Edición es hoy la carrera con mayor número de estudiantes ingresantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Quizá ese incremento se deba a que es la única de su tipo en una universidad pública en América del Sur, a que es más corta que una licenciatura (tres años) o a que genera expectativas de salida laboral (al menos las generaba hasta hace un tiempo, hoy la situación del campo editorial está cambiando drásticamente en nuestro país). A diferencia de otras carreras de la facultad, cuya matrícula está estancada o decreciendo, año a año cada vez hay más inscriptos en Edición.
Es también desde lejos la carrera más desfinanciada de la Facultad. Cuando fue creada hace 25 años, ya nació con dificultades presupuestarias: cátedras incompletas (sin profesores titulares, solo adjuntos a cargo) y un porcentaje enorme de docentes auxiliares sin salario. Esta situación no ha hecho más que empeorar ante la masividad de las cursadas. Hoy, el 70% de los docentes de la carrera no reciben salario. Para poner un ejemplo concreto, en la cátedra de la que estoy a cargo hace quince años, Teoría de los Medios y la Cultura, están cursando este cuatrimestre 557 estudiantes (es la cátedra más masiva de la facultad) y son siete los docentes no rentados, la más antigua de ellas, Julia Risler (Doctora en Ciencias Sociales e integrante del colectivo de activismo artístico Iconoclasistas) desde hace nueve años. Nueve años es demasiado tiempo, mucho más del que cualquiera se puede esperar el derecho mínimo de cualquier trabajador: un salario, obra social, aportes jubilatorios. Ser docente sin salario (con todos los deberes y compromisos de cualquier docente: estar al frente de un curso numeroso, corregir, tomar exámenes, preparar la materia, etc.) supone incluso pagar por dar clase. Pagar el viaje hasta la facultad, la bibliografía, un café si hace frío…
Todos nosotros nos formamos en la UBA (en el grado, en el posgrado, como investigadores y como docentes) y nos sentimos partícipes comprometidos y activos en la defensa de la universidad pública. Nos alegramos cuando la UBA es reconocida a nivel internacional. Pero también nos preguntamos: ¿hasta cuando la proclamada excelencia académica de la UBA se va a sostener sobre el trabajo impago y la falta de derechos de sus docentes?
Venimos reclamando ante las autoridades de la carrera, de la facultad y de la universidad hace mucho tiempo sin respuesta. Julia, nuestra querida compañera de cátedra hace casi una década, nos anunció hace un mes que iba a renunciar (¿y con qué argumento podemos pedirle que siga esperando a esta altura del partido?) y eso precipitó el malestar y el hartazgo ante tanta desidia y menosprecio. Decidimos salir a evidenciar públicamente esta situación, que muchos desconocen incluso dentro de la Facultad. Decidimos no abrir –de las trece comisiones de trabajos prácticos ofertadas este cuatrimestre- las siete comisiones a cargo de docentes sin renta. Decidimos volver a reclamar ante todas las autoridades responsables y pedir la solidaridad de los gremios docentes, de los estudiantes y de la comunidad universitaria. Decidimos también trasponer las puertas de la universidad para dar a conocer esta situación en la calle y a los medios de comunicación.
Lo cierto es que las autoridades de la Facultad insisten en que esta situación solo puede resolverse con una partida presupuestaria extra de Rectorado, y las autoridades del Rectorado replican que se trata de un problema interno de distribución de las rentas docentes asignadas a la Facultad. Los primeros denuncian un intento de ajuste. Los segundos hablan de un manejo poco transparente, desparejo y arbitrario de los recursos. En el medio, como rehenes de una interna política que nos excede, los docentes y los estudiantes seguimos sosteniendo la cursada en condiciones aberrantes.
En ese contexto hostil, decidimos avanzar en nuestro plan de lucha. Convocamos a estudiantes, docentes y a toda la comunidad universitaria a la jornada de protesta que haremos el miércoles 11 a partir de las 10 de la mañana en la puerta de Rectorado de la UBA, Viamonte 444, con una clase pública de Teoría de los Medios y la Cultura, y una acción gráfica colectiva. Ese día sesiona el Consejo Superior. Con el apoyo unánime del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras, estamos reclamando por una partida presupuestaria especial que ayude a resolver la situación de la carrera más masiva en estudiantes y más pauperizada de la Facultad.
No podemos naturalizar el trabajo sin salario ni avalar la comprensión de la política universitaria como un espacio capturado por lógicas tan mezquinas en su comprensión del otro como indiferentes a las condiciones en que se producen y circulan los conocimientos.