Cosecha Roja.-
La arrasadora convocatoria de #NiUnaMenos dejó un desafío: desenmascarar las otras violencias contra las mujeres. Porque no es sólo el femicidio ni la violación ni los golpes físicos ni el maltrato psicológico de una pareja: también es simbólica y mediática. Una nota de La Nación acusó a las mujeres presas en Mendoza de embarazarse para acceder a la prisión domiciliaria. El periodista llamó ‘beneficio’ a lo que es un derecho, eludió contextualizar el drama de las mujeres madre privadas de la libertad y omitió que estar detenida en casa no es sinónimo de estar libre. “Ser madre es algo que excede lo biológico: ser madre es un trabajo, una construcción, una posición ante la vida”, dijo a Cosecha Roja la psicoanalista Miriam Maidana.
Para Anabella Museri,coordinadora del equipo de Justicia Penal y Políticas de encarcelamiento del CELS, el planteo del artículo es equivocado, parcial y reduccionista. “La nota no da cuenta de las graves condiciones inhumanas en las que viven los detenidos: tortura, muerte, corrupción, violencia y hambre son algunos de los problemas”, dijo a Cosecha Roja. Tampoco explicita las maneras de afrontar el parto: Virginia está detenida en la Unidad 33 de Los Hornos y dio a luz esposada a la cama de un hospital platense.
Una de las fuentes de la nota es Eduardo Orellana, director del Servicio Penitenciario de Mendoza:
“Muchas han usado el embarazo como una ventaja y hay casos que llaman la atención, pero están en su derecho y son seres humanos” [La Nación]
Para Museri “es muy alarmante que personal que trabaja en la cárcel haga esas afirmaciones y tenga una mirada tan reduccionista de la persona: da cuenta de las graves deficiencias de quienes trabajan en las prisiones”. Las cárceles de Mendoza fueron denunciadas en el ámbito internacional.
“Embarazarse para pedir la prisión domiciliaria es una realidad. Muchas usan a sus hijos para obtener beneficios”, explicó Alicia Frites, psiquiatra del penal, mientras se preparaba para atender la consulta de una interna. [La Nación]
“Interpretar la maternidad como recurso de la libertad es hacer un recorte muy sesgado de género”, dijo a Cosecha Roja Ileana Arduino, abogada experta en seguridad y políticas de género. A la psicoanalista Maidana, el discurso no la sorprende. “Es habitual. Es lo mismo que cuando uno escucha gente que opina ‘tienen hijos para cobrar los planes’. Nadie se pone a pensarlo con profundidad. Hay una gran fantasía”, dijo.
Un paquete de 40 pañales sale 95 pesos y dura una semana. Un cuarto de litro de leche Sancor Bebé cuesta 10 pesos. Una remerita no baja de los 50, lo mismo que una de las mamaderas más baratas o un chupete Babelito. A las mujeres que siguen presas en sus casas, el Estado no les garantiza trabajo para sustentarse. “La domiciliaria es una modalidad de cumplimiento de la pena con hijos distinta, tal como establece la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad (24.660). No es que no estén cumpliendo la pena”, explicó Arduino. Maidana coincidió: “No quiere decir que se libere el expediente”, dijo. Y aclaró que tampoco es cierto que todas lo logren: sólo las que reúnan las condiciones y tengan un abogado lo suficientemente insistente.
Durante los primeros años, los hijos pueden estar con sus madres, pero la cárcelno es un lugar para los niños. “Psíquicamente tiene un impacto muy fuerte”, dijo Maidana. Museri coincidió: “Es urgente que se aumente la prisión domiciliaria porque el impacto de la cárcel es muy fuerte tanto en las mujeres detenidas como en su familia”.
“Son 130 las mendocinas que volvieron a sus hogares, no sólo con sus bebés en el vientre sino con una mochila judicial sobre sus espaldas, acusadas de cometer importantes delitos, como venta de drogas o robos agravados, pero que parecen no sentir el peso (…) La población carcelaria femenina crece en Mendoza, de la mano de un notable incremento de la participación de las mujeres en el delito”[La Nación]
Para Arduino, lo que crece es la tasa de encarcelamiento, no es que aumente el delito ni que se feminice. La nota habla de ‘importantes delitos’ cuando, en general, las mujeres se dedican a transportar drogas como mulas o a venderla ‘al menudeo’. “Las mujeres tienen una posición subalterna en las estructuras delictivas”, dijo la abogada. Según Museri “Son las más expuestas de la cadena narco, las más vulnerables, las reemplazables”. Ambas coinciden en que son las presas más fáciles y más perseguidas por la Justicia y la Policía, que no atacan a las cabezas del mundo criminal.
Foto: Adriana Lestido / www.adrianalestido.com.ar
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