Las hermanas González son tres. Al menos dos de ellas fueron abusadas por Jonatan Heikele, esposo de su madre, Lilian Plattner.
La mayor, Sasha, hoy tiene 19 años. Trabaja haciendo promociones los fines de semana y termina el CBC para entrar a Derecho. Ella denunció a su padrastro y a su madre. Se podría decir que Sasha es su propia abogada. No tiene dinero para pagar uno.
Nadie la defiende en la causa. IPP 187396/13 caratulada como “Abuso Sexual Agravado”.
Nunca le fue brindada asistencia psicológica.
Nunca fue recibida por la fiscal Eleonora Day Arenas de la UFI 3 de Campana.
Sólo tiene un defensor oficial para mantener la restricción perimetral y para el régimen de contacto para ver a sus hermanos de once y seis años que viven con los Heikele-Plattner.
La jueza de familia Virginia Norzi no considera que los niños corran riesgos viviendo con el abusador, ya que todavía no hay condena.
Su hermana, la que le sigue, también fue abusada por el padrastro. El hombre comenzó con la niña la misma noche que Sasha fue a un boliche por primera vez.
Sasha siempre calló. Su padrastro se lo dejó claro.
-Si lo contás, sigue tu hermana.
Y siguió a pesar del silencio de Sasha. La nena tuvo síntomas que las maestras de la escuela detectaron enseguida. De hecho, las denuncias a la justicia por el abuso a las dos menores las hizo la directora de la escuela y la jefa del gabinete.
Todas las noches, Heikele se acostaba con su esposa y al rato se pasaba a la cama de Sasha. La primera vez lo hizo cuando ella tenía once años. Abusaba, dormía, le sacaba fotos, la controlaba. Las amigas de la escuela le decían que no estaba bien que él estuviera tan encima de ella. Sasha repetía los argumentos de su madre: “lo hace porque te quiere. El nunca tuvo familia por eso está tan presente. Lo hace porque son como sus hijas”.
Lo mismo hacía con su hermana menor. Pero la nena no aguantó y se lo contó a sus compañeras de colegio. Se lastimó, tuvo un intento de suicidio. Intervino el colegio.
“Mi mamá siempre supo todo”, dijo Sasha a Cosecha Roja. “Me decía que si no me gustaba que se lo dijera a él. Y a mí me costaba mucho porque tenía naturalizado lo que pasaba. Incluso a veces él me decía cosas delante de otras personas”.
Los veranos, las chicas los pasaban con sus primos. Enero en Tigre y febrero en Campana. “Mi prima se venía a quedar conmigo y él se metía igual en mi cama. Ella se lo dijo a mi mamá y mi mamá le dijo que se iba a separar. Pero nada de eso pasó. Todo lo contrario. Mi mamá se casó con él”, contó. La prima de Sasha es testigo en la causa pero nunca fue llamada a declarar.
A Sasha se le ocurrió buscar a su papá biológico. No sabía nada de él y casi no lo recordaba. “Con la netbook que nos dio el gobierno me metí en Facebook y lo encontré. Le dije que necesitaba ayuda. Nos vimos. Ahora vivo con él y mi hermana que ya tiene 18, con su novio”.
Hoy la causa está hoy a cargo de la fiscal Eleonora Day Arenas, en la UFI 3 de Campana y Heikele y Plattner continúan en libertad conviviendo con los hermanitos de Sasha de once y seis años.
“Pasó un año y medio desde que me dijeron que se iba a elevar a juicio oral. Pero la última vez que fui a la fiscalía dijeron que nunca iba a pasar y que van a mandar la causa a una Fiscalía de Tigre. ¿Por qué no me lo dijeron antes? Los hechos empiezan y terminan en Campana. El denunciante es la Escuela Normal Eduardo Acosta”, dijo Sasha a Cosecha Roja.
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