En las últimas semanas solo en Buenos Aires hubo al más de 30 trabajadoras y trabajadores de prensa que terminaron con heridas producto de la represión. La policía se ensañó de forma particular con quienes portaban una cámara: ARGRA contabilizó al menos 20 fotógrafxs con heridas de bala de goma. Muchas de ellas eran mujeres. Hablamos con cinco de ellas y les pedimos que nos cuenten cómo vivieron la represión. Este es el resultado.
Ayelén Rodriguez -32 años- integrante de Arte al Ataque
“Llegamos a la plaza organizadas, estábamos todas al sol aunque por momentos escapábamos hacia alguna sombra. Se empezaron a oír disparos y me alejé avisando que iba a sacar fotografías. Detrás de la barricada, pero sin cubrirme del todo, no advertí los disparos consecutivos que venían de un otro lado difuso por el gas: el primero golpeó en el parasol de cámara e inmediatamente el segundo se estrelló en mi cara, cerca del ojo izquierdo. Luego la vorágine: el cuidado de un compañero que me llevó hacia la plaza; el respiro de sangre ardiente por el gas; la huida multitudinaria sostenida por una compañera con gases cayendo entre nosotras; la preocupación por otras compañeras; una sala de hospital con médicos culpabilizándonos a mí, al obrero de Astilleros que había perdido el ojo, a los otros tres que también habían recibido una bala en el ojo como si la zona de disparo fuera azarosa. Nos miramos en la sala de espera, nos miramos con amigas al siguiente día, nos miramos con otras fotógrafas días después, nos miramos muchas los siguientes días y nos dimos cuenta que nos apuntaron, nos dispararon y que aunque nos quieran quitar los ojos, seguiremos viendo”.
Bárbara Leiva, 27 años – fotógrafa de Notas-Periodismo Popular
“Alrededor de las 18 hs cuando la mayoría de las personas se habían retirado, la policía motorizada de la ciudad empezó la cacería avanzando sobre av. de Mayo. Varixs fotógrafxs seguíamos registrando. Cuando llegaron a av. de Mayo y Salta, con un grupo de como seis o siete fotógrafxs nos quedamos en un esquina. La policía se acercó y nos disparó. Nos corrimos un poco y nos dispararon de nuevo. Ahí me dieron siete balazos de goma y a otra compañera también, mientras de fondo compañeros gritaban ¡Prensa, prensa!. Se fueron y enseguida varixs colegas se acercaron a auxiliarme. Me limpié las heridas y seguí sacando fotos en 9 de Julio, hasta que me di cuenta que rengueaba y me fui hasta el local de mi organización en las inmediaciones de Congreso donde compañerxs médicxs me curaron las heridas”.
Laura Quispe Pérez 35 años – freelancer – Corriendo la Voz
“Llegué a las 14hs a la plaza y me ubiqué frente al Congreso, adelante de la Poderosa (orga en la cual milito en Merlo, lugar al cual pertenezco). Enseguida empezaron los primeros disparos, los gases y las corridas. Me escondí detrás de un mástil y desde ahí empece a sacar fotos. Quise resistir los gases pero tuve que salir corriendo a buscar aire. Recuperada volví al mismo lugar y la policía avanzaba. Quise fotografiar de cerca a un policía y recibí gas en la cara, salí corriendo con los ojos cerrados hasta casi la mitad de la plaza casi a la altura de Montevideo y me cae un gas lacrimogeno cerca, el cual hace que me sea imposible salir de ahí, corro y me caigo, sentía como me rozaban las balas de goma. Me estaba ahogando envuelta en humo blanco. Al rato sentí que alguien me ayudaba y me llevaron hasta la boca de subte Saenz Peña. Entré en pánico porque me costaba respirar, mi corazón palpitaba muy rápido, temí convulsionar ya que tengo antecedentes. Como la policía avanzaba me llevaron al subte, hasta llegar a Once y desde ahí el Same me trasladó al hospital Ramos Mejía. Me dieron oxigeno, nebulizaron, me dieron suero, calmantes e ibuprofeno por la gran cefalea producto de la intoxicación. Estuve hasta las 19hs con suero. Me quedaron marcas de balines y dolor abdominal por las contracciones al respirar que me duraron varios días. Los dolores de cabeza me duraron dos dias, la médica me recetó ibuprofeno cada 6hs. Hasta el dia de hoy me afecta el sueño. La foto es de cuando me gasearon”.
Paula Ribas – 48 años – Reportera Gráfica de Telam- Socia de ARGRA
“El día lunes mientras tomaba imágenes de la vorágine de violencia que se produjo sobre la zona del anexo al Senado, y estando en una zona lateral al episodio para no estar expuesta ni a piedras ni a balines de goma, pero recibí varios impactos de balines de goma (10) en las piernas y abdomen, a una distancia que por suerte no produjo heridas serias pero si marcas fuertes y moretones. Continué trabajando para la agencia Telam hasta el desenlace final de todos los episodios, donde regresé a la agencia y se editó el material que quedó sin poder ser transmitido desde la calle”.
Stephanie Malen Zambrano – Colectivo fotográfico Fuente Ovejuna
“Éramos un grupo de siete fotografxs cubriendo la marcha. Alrededor de las 18:30, cuando ya habían desalojado la plaza, en Libertad y Avenida de Mayo los policìas avanzaban hacia nuestra dirección. Salieron de la formación dos de ellos, se acercaron al lugar en el que estábamos y comenzaron a disparar a un metro de distancia. Lxs compañerxs gritaban “prensa, prensa”, pero no se hicieron eco del grito y siguieron apuntando. En mi caso recibí seis disparos, seis balas de goma derramaron sangre en mi cuerpo. Esa tarde nos expusimos a dos tipos de violencias, la de la policía, pero también la de la vulnerabilidad de nuestros derechos como trabajadores de prensa, ya que no contamos con una obra social a la cual acudir para recibir asistencia médica. Aún bajo estas condiciones, con la piel y la dignidad lastimados, seguimos registrando y retratando este flagelo al pueblo”.