Después de cuatro meses, Jano volvió con su mamá. La Justicia lo había separado de ella después de que denunciara a su ex pareja más de 40 veces por violencia machista. Jano tiene 6 años y desde el primer día pidió estar junto a su madre. Aquí, reproducimos el artículo con su historia.
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Por María Sucarrat
La historia de la separación de Jano y su mamá Valeria Sainz es vieja. La contaron otra vez en la movilización de esta mañana en la Plaza San Justo, en La Matanza, las organizaciones que acompañan el caso.
– Mi hijo nació antes de tiempo porque el padre me pegó una piña en la panza. Mi hijo sobrevivió cuando, a los tres meses, el papá lo revoleó por el aire y lo atajó la tía, mi hermana Katya, antes de que cayera al piso.
Valeria hizo la primera denuncia por violencia machista el 8 de octubre de 2012. Intervino la justicia, le dieron perimetral a su ex pareja, botón antipánico a ella y hasta le pusieron una custodia. Pero Javier Otranto, su ex pareja, siguió una y otra vez. Valeria lo denunció otras 42 veces. “Violaba las perimetrales y lo acompañaba la policía. Me pegó muchísimas veces delante de mi hijo”, contó a Cosecha Roja.
El caso cayó en el Juzgado de Familia 4, a cargo del juez Delfino. Pero el abogado Fabio Sánchez pidió su recusación cuando Otranto le pegó a Valeria dentro de su oficina en julio de 2014. La causa pasó a la jueza María Petrona Martínez: la primera acción fue revincular a Jano con su papá. “La cita fue en el McDonald’s de San Justo. En un momento, Javier zamarreó al niño y le sacó de lugar el hombro izquierdo”, recordó Valeria.
El 28 de abril de 2015, la jueza citó a la mujer a una audiencia los tres. Le pidieron desde el juzgado que fuera con Jano pero el chico no quiso entrar. Martínez le propuso que lo vinculara con la abuela paterna y, por consejo de su abogado, Valeria aceptó. “El 3 de mayo, cuando la señora llegó a mi casa, Jano le quiso cerrar la puerta en la cara. El nene no quería ver a su abuela”.
La sorpresa tardó apenas una semana en llegar. El 9 de mayo a las cuatro de la tarde, la jueza Martínez fue al jardín de infantes con una orden de allanamiento acompañada por policías y se llevó a Jano. Lo sacaron de su salita, ante la vista de sus compañeros. “Cuando estaba saliendo de la escuela al nene le dio una crisis nerviosa. Tuvieron que llamar una ambulancia. Jano reconoció a uno de los policías (era el mismo que iba a la casa cuando Otranto rompía la perimetral) y le pidió que por favor no dejara que se lo llevaran”. Jano terminó internado en un hospital.
Valeria llegó al jardín 20 minutos después, iba a retirar a Jano. En la puerta la esperaba un oficial de justicia. La directora alcanzó a decirle “se lo llevaron” y el oficial le entregó el papel de la medida y fue piadoso:
– Señora, llévelo urgente a su abogado.
“Me fui a la casa de la abuela paterna pero Jano no estaba ahí. Después corrí a la Comisaría de la Mujer. Estuve cuatro horas hasta que me dijeron que el nene estaba en el Hospital de San Justo. Mi hermana fue para allá”, contó Valeria.
Cuando Katya Sainz llegó al hospital los médicos le dijeron que Jano estaba hacía cinco horas en el shock room y que no lo podían controlar. Valeria llegó al rato. Una empleada de limpieza la escuchó hablar con la recepcionista. Se acercó y le dijo “Andá por atrás, no te van a dejar pasar”.
Valeria dio la vuelta entera al hospital y cuando llegó al shock room escuchó a Jano llorar. En la puerta estaban Petrona Martínez, un oficial de justicia y la policía. Le impidieron la entrada a la fuerza. A Valeria le quedaron moretones en el cuerpo.
– Señora, váyase por favor porque nos pidieron que la detengamos -le dijo un policía.
La jueza dictó un impedimento de contacto entre ella y su hijo por 90 días y le dio la custodia a la abuela paterna “para que el niño se adapte a ella”. Javier Otranto vivía con su madre y tuvo acceso pleno al niño. Hasta le permitieron salir con él mientras lo llevara a dormir al domicilio de la abuela.
La jueza y el equipo técnico se pasaban uno al otro la orden de restitución a la mamá pero ninguno de los dos decidía. Mientras, el 12 de julio, Jano cumplió seis. “Pude hablar con él unos 15 minutos. Le dije que prontito íbamos a estar juntos”, contó Valeria.
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Los 90 días de restricción se cumplen el 9 de agosto pero con la jueza Martínez inhibida y sin que la Cámara se expida, Valeria no sabe qué puede pasar. En cada paso que da la acompañan Norita Cortiñas, Liliana Hendel y Pablo Pimentel de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, el Consejo Nacional de las Mujeres, el Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CASACIDN).
Mientras Valeria espera las decisiones de la justicia, Jano se las ingenia para estar cerca de su mamá. Le manda dibujitos y cartitas a través de sus compañeros de jardín. Sabe que los adultos no le pueden hablar de Valeria, por eso acude a los de su edad y se las arregla para hacer justicia con sus pinturitas.