Rosa Brú, Miriam Medina y Dolores Demonty son tres mujeres que atravesaron la misma situación de Viviana Alegre: la desaparición y muerte de un hijo. Ellas, transformaron el dolor en una vida de lucha y estuvieron presentes junto a la mamá del Rubio del Pasaje durante las dos primeras audiencias del juicio por el crimen.
Viviana Alegre no estuvo sola en el comienzo del juicio por el crimen de Facundo Rivera Alegre, su hijo. Como desde hace tres años la mamá del Rubio del Pasaje llegó a los tribunales junto a familiares y amigos de Facundo. Y esta vez también recibió el apoyo de tres madres que atravesaron situaciones similares y que actualmente luchan contra la impunidad: Rosa Bru, Miriam Medina y Dolores Demonty.
Rosa es la mamá de Miguel, un joven que está desaparecido hace 22 años. Miriam es la madre de Sebastián Bordón, asesinado y desaparecido por la Policía de Mendoza en 1997, cuando estaba en el viaje de egresados. Ezequiel, el hijo de Dolores, fue asesinado por agentes de la Policía Federal el 14 de septiembre del 2002. Las tres son “las madres de la lucha, no las madres del dolor”, como ellas mismas se autodenominan.
Las “madres de la lucha” viajaron desde Buenos Aires para acompañar y asesorar a la mamá de Facundo durante el juicio, para ayudarla a encontrar la respuesta que la persigue hace más de tres años: ¿dónde está Facundo? En las dos primeras audiencias Rosa, Miriam y Doly se sentaron en la primera fila de la sala, detrás de Viviana.
La soledad
Dentro de la sala uno de los testigos declaraba a puertas cerrada, tenía miedo de perder su vida o la de su familia. Afuera, las madres contaron sus experiencias. “Más allá de toda la gente que acompaña a Viviana, también está la soledad”, dijeron a Sin Facundo No hay Justicia. Rosa hizo un paralelismo con su caso y recordó que los que siempre la acompañaron fueron los amigos de Miguel y los estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata. “Si yo hubiese estado sola, no hubiera podido frenar las acciones o las intenciones de los abogados que buscaban minimizar el caso de Miguel”, reconoció Rosa. Y agregó: “Viviana tuvo que enfrentar esto sola y al principio le jugó en contra no estar asesorada”. Ellas imaginan que en el momento de la desaparición de Facundo “los policías tuvieron todas las oportunidades de borrar información y limpiar pruebas”. Porque para ellas “la Policía no investiga: trabaja para la impunidad”.
“Uno piensa que la Policía está para ‘cuidarnos’, pero se ensaña contra los ‘pibes’, con los que menos tienen. Y los pibes terminan golpeados o, en el peor de los casos, desaparecidos. Es como el Código de Faltas aquí en Córdoba, que está generando una coyuntura social”, explicó Miriam con cierto tono de indignación. En concordancia con la teoría de un pacto de convivencia entre el poder judicial, el poder político y la Policía de la provincia de Córdoba, denunciada por Viviana en su declaración ante el Tribunal.
Para las madres de la lucha, aunque la jueza quiera opacar el testimonio de Viviana diciendo que se trataba de un discurso preparado, “lo que dijo la mamá de Facundo es la realidad de lo que a ella le fue pasando durante estos años”.
Según Dolores, la mayoría de las madres transitaron por un caso similar: “al principio mirás para otro lado, en ese momento pensás que a vos nunca te va a suceder nada y que la Justicia va a estar a tu favor. Pero después resulta que te encontrás con que a vos también te está pasando y te quedás sola”. Así se refirió al desamparo legal y policial para avanzar en la investigación del caso de la desaparición de un hijo. “Todo se trata de saber escuchar”, dijo Rosa. “En su momento, cuando a mi me dijeron ‘te hace falta un abogado’, yo dije ‘¿te parece? Y después te cae la realidad”, finalizó.
Plan siniestro
El primer cuarto intermedio permitió calmar las ansias y empezar a ver las cosas con mayor claridad. Así lo entendieron las madres, quienes al salir de la sala dijeron: “la estrategia está, la de que se trató meramente de una compra de drogas, es una manera de minimizar el caso. Era patético el Tribunal, patético. Y peor aún, el Fiscal inducía y orientaba a que los testigos dijeran lo que él quería”.
Miriam comparó con su experiencia: siempre parece que “la culpa la tiene la víctima”. “En el caso de Sebastián, la línea de investigación era que él compraba drogas y que su padre consumía. Pero finalmente se llegó a la conclusión de que la Policía lo interceptó, lo golpeó y lo tuvo once días desaparecido. Y en su cuerpo no encontraron restos de ninguna sustancia”, describió. “Nadie tiene derecho a quitarle la vida, fue un plan siniestro”, concluyó.
En relación a las suposiciones sobre si cremaron o no el cuerpo de Facundo en el cementerio de San Vicente, Rosa rememoró que Miguel estuvo en el servicio de calle de la Comisaría Novena de La Plata la última noche que lo vieron con vida. “Más allá de los dichos de los presos, los datos de Miguel fueron borrados por la Policía. Hay suposiciones de que también se lo llevaron, lo quemaron, le pusieron cal o lo tiraron al río con un tarro de cemento. Es muy perverso todo lo que se dice. Pero el tema es que Miguel no está y Facundo no está”, resumió Rosa.
Justicia democrática
Las declaraciones de Viviana ante el tribunal generaron cierto revuelo en la prensa y en el interior de la sala. En su discurso, la madre del Rubio del Pasaje habló de convivencia entre la Justicia, el poder político y la Policía. Tras estos dichos, Miriam explicó que “lo que se necesita es que la Justicia sea democrática”. Y prosiguió: “¿Por qué siempre se investiga a la víctima y no a la Policía? Se investiga si Facundo tenía una o dos bolsitas de droga, cuando lo que se debe investigar es qué sucedió con el cuerpo”.
“Si bien el Fiscal no está para defender a la víctima sino su propia convicción para saber cuál fue el delito, en este caso, parece que al delito lo comete Facundo, que andaba con una bolsita de droga y no los que lo hicieron desaparecer”, argumentaron las madres.
Politización
En su momento, el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba explicó que la causa se elevaba a juicio por pruebas que tenía la Fiscalía, por rechazo a un pedido de probation por parte de la defensa de uno de los imputados, pero también por la repercusión pública de la causa. En esa línea, las mujeres que siguen apoyando a Viviana alertaron que sin la compañía de amigos, familiares, organizaciones y partidos políticos es difícil poder llegar a buen puerto. Aunque resaltaron que la politización de la causa pueden generar “tironeos que no conducen a nada”.
“Nosotras hemos recibido tironeos de gente que decía ‘hagan esto, hagan lo otro’ y nosotros nos mantuvimos en que a las decisiones la toman los familiares y amigos. El que quiera que acompañe, si no se quedará a mitad de camino”, explicaron Rosa, Miriam y Dolores.
Las tres madres resaltaron que ellas son las madres de la lucha contra la impunidad, no las madres del dolor. “Convertimos ese dolor en lucha. Con el paso del tiempo una se fortalece. Hoy podemos leer la política que se escribe en los diarios y formar nuestra propia opinión. Y estamos del lado de las cosas que faltan, estamos a la par de esta democracia para cambiar lo que está y alcanzar lo que falta”, reflexionaron las madres.
Además apuntaron: “No hay maldita policía, sin maldita justicia. Si acá la justicia fuera coherente o fuera imparcial, la Policía no haría las barbaridades que hace. No puede haber siete muertos en pocos años. Por ejemplo, ahora quieren cerrar la causa de Ezequiel Barraza. ¿Hay convivencia o no hay convivencia entre la justicia y la policía?”, cuestionaron las mujeres.
“Cuando no hay justicia, no hay posibilidades de cerrar un duelo, porque sigue latente la muerte, el asesinato, la tortura y la desaparición. ¿Y cómo reparás eso? Con un poco de justicia. Y pase lo que pase con este juicio, hay que redoblar la apuesta hasta que se llegue a la verdad: ¿A dónde está Facundo?”, dijeron.
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