Cuando Agustín Guevara llegó a la Plaza del Congreso, el 14 de diciembre a las 6 de la tarde, Gendarmería llevaba cuatro horas y media reprimiendo a los manifestantes. En el recinto de la Cámara de Diputados el oficialismo ya había levantado la sesión en la que se iba a debatir la reforma de la ley previsional.
Agustín había salido una hora antes de su casa en Mataderos. Pensaba dar una vuelta por el Congreso y después ir al restaurante de Once donde algunos días a la semana trabaja como cocinero. Al salir de la estación de subte Sáenz Peña encontró la zona sitiada por Gendarmería y respiró los gases lacrimógenos. Durante veinte minutos recorrió las calles laterales del Congreso buscando a una amiga a la que encontró en la esquina de Rivadavia y Callao, a unos metros del vallado.
Los dos amigos intentaron salir de la zona eludiendo gases y balas de goma. “Pasaban disparando en motos y nosotros tratábamos de escabullirnos donde no había quilombo”, contó a Cosecha Roja. En la esquina de Mitre y Callao vieron cómo detenían a un pibe. Él sacó su celular y se puso a filmar. El agente que estaba al frente del grupo lo señaló y otro lo tiró al piso.
—No estaba haciendo nada —alcanzó a decir antes de caer. La escena quedó registrada en el video que filmó con su celular.
—Callate que a vos te vine a buscar —le dijo el que lo había señalado.
Cuando estaba en el piso le pegaron entre ocho y diez gendarmes. Le pisaron la cabeza y el cuerpo. La escena quedó grabado en un video de un canal de noticias. Después lo esposaron y lo arrastraron por el piso lleno de piedras y botellas rotas. Cuando lo cargaron en la camioneta junto a su amiga le sangraban los brazos, la pierna, el pecho y la cara.
En la camioneta se encontró con otros detenidos que también habían levantado al voleo: dos chicos en situación de calle, una chica y un cocacolero que había ido a la movilización a trabajar.
Agustín pasó la noche en el edificio Centinela de Gendarmería, en Retiro, junto a otras trece personas. Entre ellos estaban Esteban Rossano, un chico de 19 años que estaba paseando por el Congreso y que pasará la navidad tras las rejas, y Damiana Negrín Barcellos, una estudiante de la Universidad Nacional de las Artes de 25 años a la que detuvieron cuando volvía de la facultad.
Al igual que a la mayoría de los 25 detenidos tras la marcha del jueves 14 de diciembre y los 64 apresados el lunes 18, Agustín fue acusado por los delitos de intimidación pública, lesiones leves, daños en bienes del Estado y resistencia a la autoridad. Hoy declaró ante uno de los secretarios del juez Claudio Bonadio. Primero le leyeron el acta de Gendarmería que decía que ese día un grupo de encapuchados tiró piedras y botellas a las fuerzas de seguridad. Abajo, sin detallar qué hizo cada uno, anotaron la lista de nombres de todos los detenidos. Agustín relató con detalles la secuencia desde el momento en que salió de su casa y mostró el video que estaba filmando cuando los gendarmes se le tiraron encima.