Abencia Meza, La Reina de las Parranditas, fue sentenciada a 30 años de prisión. La condenaron por el asesinato de Alicia Delgado, la Princesa del Folclor. “Compartimos muchas cosas hermosas y ese recuerdo se va a quedar ahí. El amor no muere”, dijo La Reina antes de escuchar el fallo del tribunal.

Ambas eran cantantes vernáculas: mujeres de vestidos floreados, hiper producidos, que recorren Perú interpretando canciones folclóricas y animando fiestas. Dicen que fue un amor a primera vista. Que a dos días de conocerse en un concierto, la Princesa y la Reina ya estaban juntas.

La Princesa nunca aceptó en público la relación: solía decir que tenía pretendientes y novios menores que ella. Hasta que habló, y mucho: denunció a la Reina por maltrato físico y psicológico. Los encándalos entre ellas se volvieron cotidianos. Los medios utilizaron su relación para hacer una especie de campaña homofóbica. Algunos decían que la violencia era una “consecuencia lógica” del lesbianismo. Otros, simplemente se reían.

“Cuando tomaba licor, a la señora se le cruzaban los chicotes. Me hacía problemas y por eso nos separamos tres meses, dijo la Reina. También la acusó de tenerle envidia. “Nadie la reconocía”, aseguró. “A mí me saludaban por la calle y a ella no. Ella recién estaba siendo conocida. Era ambiciosa”.

En el 2004, durante un concierto, un grupo de jóvenes intentó entrar sin pagar. Cuando lograron traspasar el cordón de seguridad, una mujer los frenó a tiros. La que empuñaba el arma era la Reina de las Parranditas. Aquel día resultó herido Percy Humberto Jara Carhuana, de quince años. La Reina fue detenida y confesó que había cometido una imprudencia para defender a los cantantes. Entre ellos estaba La Princesa.

La liberaron luego de comprometerse a indemnizar al herido. Desde el hospital, el adolescente aseguró que no le guardaba rencor. “Ella será siempre mi cantante preferida. Tengo todos sus discos. Ojalá venga a visitarme al hospital”,dijo. Eso nunca sucedió. Por aquel incidente, la Reina también fue llamada Pistolita.

Después de varias escenas de celos y escándalos públicos, el 17 de junio de 2009, las intérpretes se vieron las caras por última vez. La Reina estaba en el sauna San Silvestre con otra mujer. “La señora llegó y me arranchó mis dos celulares . Me dijo: ‘con qué perra estás en el sauna’. Es fue la última vez que la vi”, relató.

Con idas y venidas, su relación había durado casi nueve años.

La noche del 18 de junio del 2009, un día después de la escena de celos, la Princesa grabó un video en donde responsabiliza a la Reina de cualquier intento de acabar con su vida.

Siete días más tarde, cuando la encontraron en su departamento, la Princesa llevaba más de 30 horas muerta.

Según la reconstrucción judicial, la noche del lunes 22 de junio la Princesa no podía dormir. Según la justicia, cerca de las 5 de la mañana, mientras ella caminaba entre la sala y el dormitorio de su casa, Pedro César Mamanchura, su chofer, la atacó con un cuchillo de cocina.

Hasta hacía una semana, Mamanchura había sido de la Reina. En teoría, luego de una discusión, había renunciado a su empleo para trabajar con la Princesa. Incluso ayudó a su nueva jefa a grabar el video acusador contra la Reina.

La primera puñalada fue en el lado derecho del cuello. El arma llegó hasta la tráquea. La Princesa cayó al suelo de espaldas y el asesino se le sentó encima. La segunda herida le abrió la laringe. A pesar de que estaba casi muerta, Mamanchura la estranguló con una correa negra y le dio otras cinco puñaladas: dos en el tórax y tres en la espalda.

La primera en acusarlofue la propia Reina. Enseñó una foto suya en los medios de comunicación y pronto fue detenido. Al declarar, Mamanchura le devolvió el favor: dijo que ella había planeado el asesinato. Tiempo después se desdijo, la volvió a acusar y luego volvió a desdecirse.

La Reina fue encarcelada. Dos años más tarde, logró salir con un regimen de libertad restringida, pero el escándalo la siguió a todas partes. En setiembre de 2011 la descubrieron manejando ebria. Antes, había dado un concierto desde su balcón en medio de una fiesta a ritmo de cumbia, pachamanca, cuyes y bastante cerveza.

Su vida quedó plasmada en una novela televisiva, pero el relato de su vida tuvo más repercusión en los programas de la tarde que en la ficción: la tira pasó sin pena ni gloria.

El miércoles fue condenada 30 años de prisión. La misma pena que recibió su ex chofer, el autor material del crimen.

(Síntesis de la cobertura del diario El Comercio de Perú)

 

Artículo relacionado: De silencio, violencia y muerte

[youtube_sc url=”http://www.youtube.com/watch?v=IYxyJO6p-34&feature=related”]