Juliana Mendoza – Cosecha Roja -.
– Hija de puta, ya lo tenías pensado.
Los familiares le gritaron y culparon a Mirta Martínez por la muerte de su hija Rocío Guevara. Adentro del PH de Alberdi 1430, la nena de 12 años tenía un tiro en la sien. La mamá esperaba en la camioneta de la Policía Federal a que la llevaran a la comisaría 12. No lloraba: estaba tranquila, se peinaba el pelo con los dedos y cruzaba las piernas. Los vecinos miraron la escena. Hacía mucho que Susana, la mujer del departamento de al lado, escuchaba los gritos y los maltratos contra la niña. La señora que vive enfrente la veía a Rocío pasear el perro y a la mamá hostigándola por el animal.“Los vecinos ya se lo veían venir”, dijo a Cosecha Roja Alicia Bolognesi, vecina y testigo de la escena de crimen.
Alicia y Susana conversaron en el pasillo esa noche. La vecina del departamento uno del PH estaba muy alterada, la otra hija de Martínez estaba escondida en su casa. Cuando sonó el disparo, la adolescente llamó al 911 y corrió hasta su puerta. Tenía las rodillas manchadas y miedo de que la mamá la lastime. Estuvo ahí hasta que la policía se la llevó. Ayer declaró que Martínez era la responsable del crimen: “mi mamá mató a mi hermana”. La mujer se negó a declarar y seguirá detenida.
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Mirta Martínez esperó en la camioneta de la Policía Federal a que se la llevaran a la comisaría. Era sábado a la noche y a la oficial de la División Asuntos Jurídicos de la PFA no le pusieron esposas. Si tu hija se mata, estarías totalmente desesperada. Esta mujer estaba normal”, dijo la vecina y testigo.
El SAME llegó al número dos del departamento de Caballito a las 23.30. Rocío ya estaba muerta. La comisaría N°12 quedó vacía esa noche: siete patrulleros estacionaron frente a la puerta del PH e impidieron el paso de los vecinos curiosos entre las calles Puán y Miró. Los peritos y Bolognesi entraron a la casa.
Eduardo, el carnicero del barrio y amigo de la familia, también quiso entrar a la casa pero la policía lo detuvo en el pasillo. A unos metros, Martínez esperaba el traslado a la comisaría. “Estaba tranquila”, dijo Bolognesi. Cuando se la llevaron, la vecina -que es evangelista hace unos años-, se fue a su casa y rezó. A las siete de la mañana abrió las ventanas del cuarto y vio cómo los forenses sacaban el cuerpo de Rocío.
En la madrugada del domingo, antes de que se llevaran el cuerpo, apareció Alejandro Guevara, el papá de las chicas. Era subcomisario de la Federal pero está retirado. Se había separado de Martínez hacía unos años y ahora vive en Villa Celina, en el partido bonaerense de La Matanza. Llegó a Caballito con el resto de los parientes: lloraron con desesperación y le gritaron a Mirta en la vereda que cercaban los agentes.
Rocío estaba en séptimo grado del colegio Marianista, que quedaba a tres cuadras de su casa. Ayer estuvo cerrado por duelo. Una compañera del grado le escribió en Facebook: “QEPD , aunque no nos pudimos hablar mucho siempre vas a quedar en mi corazón. Gracias por los momentos juntas. No te mereces haber pasado lo que pasaste; y creo que de lo poco que te pude conocer siempre te consideré una buena persona. Descanza en paz”.
En la comisaría Martínez le dijo a la policía que la noche del sábado miraba una serie de televisión con las hijas. Tuvo una discusión con Rocío. La nena fue al cuarto, tomó la pistola reglamentaria de la mamá y se disparó en la cabeza. La versión policial dice que la otra hija de la mujer, de 13 años, llamó al 911 y corrió hasta la casa de la vecina, en el departamento número uno. “Mi mamá mató a mi hermana”, gritó.
El boca en boca del barrio decía que Martínez le pegaba a la hija en la calle. “Dicen que ella estaba de novia y se quería sacar de encima a la nena”, contó Bolognesi. Ayer a la tarde comentaba la relación madre e hija con el dueño de “Mare”, el local de ropa de la esquina de Alberdi y Miró, al lado de su casa y a metros del PH dónde vivía Rocío.
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La justicia espera los resultados del barrido electrónico para establecer si hay rastros de pólvora en las manos de la joven o de la mamá. Este estudio es clave para saber si Rocío se suicidó o si la mamá la mató. La mujer no quiso declarar ante el juez Guillermo Carvajal y quedó imputada por “homicidio calificado por el vínculo”. Si se llega a comprobar esta versión, podría tener una pena de prisión o reclusión perpetua. Fuentes judiciales confirmaron a Cosecha Roja que la causa tiene secreto de sumario.
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