Cosecha Roja.-
El martes, cuando las cámaras de televisión filmaban el baldío de Ezpeleta donde fue encontrado el cuerpo de Noelia Akrap, Lucas Luque estaba con su novia en un kiosco de la calle Lisandro De la Torre. Rocío tiene 15 y se había rateado de la escuela. Se besaban sentados en un banco de plástico. Él tomaba una cerveza, ella una coca cola porque no sabe si está embarazada. Hoy la policía allanó la casa de Lucas. Es el tercer sospechoso que aparece en la causa y el único detenido por el crimen de la adolescente.
Los investigadores de la DDI de Quilmes y el fiscal Sebastián Videla allanaron la vivienda en busca del celular de Noelia y otros objetos. Además, le encontraron lesiones en el cuello y los brazos. Creen que podrían ser heridas provocadas por la chica al intentar defenderse del ataque.
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-¡Yo lo único que quiero es enterrar a la nena tranquila!
Graciela, la madre de Noelia, estaba nerviosa. Quería que todo se terminara de una vez. Gritaba detrás de la reja blanca de su casa en la esquina de 138 y 2, en Ezpeleta. La vivienda es chica, oscura y la única ventana que da a la calle está cerrada. Ahí vivía Noelia Akrap, la adolescente que estaba desaparecida desde las primeras horas del domingo. A la tarde unos chicos jugaban a la pelota en un baldío de Tupungato y Mitre, y entre pastos altos, botellas de plástico y basura encontraron el cadáver de Noelia. Otra piba tirada entre los yuyos.
Esa madrugada Noelia había salido a comprar cigarrillos. Como no encontró nada abierto, caminó hasta la estación de servicio Shell de Mitre y Esquel a trece cuadras de su casa. Y no volvió. Según los informes de la autopsia, Noelia murió con politraumatismos en el cráneo y la causa de la muerte fue asfixia por sofocación: la mataron de un golpe en la cabeza con un bloque de cemento y se ahogó con la tierra del baldío con la que quisieron cubrirla. Después escondieron su cuerpo con cartones y ruedas.
-¡Me habían dicho que ya podíamos venir y estar tranquilos!
La mamá de Noelia gritaba ante la mirada de los medios. Tenía que volver a la fiscalía a declarar porque Sebastián Videla, el jefe de la Unidad Fiscal de Investigaciones Judiciales nº 6 de Quilmes, quería saber más. El domingo temprano Graciela había querido hacer la denuncia por la desaparición de su hija, pero en la comisaría le dijeron que tenía que esperar 24 horas pese a que no hay una regla que indique cuánto tiempo tiene que pasar. Entonces hizo su propio camino. “Empezó a buscarla a su manera”, dijo Maximiliano, uno de sus hijos, porque las primeras horas de búsqueda son claves para dar con el paradero de alguien. “Nos preocupamos el domingo a la tarde cuando nos enteramos que no estaba con el novio”, contó a la prensa.
La adolescente tenía una relación amorosa con dos hombres, Jonathan de 26 años y Rubén de 34. En un principio la familia sospechó de alguno de ellos, pero cuando fueron citados a declarar los dos dijeron haber estado en otro lugar en el momento del crimen. Se descartaron las hipótesis que los acusaban porque los sometieron a una rueda de reconocimientos y ninguno de los dos tenía lesiones. Ahora, el fiscal de la causa busca a un tercer hombre.
La justicia analiza también las cámaras de seguridad de la estación de servicio y el registro del celular de la chica. Antes de desaparecer, Noelia se mandaba mensajes con alguien pero su teléfono no fue encontrado en la escena del crimen.
“El padre de una amiga de Noelia la vio en el descampado con otra persona, y no estaba siendo forzada ni obligada”, dijo a Cosecha Roja Fernando Grasso, jefe de la departamental de Quilmes. Grasso sostiene que no hubo síntomas de abuso.
“Tenemos que ir a ver imágenes de las cámaras que estaban en la estación de servicio para aportar algún dato”, dijo Néstor Akrap, el papá de la adolescente, a la prensa. Y después del entierro, agregó: “tiene que haber sido algún conocido”.
El domingo, cuando encontraron el cadáver, era el cumpleaños de su hermano Favio, que había muerto cinco años atrás. Noelia quería visitarlo en el cementerio. Eso fue lo último que posteó en su cuenta de Facebook. “Todos dicen que Favio se suicidó, pero en realidad apareció ahorcado”, contó a Cosecha Roja Lucas, su mejor amigo. Favio era adicto al paco y estaba de novio con una chica del barrio. “El padre y el hermano de ella estaban presos y un día se enteraron que le había pegado a la chica. Pocos días después de que los liberaran, Favio estaba solo en la casa y apareció colgado, ahorcado”, contó. Según Lucas, su amigo no tenía motivos para suicidarse.
Ezpeleta es una localidad del sur del conurbano bonaerense. No hay un límite claro que la divida de Berazategui o de Quilmes: los habitantes viven en un lugar y van a la escuela en otro, caminan entre los barrios mientras hace los mandados.
Noelia vivía con su mamá, su abuela y cuatro hermanos: Pablo, Popi, Elías y María, que tiene una hija. Estaba anotada en la escuela polimodal nº14, de Mitre y 7, según confirmó a Cosecha Roja su director, Orlando Sorcho. Le gustaba la música. Posteaba en el Facebook canciones que hablaban de amor, de Soda Stereo, Babasónicos y Los Cafres. Y dejaba claro: “el romance y la pasión no son para mí”. La causa está caratulada como homicidio.
Entre enero y diciembre de 2013, 295 mujeres murieron en manos de varones femicidas, según datos del informe de La Casa del Encuentro. Unas 19 tenían entre 13 y 18 años. A 37 las asesinaron a los golpes y a 30 las encontraron tiradas en un descampado.
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