de los homicidios ocurren entre personas que se conocen, cuyo móvil dominante no es un ataque a la propiedad sino fruto de discusiones, riñas, venganzas o conflictos intrafamiliares y donde el lugar de origen y el lugar del hecho, en su amplia mayoría, son coincidentes”, dice el estudio. Y señala que los medios de comunicación invisibilizan estos aspectos y se basan y estimulan, en cambio, “imaginario sociales”.
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