Damián Villalba murió luego de ser arrollado por un patrullero mientras dormía, el 17 de marzo en la localidad matancera de Gregorio de Laferrere. Ahora, su familia pide a la justicia que imputen por homicidio doloso al conductor del vehículo, Diego Martín Pereyra, y su acompañante, Julieta Santana.
No había nada que hiciera pensar que la noche del 17 de marzo iba a ser la última para Damián Villalba. Llegó a su casa, ubicada a pocos metros de la intersección de las calles La Bastilla y Estanislao del Campo, en la localidad de Gregorio de Laferrere. Estaba cansado después de la jornada de corridas atrás del camión de residuos, levantando bolsas, llevando lejos la basura.
Jugó unos minutos con su hijo y se fueron a dormir. Thián, de tres años, se acomodó entre sus padres. A la noche lo sobresaltó el ruido de un motor, porque el cuarto daba directamente a la calle. A la madrugada, su esposa Laura Centurión le dijo entre susurros que había que pasar al niño a su cama. Damián asintió con un gesto y le propuso cambiar de lugar, así ella podía quedar cerca del nene. Así, Villalba le salvó la vida a su familia.
Cerca de las seis, un patrullero ingresó a toda velocidad a la casa: atravesó la pared de la habitación y mató a Damián ante los ojos de su mujer y su hijo. Durante los siguientes cuarenta minutos, Laura vio cómo agonizaba su compañero. Vio cambiar el color el cuerpo, lo sintió caliente y lo lloró frío. Alcanzó a ver cómo el conductor se iba del lugar en un patrullero. Vio a la Gendarmería llegar al lugar casi ocho horas después. Y escuchó las balas de goma de la policía contra los vecinos que se acercaban al lugar.
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Días atrás, los familiares de Damián Villalba peregrinaron con su reclamo por el centro de San Justo. Pasaron por dependencias judiciales y municipales, pidieron el cambio de carátula de la causa: de homicidio culposo agravado por el uso de un vehículo de una fuerza pública a homicidio con dolo eventual.
Los carteles, pancartas y volantes de los amigos y familiares de Damián Villalba decían “Policía asesina”. La frase estaba acompañada por imágenes suyas: en todas tenía una camiseta de Boca, una gorra azul y una sonrisa que deja ver los dientes.
La columna se paró frente al Juzgado de Garantías N° 2, ubicado entre las calles Almafuerte y Salta, en la localidad matancera de San Justo. Querían hablar con los funcionarios judiciales pero los policías les impidieron el ingreso. “Estamos pidiendo que se llegue a la verdad. Aunque vemos que la forma en las que se están haciendo las cosas, eso no va a pasar”, dijo a Cosecha Roja la madre de Villalba, Sara Benítez.
Sara quiere que el caso sea investigado como un homicidio con dolo eventual. “Ellos (los policías Diego Martín Pereyra y Julieta Santana) sabían lo que podían provocar yendo a esa velocidad”, dijo ante los oficiales de la Policía Bonaerense que, por las dimensiones del operativo, se desprende que esperaban una movilización más numerosa. “¿Se piensan que venimos a hacer lío? Queremos que los metan presos, nada más”, se animó uno desde la masa. Como un eco, fue seguido por los demás. “Justicia por Damián. Justicia por Damián. Justicia por Damián”.
La familia de Villalba entiende que son muchas las irregularidades que se repitieron. “El fiscal que lleva la investigación, Fernando Quiroga, dice que llegó inmediatamente después de que el patrullero se metiera a la casa. Eso no es cierto. Porque yo llegué al lugar y no lo vi. Y eso que estuve mucho tiempo. Llegó más tarde, lo sabemos”, contó Benítez.
Benítez y Laura Centurión están convencidas de que el conductor del móvil, Diego Martín Pereyra, oficial del Comando de Prevención Comunitaria (CPC), y su acompañante, la oficial Julieta Santanta, intentaron fugarse luego del crimen. “Lo dejaron morir: los dos policías se fueron en otro patrullero. El efectivo que pasó por encima de mi hijo se fue en otro coche de la fuerza. Eso lo sabemos porque lo vieron los mismos vecinos”, dijo la madre de Villalba.
Laura no se olvida los 40 minutos en los que vio agonizar a Damián. “La policía estuvo en el lugar desde temprano y tenía que haber estado Gendarmería. Ahora, el fiscal dice que no tiene suficientes pruebas como para decir que hubo un homicidio doloso. ¿Qué sabemos lo que pudo haber pasado hasta que llegaron al lugar?”, dijo a Cosecha Roja.
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Diego Martín Pereyra declaró ante el fiscal. Dijo que el motivo por el cual circulaba a una velocidad mayor a la permitida era porque “acudía a un alerta por un robo y que realizó una mala maniobra para evitar chocar contra una parada de colectivos en la que había gente”. Según publicó Télam, Pereyra no recibió instrucciones de manejo durante su formación policial.
En una entrevista radial el ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, lo desmintió: “La camioneta es nueva y no es cierto que iban en una persecución. Estamos verificando por qué se desplazaba a 76 kilómetros por hora. Tal vez pisó una cuneta o una loma de burro, se levantó y cayó donde mató a esta persona, aunque los vecinos no están de acuerdo con esta versión”.
Ahora, la Unidad Fiscal de Instrucción N°9 de La Matanza deberá determinar si existió el llamado. Y, de ser así, si el oficial había sido notificado del mismo. “A mi hijo me lo mató la policía mientras dormía. Acá hay muchos que salieron a hablar en los medios, pero no fueron capaces de comunicarse con la familia”, dijo Benítez.
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