Se llama Ramón Urbano Piris y es suboficial del Ejército Argentino. Cuando su pareja escuchó de boca de su hijo, que lo sometía sexualmente lo denunció. Tras fijar domicilio, el hombre recobró su libertad. Lo que no imaginó es que la condena social lo haría confesar los abusos. Media hora antes de una marcha en su contra, pidió perdón vía Facebook y fue detenido.
Puerto Santa Cruz es una localidad de alrededor de cinco mil habitantes ubicada en la zona centro de la Provincia de Santa Cruz. Allí, el caso de Pablo Troncoso, un profesor de gimnasia de jardín de infantes acusado de varios cargos de abuso pero que fue absuelto por el beneficio de la duda, dejó una marca imborrable. Un antes y un después que conformó el grupo “No Más Silencio”, integrado por esa comunidad de padres, que lucha contra la pedofilia.
Ramón Urbano Piris estaba en pareja desde hacía ya varios años. Su mujer tenía dos hijos de un matrimonio anterior: un nene de 12 años y una niña de siete. El viernes último, el más grande se animó a hablar y le contó a su mamá sobre los abusos. Ella hizo la denuncia de inmediato.
Fuentes policiales dijeron a Cosecha Roja que el suboficial tenía amenazado al chico. Le decía que debía acceder a sus deseos sexuales para “salvar a tu hermanita”. Le prometía que si se dejaba entonces no se vería obligado a acechar a la niña. Por supuesto no era cierto. Piris usaba la misma amenaza con la nena.
Con la denuncia penal, el juzgado de la jueza Noelia Ursino dispuso una consigna policial para custodiar la vivienda de los chicos y su madre, al tiempo que el agente de seguridad sólo pasó unas seis horas en comisaría, en las que fijó domicilio, negó los hechos y recuperó su libertad.
Los rumores corrieron de inmediato por el pueblo. Se organizó una marcha para pedir justicia por los nenes y por la detención inmediata de Piris para quien los elementos de prueba son inequívocos: las pericias médicas arrojaron que hubo acceso carnal.
Apenas media hora antes de que la comunidad comenzara a marchar desde la Plaza San Martin, Piris reconoció su culpa y pidió perdón a través de su perfil de Facebook.
“Querido Puerto santa Cruz. Hoy es un día muy triste para dos familias que yo rompí con la confianza que me dieron. Solo les pido perdón de todo corazón. Si es que me queda, puesto que está totalmente destrozado. Ojala todo se resuelva para bien. Yo me voy lejos de aquí para nunca más volver. Pido perdón a mis hijos, ellos no son culpables de nada. Pido disculpas y perdón a los dos chiquitos que tanto me brindaron su cariño y a la madre por el daño causado”.
Sus palabras activaron una reacción en cadena: decenas de comentarios que entre insultos y amenazas le exigían que no intente evadir a la justicia suicidándose o escapando. La inaudita confesión sorprendió en el ámbito judicial, donde es sabido que las probabilidades de que un abusador vea sus actos como una agresión, son pocas.
Recién tras la confesión y en medio de la marcha, los vecinos de Puerto Santa Cruz se dirigieron hasta el juzgado para pedirle a la jueza que ordenara su detención inmediata. Luego de una larga espera, Ursino libró la orden, basándose en la confesión pública de Piris. El arribo del integrante del Ejercito Argentino a la Comisaría de Puerto Santa Cruz, se produjo en medio de incidentes, cuando los vecinos detectaron que el abusador era trasladado en el baúl del patrullero.
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