La audiencia 39 del juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA, en la que debían declarar tres testigos policías de la Federal, todos del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA), terminó de un modo impensado: un testigo que no quiso hablar quedó detenido por falso testimonio.
La jornada comenzó como cualquier audiencia de este juicio: con testigos, la mayoría policías, que alegan mala memoria para no contestar sobre su labor en la investigación del atentado. Esta vez el final fue distinto: el tribunal ordenó detener a uno de los testigos con ‘mala memoria’.
El primer policía que declaró, José Luis Callojas, intentó con pocos resultados recordar su paso por la DUIA, donde estuvo desde su creación en 1997 hasta 2003, siempre a cargo del comisario Jorge “Fino” Palacios, imputado por encubrimiento.
-¿Qué pistas investigaban y qué resultados obtenían de esas diligencias? -le preguntaron con insistencia al testigo.
-Las directivas nos las daba siempre el juzgado -respondó Callojas-.Nosotros no manejábamos ninguna hipótesis.
-Haga un esfuerzo de memoria-, le pidió Jorge Gorini, presidente del Tribunal Oral Federal 2.
Ante esto, el testigo dijo recordar un allanamiento a un terreno baldío de la familia Kanoore Edul:
-Se los investigaba -dijo- porque una empresa de volquetes había dejado uno en ese lugar y otro en la puerta de la AMIA, el mismo día del atentado.
Lo que Callojas no pudo determinar, pero sí constaba en la orden de allanamiento exhibida, es que ese procedimiento se llevó a cabo recién en el año 2000, más de seis años después del atentado. Un dato de relevancia para el juicio ya que prueba que la llamada “pista siria” fue efectivamente abandonada en 1994. Resta ahora probar que la orden la haya dado el entonces presidente e imputado Carlos Menem.
El primer detenido del encubrimiento
El siguiente testigo ingresó sin saber que le esperaba una estadía completa en los Tribunales Federales de Comodoro Py. Su testimonio había sido pedido por varias querellas y por la defensa del ex juez Juan José Galeano.
Se trata de Eduardo Aguilera, un comisario retirado, actual abogado, que trabajó casi diez años en la investigación del atentado: en 1996 en el Departamento Protección al Orden Constitucional (POC) y luego entre 1997 y 2005 en la DUIA.
La soberbia se le notó desde el comienzo, cuando sin siquiera disimular, contestaba “no lo recuerdo” a todo. En reiteradas ocasiones los jueces le advirtieron que hablara o se lo podría denunciar por falso testimonio, consecuencia que el testigo debía conocer por su profesión.
-¿Ninguna línea de investigación recuerda?, preguntó el juez Gorini.
-Trabajábamos sobre cuerpos de la causa y legajos, contó Aguilera.
-Pero ¿sobre qué era esa documentación?
-Puntualmente no sé. Leíamos y después decíamos lo que se nos ocurría sobre eso.
Alejandro Rúa, abogado de la querella de familiares de Memoria Activa, lo interrogó con ironía:
-¿Nadie le explicó -preguntó- que estaba participando de una investigación importante y que probablemente tendría que recordar para declarar en alguna instancia judicial?
La respuesta fue el silencio.
Lo único que aportó Aguilera fue confirmar lo dicho horas antes por Callojas, con quien trabajó en la DUIA. “Hubo una allanamiento a Kanoore Edul. No me acuerdo ni con quién fui. Pero no ocurrió nada anormal”, dijo y agregó que era una “línea investigativa importante”, de la que no habían tenido noticias antes del año 2000.
También habló sobre los estrechos lazos que la DUIA mantenía con la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y con el juzgado de Galeano. “Se intercambiaba información y ellos hacían las escuchas. Una vez fui a la SIDE y me atendió Stiuso”, relató y sumó que también se había dispuesto una oficina de la Policía a metros de Comodoro Py por la cercanía a los Tribunales. “Éramos un grupo de confianza del juzgado”, aseguró.
Luego siguieron preguntas de las defensas que no llegaron a nada concreto y, cuando el testimonio concluyó, la Fiscalía hizo el pedido que acompañaron todas las querellas: la detención de Eduardo Aguilera por falso testimonio. El fiscal Miguel Yivoff argumentó que el testigo, además de ser reticente, mintió al declarar que la primera vez que vio el video del exjuez Galeano y el doblador de autos Carlos Telleldín negociando una declaración falsa fue por los medios de comunicación. En la declaración que prestó Aguilera ante el TOF 3, en el juicio por el atentado (2001-2004), había admitido haber visto ese video en el juzgado.
Para adherir a la Fiscalía, el abogado de Memoria Activa agregó que “resulta indignante ver cómo se comportan los funcionarios públicos que debieron investigar el atentado. Las partes no tenemos que cargar con la ineficiencia de la Justicia para estar acá después de más de 20 años”.
Y, con el fin de sumar argumentos, el abogado que representa a los ex policías bonaerenses definió la declaración del testigo como una “tomada de pelo y una vergüenza, ya que esto viene ocurriendo con todos los funcionarios que están declarando en el juicio”.
Tras dos horas de deliberación, los jueces Jorge Gorini, Néstor Costabel y Karina Perilli ordenaron la etención inmediata del testigo por haber adoptado una “conducta elusiva” con muchas “inconsistencias” a pesar de haber sido advertido al respecto.
A su vez, expresó el Tribunal, su reticencia a contestar se ve agravada por el cargo que ocupaba Aguilera en la Policía, el “tiempo considerable” que estuvo ligado a la investigación y el “trato asiduo con el juzgado”, cómo quedó demostrado en su relato. Así, el testigo quedó a cargo del juez de turno y la audiencia concluyó, por primera vez, con un policía detenido.
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