Durante casi una hora, el fiscal Oscar Ciruzzi explicó ante los jueces cómo fueron asesinadas la noche del viernes 20 de febrero de 2015 Elizabeth “Romi” Wilson, de 44 años, y su hija Estefanía Abril, de 19, en su departamento del barrio porteño de Constitución. “Solo y tan solo Juan José Campos estuvo en el departamento ese día”, dijo el fiscal. Antes de finalizar su alegato pidió la pena perpetua para el acusado por el delito de doble homicidio agravado por violencia de género.
Unas 40 amigas de Abril vestidas con remeras con las caras de las mujeres asesinadas, compartían las sillas de una sala de audiencias repleta. Las chicas que durante dos años y medio hicieron marchas para reclamar justicia y lograron la detención del acusado participaron de todas las audiencias del juicio. Campos siguió los alegatos desde una sala contigua a través del sistema de audio.
El fiscal citó los testimonios de los vecinos del edificio, que durante el juicio contaron que la noche del 20 de febrero de 2015 escucharon gritos de ayuda de una mujer y llamaron al 911. Una de ellas, Silvia Salas, se acercó a la puerta del departamento de las mujeres y escuchó que Romi gritaba: “la mataste, la mataste, auxilio socorro”.
“Esta es la crónica de una muerte presenciada por todos pero no vista por nadie”, dijo Ciruzzi. Según el fiscal, Campos asesinó primero a Abril y después atacó a su pareja. Esa noche, cuando llegó la policía, él y dos vecinos recibieron a la policía en la puerta del edificio. Los agentes recorrieron los 8 pisos del edificio de Constitución 1734 y se fueron: según cree el fiscal, en el departamento en el que Campos vivía con Romi y Abril estaban los cuerpos de las dos mujeres.
Al día siguiente, varios vecinos vieron al acusado en el edificio. Una le preguntó por los gritos de la noche anterior: “no pasa nada, está todo bien”, contestó él. Dos días después, Domingo Loiácono, el padre de crianza de Romi, fue hasta la casa porque hacía varios días que no tenía noticias de las mujeres. El hombre entró acompañado por una vecina y un policía. El cuerpo de Abril estaba en la bañera con agua hasta la mitad. Tenía cinco puñaladas. Romina estaba en living, tirada detrás de un futón y envuelta en una sábana, con tres cuchillazos.
El fiscal puso en contexto el doble femicidio y relató algunos episodios de violencia machista en la pareja. Durante el juicio, una vecina de la planta baja dijo haber escuchado una discusión entre Romi y Campos unos pocos días antes del doble crimen.
—Sos un hijo de puta mal parido. No te quiero ver más —le gritó ella. Y le pidió que subiera al departamento, juntara sus cosas y se fuera para siempre.
—Sí, voy a subir. Pero yo sé lo que tengo que hacer antes.
El fiscal también citó otros testimonios que demostraban que Campos era una persona celosa y que controlaba a su pareja.
“Un femicidio implica que el hombre asesinó por considerarse superior en términos jerárquicos, más allá de lo físico”, explicó a Cosecha Roja Mariana Barbitta, presidenta de la Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina, durante un cuarto intermedio. “El hombre no mata porque sí”, agregó la abogada, quien acompañó a las amigas de Abril durante la instrucción de la causa y se presentó como querellante en representación de una tía de Romina y tía abuela de Abril. Pero la mujer de 74 años falleció un mes antes del comienzo del juicio y el tribunal le impidió seguir siendo querellante.
El alegato de la defensa duró más de tres horas: planteó que no está plenamente acreditado que Campos haya matado a las dos mujeres. Según la autopsia Abril y Romi fueron asesinadas en un lapso de 24 horas entre el viernes 20 de febrero de 2015 a la tarde y el sábado. La abogada defensora dijo que los gritos que los vecinos escucharon el viernes a la noche podrían haber “provenido de otro lugar” y no del departamento en el que fueron asesinadas las mujeres.
Al día siguiente alrededor de las 11 de la mañana Campos compró un boleto en Retiro hacia Santa Fe, donde estuvo prófugo de la justicia durante dos años. Según la abogada, las mujeres podrían haber sido asesinadas el sábado 21 de febrero día por otra persona conocida.
Como planteo subsidiario, la defensora pidió que se descarten los dos agravantes que planteó el fiscal: que la víctima era pareja del homicida y que medió violencia de género. Incluso sostuvo que la figura del femicidio incluida en el Código Penal es inconstitucional porque ya existe el agravante cuando la víctima es pareja, ex pareja o familiar del homicida.
“Es una locura. La figura del femicidio excede ampliamente el ámbito familiar. Además hay una importancia simbólica de que estos delitos sean bien encuadrados para hacer visible la violencia de género”, explicó a Cosecha Roja Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) del Ministerio Público Fiscal de la Nación, que acompañó el trabajo del fiscal Ciruzzi.
Después de los alegatos el tribunal dictó un cuarto intermedio: el próximo miércoles leerán la sentencia.